La mujer que creyó en Abdulrazak Gurnah para el Nobel y tenía razón
El autor tanzano no figuraba en los favoritos para el galardón de Literatura, pero ayer fue sorprendido. La serie más vista del momento en Netflix encontró puntos en común en la erosionada clase media.
Javiera Palta Olmos - Javiera Palta Olmos
A primera hora de ayer, la Academia Sueca anunció que el novelista tanzano Abdulrazak Gurnah era el nuevo Premio Nobel de Literatura 2021. El comité destacó de su obra la "penetración intransigente y compasiva en los efectos del colonialismo y el destino del refugiado en el abismo entre culturas y continentes".
Nacido en la isla de Zanzíbar en 1948, Gurnah se instaló en Inglaterra a finales de los años sesenta y es autor de diez novelas, entre ellas "Memory of departure", "Pilgrims Way", "Dottie", "Paradise", "Admiring Silence" o "By the sea".
Sin embargo, sus libros no forman parte de las listas en cadenas de librerías chilenas ni tampoco en sitios de internet, a menos de que trate de algunos de sus éxitos en inglés como "Paradise". De todas formas, tiene tres de sus títulos en español: "En la orilla" (2003), "Paraíso" (1997) y "Precario silencio" (1998), todos ellos de editoriales extintas: Poliedro y El Aleph.
Gurnah comenzó a escribir a los 21 años como un joven refugiado tanzano en Reino Unido. Hasta su reciente jubilación, fue profesor de Literatura Inglesa y postcolonial en la Universidad de Kent, en Canterbury. El tema de la perturbación del refugiado, según la Academia Sueca, recorre toda su obra.
Gurnah es el quinto escritor africano galardonado con el Nobel, después de Wole Soyinka (Nigeria, 1986), Naguib Mahfuz (Egipto, 1988), y los sudafricanos Nadine Gordimer (1991) y John Maxwell Coetzee (2003).
Broma
De acuerdo al periódico El País, el escritor que hoy tiene 73 años recibió ayer la noticia en su cocina, a través de una llamada y, al igual que el ganador del Nobel de Química Benjamín List, no lo creyó.
"Pensé que era una broma. De verdad. Estas cosas, los nombres de los ganadores, suelen rondar durante días, incluso meses, me refiero a quién será el ganador. Esto no estaba en absoluto en mi mente. Es más, estaba pensando: '¿Quién lo ganará?'", dijo en una entrevista de la Academia.
Y es que la sorpresa del galardón dotado con 10 millones de coronas suecas, lo que equivaldría a un millón 138 mil dólares, no solo llegó al autor, ya que, a diferencia del keniata Ngugi wa Thiong'o, él estaba fuera de las listas de preferencias y de las apuestas. Incluso su editor en sueco confesó a la prensa local que nunca imaginó que Gurnah ganaría el premio.
De hecho, la página oficial del Premio Nobel inició una encuesta donde consultó a sus visitantes "¿Ha leído a Abdulrazak Gurnah?". Hasta el cierre de esta nota, el 95% de quienes participaron respondieron "No".
Campaña de mujer
Pese a que medio internet se mostró sorprendido por la noticia del reconocimiento de Gurnah, hubo una mujer cuya campaña para que el tanzano fuera reconocido llevaba ocho años.
"Profetizo que Abdulrazak Gurnah será candidateado al Nobel de Literatura", escribió en Twitter Evelyn Córdova Villanueva a inicios del 2013.
En conversación con este medio, la economista venezolana radicada en Chile asegura que se siente como una especie de Nostradamus, y que se alegra de haber acertado en su predicción.
Evelyn conoció la obra de Gurnah el mismo año en el que predijo su gran reconocimiento, gracias a uno de esos tomos descontinuados en español.
"Tenía un año de haber llegado a Chile como inmigrante. Soy venezolana y traje pocos libros cuando me mudé a Santiago. Había una librería frente al Palacio de La Moneda a la cual solía ir porque vendía libros que para mí eran muy buenos a precios muy bajos. Cuando entré a comprar libros, tenía justo en mi bolsillo lo que valía el libro de Abdulrazak Gurnah. Leí la contraportada y lo compré sin dudar", narra Córdova Villanueva.
Se trataba de "En la orilla", cuya forma de presentar la realidad conmovió a la mujer. "Como inmigrante sentía que necesitaba encontrar un nuevo hogar, y lo hice en su novela. Sobre todo por su sensibilidad y por incluir las voces de todos los actores que aparecen en una historia de inmigración como la que presentó en esa novela: 'Las voz de los vencidos y los 'vencedores', quienes al final de su historia, vemos que también sufrían en ese proceso", explica.
