Alejandro González Avilés

Controles en los accesos a la comuna, gran parte del comercio cerrado, excepto negocios esenciales, como supermercados y farmacias, y poco flujo de personas se observó ayer en San Antonio en un nuevo fin de semana de cuarentena total tras el retroceso de la ciudad a la fase 2 del plan Paso a Paso.

Diario El Líder recorrió ayer las calles de la comuna para hacer una radiografía de este nuevo confinamiento que deben enfrentar los sanantoninos.

En general, se podría inferir que una gran parte de la comunidad sí está respetando la medida restrictiva, ya que en los principales puntos de la comuna se apreció un escaso flujo de personas cerca del mediodía de ayer.

En el caso del control ubicado en la entrada norte del puente Lo Gallardo, se observó un gran número de automóviles intentando a ingresar a San Antonio, aunque las esperas no fueron de muchos minutos. Fiscalizadores de Salud, Carabineros y efectivos del Ejército estaban solicitando los permisos respectivos a los automovilistas y sus acompañantes.

Fernando Martínez, residente de Santo Domingo, comentó, cerca de las 13 horas de ayer, que "tuve que venir a hacer unas compras que no podían esperar, pero para venir saqué mi permiso y crucé temprano y ahora ya voy de regreso".

"Cuando pasé en la mañana estaba más fluido el tránsito. Los camiones muchas veces complican la ruta, pero ahora de regreso espero pasar más rápido y regresar pronto a mi casa", aseveró Martínez.

Centro

En el centro de San Antonio gran parte del comercio permaneció cerrado y solo circulaban unas pocas personas que hacían compras en locales esenciales, como las farmacias.

Gloria Díaz, vecina de Barrancas, señaló que "vine a hacer una compra importante porque necesitaba unos medicamentos, así que usé mi permiso para poder salir, aunque en todo el camino no me tocó toparme con fiscalización, pero de todas maneras saqué mi permiso".

Efectivamente, durante el recorrido Diario El Líder no apreció fiscalizadores exigiendo permisos a las personas que transitaban por las calles.

Un panorama similar se registró en Barrancas, donde las solitarias calles recordaban la vigencia de la cuarentena.

Donde sí había más movimiento fue en Llolleo, donde se podían encontrar más negocios abiertos. El llolleíno Julio Riveros, justificó su presencia en las calles indicando que "vengo a hacer una compra muy puntual y luego ya me regreso a mi casa, aunque de todas maneras saqué mi permiso para poder salir, pero no me he encontrado con fiscalización".

"He visto poca gente en las calles, lo que indica que se están respetando las normas, pero también me sorprende no haber visto fiscalización", añadió.

"He visto poca gente en las calles, lo que indica que se están respetando las normas,

Julio Riveros,, vecino de Llolleo

"Aquí estamos muy complicados con el tema del alcantarillado. A mí me llegan todas las aguas servidas de la cuadra. Mi patio es una piscina de agua sucia y hedionda. Aunque vengan a limpiar, el problema no desaparece. Ya perdí la cuenta de las veces que he tenido que lidiar con esta situación".

Así comienza su testimonio Patricia González, una vecina de la calle Patria, en Barrancas, quien, al igual que otros pobladores, dice ya no dar más con las inundaciones y el mal olor que debe soportar por culpa de un colector comunitario de agua que se encuentra en mal estado.

Para ella, la situación pareciera no tener una solución concreta, ya que, pese a que se le practican limpiezas a las cámaras una y otra vez, el agua servida vuelve a aparecer en su propiedad, generándole cada día una enorme preocupación.

"Es tanta el agua servida que se genera en mi patio que a veces el camión de Esval tiene que pasar por toda mi casa para que pueda vaciar las cámaras. El olor es insoportable. Yo temo que esto afecte mi salud y la de mi sobrinanieta e hija, porque estos episodios pasan muy seguidos", relata la vecina.

Ana Bustos, otra pobladora de la calle Patria, recordó que "no es la primera vez que hacemos público esto. Hace tres años tuvimos este mismo problema. A mí se me reventó el baño y la cocina. El agua se sube constantemente y cuesta a veces lavar. Perdí dos lavadoras por culpa de esto e incluso tuve que arreglar mi casa", detalló.

Añadió que "hemos hablado con Esval, con el alcalde y con la Seremi con el fin de que se nos dé una solución porque si esto sigue ocurriendo vamos a sufrir una crisis sanitaria. Lo que necesitamos es que se cambié por completo el sistema, ya que no sirve de nada la limpieza".