"El día que deba parar que me lo digan mis parientes, yo no podría decidirlo"
El 7 y 9 de octubre el ítalo-belga estará en el teatro Caupolicán repasando sus éxitos y también adelanta su nuevo disco.
Carolina Collins
Salvatore Adamo dice que cuando está sobre el escenario, con el público al frente, levita. Es su forma de explicar por qué a sus 78 años, 60 en la música, decide cruzar océanos para cantar una vez más las canciones que lo volvieron uno de los artistas más populares de los 60, casi tanto como The Beatles.
El cantautor ítalo-belga está en Chile desde la semana pasada con su gira "Es mi vida", que ya presentó en Arena Monticello y que hoy llevará al Gimnasio Municipal de Concepción; con un cierre de dos conciertos en el Teatro Caupolicán de Santiago fijados para el viernes 7 de octubre y el domingo 9.
Confiesa que en ese primer show el sábado pasado "por la emoción" no le salió la voz cuando se vio frente a cuatro mil personas. "Tenía mucho miedo, porque estaba muy cansado por el huso horario y a las seis de la tarde pensé: '¿Cómo voy a cantar esta noche tan cansado?'", reveló. "La garganta se me cerró, pero el público cantaba por mí, se dio cuenta. Después pude hablar de milagro, porque es así, a veces un cantante está enfermo o cansado y el primer paso en el escenario ¡guaf! Te levanta a 15 centímetros del suelo".
Cuenta que días antes de viajar, e incluso en el avión, estuvo estudiando las letras de sus canciones en español. Las escucha, las escribe y así va refrescando su memoria. Un ritual que repite cada vez que tiene que encender el interruptor que le permite pasar del italiano al francés y luego al castellano para cantar éxitos inmortales como "Mi gran noche" o "Mis manos en tu cintura".
"No sé cuál es mi idioma", dice el artista que nació en Italia, emigró a Bélgica (donde se habla francés y flamenco) y que popularizó su música en este lado del mundo en español. "Quizás tengo una facilidad de captar la musicalidad de un idioma. Me dicen que mi voz suena mejor en español y en italiano que en francés, porque hay vocablos más abiertos. Y a mí me gusta muchísimo, me aburriría de hacer siempre la misma cosas", explica. "Creo que soy un hombre con el que es difícil vivir, porque cuando tengo concierto es difícil hablar conmigo porque estoy estudiando las letras en mi cabeza, mi mujer al fin lo comprende, mis hijos también, los amigos un poquito menos", agrega.
-¿Y su familia comprende que a los 78 años siga haciendo giras?
-No solamente lo comprende, creo que son felices por mí. Pero yo cuento con la opinión de mi familia para que un día me digan 'sería mejor que pares', porque yo no me lo podría decir a mí mismo. Para mí el escenario es el lugar donde el artista levita a 20 centímetros del suelo.
La última vez que Adamo estuvo en Chile fue a fines de octubre de 2019, justo en pleno estallido social. Y se acuerda perfectamente.
-¿Qué recuerdos tiene de esa visita?
-Me acuerdo muy preciso, porque antes de todo no era seguro que pudiera venir, y me habían dicho 'tú decides si quieres venir o no, si no quieres comprendemos y cancelamos y se comprenderá'. Yo quise venir porque me gusta estar cerca de la gente y sus problemas, como de sus esperanzas. Y fue una oportunidad de conocer el otro lado de la vida de los que no tienen todo lo que necesitan para una vida normal y correcta. Lo decía en el 2019 que los que nos gobiernan, los políticos, deberían anticipar lo que el pueblo necesita y no esperar a que salgan a la calle para empezar a hacer cosas.