Natividad Espinoza R.
Dormirse entre las 22.00 y 22.59 horas se asocia con un menor riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas, en comparación con hacerlo tanto antes como después de ese rango horario. Esto, de acuerdo con un nuevo estudio publicado en el European Heart Journal (Diario Europeo del Corazón), una revista de la Sociedad Europea de Cardiología.
El autor principal del estudio, el doctor David Plans, de la Universidad de Exeter (Reino Unido) explicó que el cuerpo tiene un reloj interno de 24 horas, llamado ritmo circadiano, que ayuda a regular el funcionamiento físico y mental y que "si bien no podemos concluir la causalidad de nuestro estudio, los resultados sugieren que la hora de acostarse puede alterar el reloj corporal, con consecuencias adversas para la salud cardiovascular".
Si bien numerosos análisis han investigado el vínculo entre la duración del sueño y las enfermedades cardiovasculares, la relación entre el horario del sueño y las mismas está poco explorada. Este estudio examinó la asociación con el inicio del sueño medido objetivamente, en vez de autoinformado, en una gran muestra.
Para la investigación se reclutaron -entre 2006 y 2010- 88.026 personas de entre 43 y 79 años, siendo la edad promedio de 61 años y el 58% de sexo femenino.
El procedimiento
Mediante el uso de un acelerómetro de muñeca, se documentaron por una semana los horarios de inicio y término de sueño de todos los participantes del estudio, quienes también completaron evaluaciones y cuestionarios demográficos, de estilo de vida, de salud y físicos. Luego, se les hizo un seguimiento para un nuevo diagnóstico de enfermedad cardiovascular, que se definió como ataque cardíaco, insuficiencia cardíaca, enfermedad cardíaca isquémica crónica, accidente cerebrovascular y ataque isquémico transitorio.
De este modo se vio que en un promedio de 5.7 años, 3.172 participantes (3.6%) desarrollaron enfermedad cardiovascular, siendo la incidencia más alta en aquellos con horas de sueño a medianoche o más tarde y más baja en aquellos con inicio del sueño de 22.00 a 22.59 horas.
El estudio arrojó que quienes iniciaban su sueño a la medianoche o después tenían un 25% más de riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares que quienes lo hacían en el rango "ideal", mientras que quienes iniciaban su descanso entre las 23.00 y 23.59 horas mostraron un 12% más de riesgo en comparación al mismo grupo. Asimismo, quienes se dormían antes de las 22.00 horas mostraron un 24% más de peligro de padecer estos males que quienes lo hacían entre las 22.00 y las 22.59 horas.
En un análisis adicional por sexo, la asociación con un mayor riesgo cardiovascular fue más fuerte entre las mujeres, por razones que aún se desconocen. Para Plans, esto podría deberse a diferencias en las respuestas del sistema endocrino.
Es importante considerar que para hacer más preciso el sondeo se agrupó a los voluntarios considerando otros factores, como la edad, sexo, duración del sueño, irregularidad del sueño, cronotipo autoinformado (madrugador o noctámbulo), tabaquismo, índice de masa corporal (IMC), diabetes, presión arterial, colesterol en sangre y nivel socioeconómico.
"Nuestro estudio indica que el momento óptimo para irse a dormir es en un punto específico del ciclo de 24 horas del cuerpo y las desviaciones pueden ser perjudiciales para la salud. El momento más riesgoso fue después de la medianoche, posiblemente porque puede reducir el probabilidad de ver la luz de la mañana, lo que restablece el reloj biológico", sostuvo Plans.
Añadió que si sus hallazgos se confirman en otros estudios, la hora del sueño y la higiene básica del sueño podrían ser un objetivo de salud pública de bajo costo para reducir el riesgo de enfermedad cardíaca.