"En viaje" a los años dorados del veraneo en ferrocarril a San Antonio
A través de antiguas publicaciones se puede dar un breve recorrido por los atractivos que tenía la actual provincia de San Antonio entre los años cuarenta y setenta del siglo pasado.
En noviembre de 1933 salió a la luz la primera edición de la revista "En viaje", una publicación creada por la Empresa de Ferrocarriles del Estado (EFE) para promover el turismo y -obviamente- el uso del tren, medio de transporte que en 1921 llegó por primera vez a Cartagena.
Lo que hoy se conoce como el Litoral de los Poetas era el balneario de la provincia de Santiago, que incluía al Departamento de San Antonio. Este último agrupaba a los municipios de Cartagena, Santo Domingo, El Quisco, El Tabo, Navidad, Loica (que hoy es San Pedro de Melipilla) y, por su puesto, a San Antonio.
"En viaje", que se mantuvo en estaciones de trenes y quioscos hasta junio de 1973, nunca se cansó de promover los atractivos de la "costa de Santiago". ¿Suena raro? Sí, pero la idea de dividir al país en regiones partió mucho después y se convirtió en una realidad a partir de 1980.
En sus páginas retrató espacios que sucumbieron con el paso del tiempo, como las playas de Llolleo y Montemar (en Barrancas) y la Hostería Tejas Verdes. Revisando sus cientos de ediciones se puede obtener una idea de cómo fueron los veranos en la era dorada del ferrocarril a "San Antonio, el puerto de Santiago". Otra denominación inusual para la actualidad, pero no para mediados del siglo pasado.
1957
¡Aquí vamos! Nuestra primera estación es en enero de 1957 cuando la piscina de la Hostería de Tejas Verdes, donde hoy está el regimiento de la Escuela de Ingenieros del Ejército, acaparó la portada de "En viaje".
En su interior cuenta que "el balneario próximo a la desembocadura del río Maipo es uno de los más frecuentados por los extranjeros, pues además de su cercanía a Santiago, dispone de todas las comodidades y confort de los mejores establecimientos de su género. Cuenta con una hermosa piscina y con botes para excursionar por el río".
En esa edición también aparecieron Algarrobo, Las Cruces, El Tabo y Llolleo, que tenía "una playa amplia y numerosas residenciales y hoteles, que la convierten al igual que Cartagena, en un balneario popular".
Otro destino recomendado fue Montemar, en el sector de Barrancas, que luego cedió su espacio a las faenas portuarias. "Congrega año a año a miles de veraneantes que disfrutan de unas agradables vacaciones en un ambiente verdaderamente familiar", narra.
Ojalá haya sido un buen verano, porque en abril de ese año una serie de protestas motivó al gobierno de Carlos Ibáñez del Campo a sacar a los militares a la calle y declarar estado de sitio. Luego, en el invierno, un brote de influenza se extendió por todo Chile dejando cerca de 8 mil fallecidos.
1943
Más atrás, en julio de 1943, se describen los horrores de la Segunda Guerra Mundial en Europa y dedicaba la portada a decir que "Las américas unidas, unidas vencerán". Chile había sido presionado en enero para declarar la guerra a Alemania y Japón.
Pero en Chile había paz. El ejemplar de agosto habla de un "paraíso de calidad con noches bañadas de azul luminoso, de ratos de paz inefable y de arrullos eternos de las infinitas aguas". Se trata de Llolleo, localidad que, según la revista, "no tiene rincón que no incite a pensar en profundo los problemas que tonifican el alma".
El pasaje en tren costaba 30 pesos en primera clase y 12 en tercera.
Ese mismo año se destacó la pesca en el "puerto de la prosperidad", San Antonio, y el "balneario de moda", Tejas Verdes, otra vez.
Había una sección completa para avisos comerciales para el puerto. Se destacaba el "Salón Lucerna" de Centenario 90, con su "especialidad en pasteles finos, chocolates y refrescos"; y "Mangiola Hermanos", una tienda ubicada en Blanco Encalada que desde 1902 ofrecía suelas, pinturas, artículos de pesca y "tierras de colores nacionales e importadas".
