Juegos en grupo, libros y plataformas: ¿Cómo evitar que escolares "desaprendan" en vacaciones?
La temporada estival representa un período de relajo para los estudiantes, pero alejarse de las aulas (físicas o virtuales) puede transformarse en un problema en su proceso de aprendizaje. Llaman a generar instancias para incentivarlos.
Ignacio Silva
Puede que sea el momento más esperado por los estudiantes durante todo el año académico, pero las vacaciones podrían representar un problema para ellos.
Así lo indicó hace algunos años la organización Enseña Chile, que en un estudio publicado en 2017 reveló que el receso de verano acentúa en un 66% la brecha escolar. La investigación consigna además que los niños tienden a desaprender el equivalente a dos meses de clases en habilidades matemáticas y entre uno y tres meses de clases en lenguaje.
"Las vacaciones, o cualquier periodo extenso en el que los niños no estén ejercitando el cerebro, les afecta directamente en lo que los expertos llaman la continuidad del aprendizaje. El cerebro es un músculo y, como tal, requiere de estímulos constantes para mantenerse en forma", explica Javier Arroyo, economista español y creador de Smartick, un multipremiado método online para enseñar matemáticas a niños.
Según el especialista, existe evidencia que señala que los niños pueden retroceder hasta tres meses en lo aprendido durante el año, "lo que significa que pueden desaprender y esto tiene un efecto negativo en el comienzo de su nueva etapa escolar".
Aunque advierte que aprender va más allá de lo que se enseña en las aulas, la Decana de la Facultad de Educación y Ciencias Sociales de la Universidad Central, Sonia Fuentes, apunta que si se entiende por "ejercitar el cerebro" desarrollar acciones o actividades "que persigan intencionadamente hacernos pensar", existe una oportunidad en las vacaciones para intencionarlas desde otros ambientes, con otros recursos.
"Más desde la actividad recreativa, en acciones de juego, de convivencia social", destaca la doctora en Psicología y Educación de la Universidad de Granada. "La tarea de ejercitar nuestra capacidad de pensar no debería estar asociada nunca a una tarea aburrida, desagradable o rutinaria. El ocio dirigido a jugar, a descubrir, a investigar, a inventar, crea oportunidades para aprender y para aprender a pensar".
En ello coincide Arroyo, quien advierte que aunque hay niños que gustan especialmente de la lectura, "lo habitual es que no quieran saber de un libro o de un cuaderno".
"La recomendación es diseñar juntos actividades que le puedan parecer entretenidas, con elementos cotidianos de su entorno de vacaciones", agrega.
¿entonces qué?
Sonia Fuentes es clara en asumir que si bien el verano es la época del año en la que los niños están ansiosos por disfrutar de su tiempo libre, las vacaciones son una oportunidad ideal para desarrollar otras competencias importantes, "como por ejemplo, la vinculación con el arte, con la música, con la lectura recreativa, con las habilidades sociales".
Javier Arroyo plantea que en ese sentido, para potenciar el aprendizaje de los estudiantes en el período estival se puede recurrir a juegos de salón, adivinanzas, armar puzzles o utilizar plataformas didácticas como Smartick.
"¿Cuántos pasos tuviste que dar para ir al borde del mar y regresar a la toalla? ¿De cuánto es el vuelto que nos tienen que dar por esta compra? ¿Quién es el que lee más rápido los carteles de la carretera? Sólo hay que ponerse creativo y brindarles una experiencia entretenida y que les ayude a mantener el cerebro activo", destaca.
Fuentes agrega que las actividades más adecuadas son las vivencias grupales, los juegos que desafían resolver problemas, la reflexión y el diálogo, el hacer preguntas, la participación social, las dramatizaciones y juegos de roles. "Además de la identificación de emociones o situaciones de control de impulsividad que deriven a hacer algo previamente pensado y planificado", comenta.
¿Otros beneficios de realizar estas actividades? La especialista apunta al desarrollo integral. "Los procedimientos de aprendizaje autónomo con estrategias de autorregulación se empiezan a construir muy temprano en los niños. El área de la 'autorregulación' es esencial para la activación de las funciones ejecutivas, claves para las relaciones sociales, la toma de decisiones, la organización de estrategias, establecimiento de metas, flexibilidad cognitiva, la planificación, entre otros", describe.
"Todas estas funciones permitirán los aprendizajes futuros. Todas las actividades y juegos que he mencionado ayudan a desarrollar estas funciones".