Respecto a la victoria del autor, la economista afirma estar feliz por el reconocimiento. "El Profesor Gurnah no se vale de un estilo superfluo para tratar temas como el colonialismo, por ejemplo. Su narrativa es potente y compasiva a la vez, lo que debía premiarse hace unos cuantos años atrás. Me alegra que haya llegado ese día", cierra.
La prueba de que no dudó
"Como inmigrante, sentía que necesitaba encontrar un nuevo hogar y lo hice en su novela",
Evelyn Córdova Villanueva
"Los nombres de los ganadores suelen rondar por meses, esto no estaba para nada en mi mente",
Abdulzarak Gurnah
"El juego del calamar":
la cultura surcoreana
conquista otra vez el mundo
En un mundo dominado por algoritmos personalizados y una oferta de contenido inabarcable, una serie surcoreana de nombre tan impreciso como "El Juego del calamar" es por estos días la ficción más vista en 90 países y va camino a convertirse en el mayor éxito de Netflix.
La plataforma televisiva, que suele guardar sus datos de audiencia con gran secretismo, ya adelantó que su nueva ficción "tiene muchas posibilidades de convertirse en su programa más importante", según afirmó su jefe de contenidos, Ted Sarandos.
De acuerdo con esta previsión, "El juego del calamar", que debutó el 17 de septiembre, podría sumar más de 82 millones de espectadores (cuentas de suscriptores) en su primer mes e imponerse así a "Bridgerton", "Lupin" y "The Witcher", hasta ahora las series de Netflix con mejor debut.
Se trata de un éxito que hace unos años parecía impensable para un formato rodado íntegramente en coreano, sin estrellas internacionales y que narra un imaginativo concurso en el que 456 personas agobiadas por las deudas compiten a vida o muerte por una jugosa cantidad de dinero.
Chile, Ecuador, España, Qatar y Oman son algunos de los 90 países en los que se mantiene en el número uno de Netflix.
Según las métricas de Google, las búsquedas relacionadas con la serie eclipsan a las de cualquier otro título, las zapatillas Vans que visten sus protagonistas han aumentado sus ventas en 7.800% y una operadora de internet surcoreana pidió a Netflix una indemnización por el incremento en el uso de banda tras el estreno.
Ee.uu. supera "alergia"
En EE.UU. tardó solo cuatro días en llegar a lo más alto, derribando el mito extendido entre los estudios de Hollywood de que el público estadounidense es incapaz de seguir formatos rodados en otro idioma que no sea el inglés, aunque la supuesta "alergia" a los subtítulos ya se había quebrado ante fenómenos en español, como "Money Heist" y "Élite", o en francés, en el caso de "Lupin".
"Es un crecimiento salvaje. Producimos contenido local en todo el mundo y queremos que tengan impacto en los países en los que se hacen, pero de vez en cuando uno rompe en todo el mundo", analizó Sarandos.
Puede que las palabras del cofundador de la plataforma hayan ayudado a impulsar el formato, pero desde luego su potencial pilló desprevenido a Netflix, que solo promocionó el lanzamiento de "El juego del calamar" en Corea del Sur y ni siquiera ofreció pases de prensa en Estados Unidos.
Desigualdades
A pesar de lo repentino que pueda resultar este fenómeno, "El juego del calamar" es una medalla más en la excelente estrategia de exportación cultural que Corea del Sur ha desarrollado en la última década.
Desde el baile del "Gangnam Style" hasta la fiebre por BTS y la histórica victoria de "Parasite" en los Oscar, el cine y la música surcoreanas han logrado penetrar en el consumo de masas de Occidente, que hasta hace poco solo prestaba atención a los países asiáticos con videojuegos y ficciones animadas japonesas.
Aunque muchos comparan "El juego del calamar" con productos anglosajones como "Los juegos del hambre" o "Black Mirror", lo cierto es que la serie (que de calamar no tiene nada) refleja la constante preocupación de Corea del Sur con la desigualdad y el endeudamiento.
"Las historias y los problemas de los personajes son extremadamente personalizados, pero también reflejan los problemas y las realidades de la sociedad coreana", detalló su creador Hwang Dong-hyuk.
La serie arranca con Seong Gi-hun, un hombre endeudado que contacta al organizador de una competencia que podría significar la solución a todos sus problemas. Allí encontrará a 455 personas de diferente clase social que comparte los mismos números rojos y lucharán de forma extrema por arreglarlos.
El argumento retrata la misma división social de "Parasite" o "Burning", una película independiente de 2008 que ganó el premio de la crítica en Cannes.
La economía surcoreana creció rápidamente en la segunda mitad del siglo XX y convirtió al país en una potencia mundial, pero las crisis económicas que ha encadenado desde 1990 fracturaron a una sociedad que, sin embargo, valora profundamente el estatus del éxito material.
Parece que Corea del Sur encontró en la erosión de la clase media una preocupación común con el resto del mundo.