En medio de una pena infinita fue despedido el pequeño Gaspar
La gente se volcó a las calles para acompañar el cortejo del niño fallecido en un trágico accidente ocurrido en una estación de servicio.
La tarde de ayer el dolor inenarrable de una familia enlutó a todo un cerro y le dolió a todo un pueblo cuando las bocinas de bullicio fúnebre avisaron por todas las calles que Bellavista estaba llorando por la triste despedida del pequeño Gaspar Rojas, fallecido en un trágico accidente que ocurrió la tarde del domingo en la estación de servicio Copec de la calle Lauro Barros, en pleno centro de San Antonio.
A las cinco de la tarde el cortejo salió de la calle Oscar Castro, número 551, hacia la avenida Litoral de Bruselas I y de ahí bajó por Nueva Bruselas hasta San Antonio de las Bodegas, para recorrer todo el centro de la ciudad hasta Llolleo, antes de llegar al destino final de la caravana en el cementerio Parque Mirador, en el mismo cerro Bellavista
Inmenso dolor
Patricia Velis, vecina de Bellavista, participó del cortejo y dijo a Diario El Líder que la muerte del pequeño Gaspar "es una pena terrible, todo esto es muy triste. Bellavista se desbordó por este angelito porque el dolor de estos padres es tan terrible que uno ni siquiera puede imaginárselo".
Fue difícil contar la cantidad de vehículos que participó en el funeral del pequeño Gaspar porque cuando la carroza cruzó por la plaza de San Antonio rumbo al Parque Mirador de Bellavista, a eso de las 18 horas, por lo menos 15 minutos más tarde seguían pasando automóviles con globos blancos y celestes tocando la bocina.
Antes del último adiós el angelito había sido bautizado post mortem en su casa de la calle Oscar Castro. En esa misma arteria vive la histórica dirigenta vecinal Pastora Zúñiga, quien afirmó que "esto es un dolor muy grande que conmovió a toda la población porque aquí en Bruselas I somos todos muy unidos y esta es una buena familia de nuestro barrio. Pero esto también golpeó a todo Bellavista, en toda esta gente, en toda esta unión, en todas las personas que llegaron a apoyar a esta familia en su dolor y a despedir a Gasparcito. Se ve que somos un cerro muy unido".
Evidentemente afectada por los trágicos sucesos del domingo, Pastora Zúñiga dijo que "uno entiende el dolor de esta familia, es muy duro por lo que están pasando, es demasiado doloroso tener una pérdida como esta, pasar por una cosa tan terrible como perder un hijo, es una cosa muy dolorosa".
Y el nudo en la garganta que se traga las palabras de la dirigenta vecinal se convierte en un sollozo que es al mismo tiempo el sollozo de toda una población que sufrió la terrible pérdida de un niñito de apenas dos años y 8 meses.
Por todo el trayecto sonaron las bocinas y la gente se detuvo al paso del cortejo para despedir con una mirada triste el cuerpo del pequeñito que fue acompañado de grandes fotografías, globos de colores y un camión cargado de flores.
Impacto en las calles
En la esquina de 21 de Mayo con Centenario, afuera del BancoEstado, don Rogelio González se quedó mirando la gigantografía pegada a un camión tres cuartos con la imagen de Gasparcito sacando la lengua, en un fondo celeste y rodeado de globos con la leyenda: "Te amamos. Nunca te olvidaremos. Siempre te tendremos en nuestro corazones".
"Mire qué lindo el mocosito amigo, en esa carita solo hay luz. Mire toda la tristeza de la gente, no se había visto una cosa así aquí en San Antonio, si es mucha gente la que lo está acompañando. ¿Se da cuenta que es injusta la vida amigo? Un niñito tan lindo como ese que se va tan luego y otros que hemos vivido tanto", reflexionó don Rogelio, que con sus años a cuestas se quedó mirando la foto del niño por un largo rato antes de seguir caminando, probablemente tratando de encontrar una respuesta a estas paradojas del destino.
Cuando la carroza ya enfilaba por Centenario de regreso hacia el Cerro Bellavista, escoltada por motoristas de Carabineros, en el otro extremo, a la altura de la plaza de San Antonio seguían pasando autos con globos tocando la bocina.
Y mientras el cerro lloraba el último adiós de Gaspar, la gente en la calle seguía consternada, con una mueca de tristeza en la mirada. Ocurre que la tarde del martes el dolor inenarrable de una familia enlutó a todo un cerro y le dolió a todo un pueblo.
"Bellavista se desbordó por este angelito porque el dolor de estos padres es tan terrible que uno ni siquiera puede imaginárselo",
Patricia Velis