Experto en desastres naturales anticipa huracanes "feroces"
Richard Olson dijo que, para enfrentar el futuro, hay que probar sistemas, edificios y materiales de construcción ante vientos de 320 kilómetros por hora.
EFE
El investigador en desastres naturales Richard Olson alertó que en las próximas décadas se registrarán huracanes más "feroces" y, para prevenir sus efectos, trabaja en una instalación de pruebas "de escala sin igual" que combinará vientos extremos, marejadas ciclónicas y fuerte oleaje.
En entrevista con EFE, el director del Instituto de Eventos Extremos de la Universidad Internacional de Florida (FIU) predijo un aumento de "tempestades más severas" y, lo que es peor, del fenómeno de "intensificación rápida y tarde", algo que preocupa a los científicos y a las agencias de manejo de emergencias.
Uno de los últimos y mayores ejemplos de este fenómeno fue el huracán Michael, que en octubre de 2018 pasó en poco más de dos días de ser una tormenta tropical en el Golfo de México a un ciclón de categoría 5 justo antes de tocar tierra en Florida.
"Hay tempestades de categoría 2 o 3 que se intensifican en los últimos días justo antes de llegar a la costa a categoría 4 o 5, o supercinco" en la escala Saffir-Simpson, que clasifica los huracanes según la fuerza de sus vientos, explicó.
Y ahí radica otro de los retos para afrontar este panorama. Olson ve necesario actualizar la escala Saffir-Simpson y definir nuevas categorías que reflejen la magnitud de las tempestades que superan los 250 kilómetros por hora.
Un "animal perfecto"
El propio Olson, quien ha recorrido América tras el paso de huracanes como el Katrina (2005) o Mitch (1998) y terremotos como el de Ciudad de México (1985), reconoció que sintió "miedo" por la "casi perfección terrible" de Dorian, que en 2019 se convirtió en el huracán más poderoso en tocar tierra en la cuenca Atlántica, con vientos de 295 km/h, empatado con el ciclón llamado Labour Day (1935).
"Contemplando la escala Saffir-Simpson, para mí, la categoría 5 no capta la fuerza de un huracán de casi 300 km/h. Es un animal", dijo sobre un ciclón que, junto con Patricia, tocó tierra en México en 2015 con vientos de 345 km/h, anticipa un futuro preocupante.
Además, señaló, la escala más utilizada, la Saffir-Simpson, cojea de partida al sólo incluir los vientos y no tener en cuenta el peligro que supone el agua, ya sea por las marejadas ciclónicas, el oleaje o las inundaciones por lluvias. El ejemplo de este problema fue el huracán Sandy que en 2012 llegó a la costa noreste de EE.UU. como categoría 1, pero cuyas lluvias y marejadas ciclónicas causaron cerca de 150 muertos.
"Lo peligroso de analizar sólo los vientos es que pueden esconder la amenaza" del agua, explicó el profesor, quien citó un dicho en inglés :"Escóndete del viento y huye del agua", porque las estadísticas dicen que se pierden más vidas por las inundaciones y el fuerte oleaje que por los vientos.
Preparar el futuro
Y ahí entra en juego el proyecto de FIU, que recibió una subvención de US$12,8 millones de la Fundación Nacional de Ciencias (NSF) para diseñar una instalación de pruebas a gran escala capaz de soportar vientos de hasta 320 km/h, combinada con un depósito de agua para simular la marejada ciclónica y la acción de las olas. Esta instalación, de una "escala de sin igual", similar a un "estadio de fútbol", permitirá poner a prueba por primera vez sistemas y componentes con tres de los elementos más importantes de un huracán "en interacción".
Para Olson, Dorian la "clave" es el ciclón que debe sentar las bases para "poner a prueba los sistemas y estructuras" ante un nivel de "ferocidad" superlativo, porque, dijo, llegarán más huracanes de categoría "supercinco".
El profesor señaló la necesidad de pensar en lo "que va a pasar en 10 años" y anticipar ese tipo de tempestades. Asimismo, lamentó que Dorian fuese una "lección no bien aprendida" y recordó que estaba a dos días de Miami, donde pudo causar daños terribles al ser una zona tan poblada.
"Lo que indican los estudios del clima es que habrá más tempestades severas y por eso tenemos que hablar y avanzar con proyectos como el diseño del NICHE (nombre de la propuesta de FIU) para probar sistemas, edificios y componentes de construcción ante vientos de 290 km/h o hasta 320 km/h, argumentó.