La vecina de la Viuda 10 que conquista paladares con sus churros
Laura Martínez es muy conocida en el sector, ya que además de su emprendimiento es parte de la directiva de la junta de vecinos "Las Orquídeas". Ella asegura que su producto es el mejor de todo San Antonio. Aquí cuenta el porqué.
Laura Martínez Bustos cuenta que cuando llegó a vivir al pasaje Las Alpacas, en la viuda 10 de Llolleo, hace cerca de cuatro décadas, eran la segunda familia en radicarse en ese lugar, por lo que conoce a los vecinos desde siempre. Su cercanía y la buena disposición que tiene para ayudar a quienes lo requieren, la llevaron a ser elegida dentro de la directiva de la junta de vecinos "Las Orquídeas".
Con orgullo sostiene que se preocupa del cuidado de la sede social, la que ayuda a mantener limpia y ordenada, estado en el que exige que la entreguen las personas que hacen uso en diferentes ocasiones, ya que el inmueble acoge a lotas solidarias, beneficios, ceremonias, entre otras actividades.
-¿Cuánto tiempo lleva viviendo en la Viuda 10?
-Hace 36 años que vivo en Llolleo Alto. Somos la segunda familia que llegó al pasaje Las Alpacas. Mi segundo hijo llegó chiquitito, aprendió a caminar acá, hizo sus amigos, e incluso con uno de ellos son compadres y todavía se comunican.
-¿Qué es lo que más le gusta de este sector?
-Lo que más me gusta es la gente, porque hay vecinos muy cooperadores y sociables. Hay más cosas buenas que malas, aunque antes había un poco más de seguridad en el barrio.
-¿Los vecinos más antiguos se han quedado hasta ahora o se han ido?
-La mayoría de los vecinos siguen acá, se han ido muy pocos. Tenemos muchos adultos mayores porque las nuevas generaciones se han ido, han hecho su vida en otro lado.
Dirigenta vecinal
-¿Qué la hizo decidirse a integrar la directiva de la junta de vecinos?
-Soy la tesorera de la junta de vecinos desde hace dos periodos. Me motivé porque me gusta el trabajo social, poder ayudar y hacer cosas por nuestra población. En mi pasaje, Las Alpacas, son todos son muy cooperadores, al igual que los vecinos de otros pasajes. Cuando se trata de ayudar siempre están dispuestos a colaborar. Uno pasa por las casas y no hay ningún problema. Cuando hay que ayudar a alguien, nos unimos, ahí sale la fuerza.
Los MEJORES CHURROS
Esta carismática dirigente social también dedica su tiempo a su emprendimiento: la venta de churros y otras delicias ideales para la hora "del bajón".
En su carro, que tiene destacado el nombre "Churros Laurita", que ubica en la esquina de Las Alpacas con Los Aromos, cerca de su casa, ofrece su especialidad: churros, ya sea con relleno o simples. También conquista el paladar de los vecinos con sopaipillas y papas fritas.
-¿Cuánto tiempo lleva dedicada a la venta de churros?
-Vendo churros desde hace muchos años, pero antes trabajaba solo para el "18". Iba a las fondas del estadio de San Antonio y a las de Santo Domingo. El año pasado trabajé en la plaza de Llolleo, donde estaban instaladas las cocinerías.
-¿Qué recuerdos tiene de las Fiestas Patrias en el estadio Municipal de San Antonio?
-Tengo lindos recuerdos de esas Fiestas Patrias en las ramadas del estadio municipal. Yo vivía en Las Dunas y también iba a las fondas a pasear, disfrutaba mucho, fue una etapa muy buena. La gente iba en familia, lo pasaba bien con sus niños y era más seguro.
-¿Cuándo empezó a trabajar con el carro más seguido?
-Hace varios años que tengo el carro, pero como era "dieciochera", solo lo trabajaba para Fiestas Patrias. El resto del año lo dejaba guardado donde pago para tenerlo, porque no lo dejo en la calle. Hace tres años que trabajo en la esquina de Los Aromos con Las Alpacas. Me decidí a trabajar el carro porque tenía que sacarle provecho en beneficio mío y también de mi población, porque son vecinos de acá los que vienen a comprarme churros, sopaipillas y papas fritas. Los chiquillos saben que los precios que cobro son acorde al lugar.
-¿Qué es lo que más le piden y cómo le va con las ventas?
-A veces estoy todos los días y en otras ocasiones día por medio, porque también tengo cosas que hacer. No me hago millonaria, pero me va bien. Todo lo que uno recibe es bueno, todo es bienvenido. Lo que más me piden los lolos son los churros, pero también viene gente más adulta y en la noche prefieren las papas fritas. Ayer, por ejemplo, vendí muchas sopaipillas.
Tradición familiar
-¿Cómo aprendió a hacer los churros?
-Mi hermano me enseñó a hacer churros hace 16 años. Actualmente el trabaja en Las Cruces. Vengo de una familia churrera se podría decir, porque él les enseñó a sus hijos, a los nietos, es algo que ha pasado de generación en generación. Es como una tradición familiar que no falla. Yo siempre digo que mis churros son los más ricos de San Antonio, porque realmente la receta es muy buena.
-¿La afectó mucho la llegada de la pandemia?
-Cuando comenzó la pandemia seguí haciendo churros y los entregábamos con delivery, entonces estuve siempre ocupada. Una nuera que quedó sin trabajo durante unos meses me ayudaba a promocionarlos por las redes sociales y hacía los contactos. Vendimos muchos churros acá en el sector y también para otros lados como Cartagena y Santo Domingo.
-Usted siempre está haciendo algo, ¿a qué edad empezó a trabajar?
-Empecé a los 14 años. Mi mamá me tuvo que dar permiso. Trabajé descolando en la pesquera Sopesa alrededor de siete años. Era una labor difícil, pero cuando a uno le gusta lo que hace, no es un sacrificio porque lo hace con gusto.
-¿Qué echa de menos de antes de la pandemia?
-Muchos vecinos echan de menos los eventos como la Fiesta del Barrio, porque les permitía vender sus cositas. Venía mucha gente de todas partes. También ojalá vuelvan los Presupuesto Participativo, porque con dinero de esos fondos pudimos tirar arriba la sede de nuestra junta de vecinos.
-¿Qué le da energía para estar en la sede, ver las cosas de su casa y atender su carro?
-Me gusta escuchar música alegre cuando estoy haciendo las cosas. Lavo, cocino, hago todo lo que hacen las dueñas de casa, pero siempre con la radio prendida.
Esta semana Laurita entregó la documentación para obtener resolución sanitaria, con el objetivo de comercializar humitas. "Me quedan muy ricas", anuncia.
"Hace 36 años que vivo en Llolleo Alto. Somos la segunda familia que llegó al pasaje Las Alpacas. Mi segundo hijo llegó chiquitito, aprendió a caminar acá, hizo sus amigos, incluso con uno de ellos son compadres",
Laura Martínez
"Vendo churros hace muchos años, pero antes trabajaba solo para el "18". Iba a las fondas del estadio de San Antonio y a las de Santo Domingo".
"No me hago millonaria, pero me va bien. Todo lo que uno recibe es bueno, todo es bienvenido",
Laura Martínez