Cartagena, Zapallar, Las Torpederas (Playa Ancha), Montemar (Barrancas) y Caleta Abarca (Viña del Mar) eran las playas más concurridas de la época.
Por aquellos años también ya se daba cuenta de una rivalidad de décadas: Valparaíso versus San Antonio. "Valparaíso ha tenido mala suerte. Primero fueron los piratas, después los terremotos y, cuando ya empezaban a ensanchar su señoría, el puerto de San Antonio se le cruzó en el camino", cuenta la edición de mayo.
1946
Unos años después, en 1946, se describe otro olvidado atractivo. Era "la navegación hacia las islas de Juan Fernández desde San Antonio, en los barcos que hacen el tráfico regular a esas bellas islas en busca de langostas y mariscos. El crucero dura siete días, de los cuales son tres de navegación y cuatro de permanencia en la romántica y legendaria isla".
Los sesenta
El encanto sanantonino duró años.
Los '60 son descritos como una época de bonanza. Un ejemplo de ello es la "nueva central telefónica automática" donde se instalaron equipos para dar respuesta a un "aumento del 163 por ciento en líneas telefónicas''. Además, la Compañía de Teléfonos de Chile (CTC) instaló un "conmutador", instrumento que permitía hacer llamadas de larga distancia. Todo esto se hizo en un moderno edificio para la época, que costó un millón 400 mil escudos, la moneda de esos años. El edificio de Centenario 329 sigue en pie.
En enero de 1964 el poeta ecuatoriano Rafael Coronel dedica unas líneas a la costa central y describe a Cartagena como "abundancia de toda cosa por sus calles de pendientes, que se clavan casi como cuchillas en plano inclinado hacia el mar; Cartagena es como un tobogán de automóviles. Viajar por allí es un placer y un campeonato de valentía; Cartagena es el balneario de los santiaguinos que fugándose de su semana de trabajo logran en el domingo sumergirse, en un día, en una vida de millonarios".
Los setenta
En 1971 Llolleo era una de las sedes de los veraneos masivos de los barrios populares impulsados por el gobierno de la Unidad Popular.
"En viaje" cuenta la historia de un "pecoso de 10 años que veraneaba en el camping de Llolleo, quien se puso a cantar más de diez veces "Ese mar que tranquilo te baña", línea del himno nacional.
Era su primer viaje al litoral. "Yo nunca había visto el mar. Sabía que era de agua, pero nunca creí que fuera tanta", decía el niño.
En 1973, ya en las últimas ediciones de la revista, quedan reflejados algunos problemas que hasta hoy se ven en la comuna puerto.
Se pensaba en la "separación jurisdiccional de Santiago y anexar el puerto a la provincia de O'Higgins. Santiago es demasiado grande y tiene muchos problemas para preocuparse de San Antonio, que entrega mucho más que lo que recibe. Solo si no existiera el puerto los santiaguinos se darían cuenta lo que significa para ellos".
Además, se describe como una "metrópoli" imperdible de la temporada estival, algo que tampoco nunca ha cesado.
"El litoral refrescante recibe un millón de santiaguinos, entre un día y otro. Desde Algarrobo hasta Santo Domingo, las playas reciben buena parte del mundo popular capitalino", consigna la publicación.
El "boom habitacional es increíble, debe batir todos los récords de superpoblación temporal mundial. Cartagena solamente de 7.000 residentes habituales sube a 400.000 alojados entre enero y febrero. Las autoridades sanitarias, de higiene ambiental, policiales, de abastecimientos y encargadas de la locomoción, se enferman de los nervios. Y el puerto sigue trabajando".
"Por eso los sanantoninos tienen razón para enojarse y exigir que, por lo menos, le reconozcan el sacrificio y su importancia", sentencia "En viaje".
"El San Antonio de hoy (1973) observa el futuro con tranquilidad y filosofía. Equidistante de las dos capitales de Chile: Valparaíso, marítima, y Santiago, política. Sabe que el centralismo no le obsequiará nada".