Invención y clausura en el folclor: María Luisa Sepúlveda y Oreste Plath
Parte de la musicología chilena contemporánea ha silenciado la estrecha relación entre la compositora y el folclorólogo. Este pasaje ayuda a comprender el desconocimiento de la historia de nuestro folclor.
Yvaín Eltit - Presidente Sociedad de Folclor Chileno.
La compositora María Luisa Sepúlveda Maira y el folclorólogo Oreste Plath se conocieron a finales de la década de 1930, debido a su preocupación por los pregones (sujetos populares que comunican oralmente una información de interés social), siendo el punto de partida para una sólida amistad.
No es casual que en la fundación de la Asociación Folklórica Chilena (Hoy Sociedad de Folclor Chileno), Plath convocó como una de los treinta miembros fundadores a María Luisa, sesión inaugural que se realizó en dependencias del Museo Histórico Nacional (MHN), el 3 de febrero de 1943. Es importante mencionar que asistió el compositor e intelectual Domingo Santa Cruz Wilson, desplomando la gran mentira del refundacionalismo musicológico, cuando supuestamente ambos compositores jamás se vincularon en un contexto del folclor.
En 1942 María Luisa publicó "La voz del pasado: pregones santiaguinos antiguos y otros temas folklóricos", un cuadernillo con temas campesinos y dibujos explicativos. En 1946 Oreste publicó "Baraja de Chile", un tratado folclorológico y de crítica social, ejemplificando en el capítulo sexto "La voz de las calles" con transcripciones musicales de ella.
Desde 1946 hasta 1959 en las Semanas del Folklore Chileno fueron organizadas por la Asociación Folklórica Chilena. María Luisa tocaba el piano y explicaba sus obras en el MHN.
Él fue el único hombre que le prologó y anotó piezas musicales de la compositora, entre ellas: "Cancionero chileno", canciones y tonadas chilenas del siglo diecinueve para canto y guitarra; algunas de ellas: "La aloja" (canción chillaneja); "Liray" (voz araucana), tonada chillaneja; "Chihuay huey" (voz araucana), canción chillaneja; "El Destino", tonada chillaneja; "Bartolillo", canción oída en un fundo de Quirihue, etc.
"Folklore musical infantil", para ser interpretadas en las escuelas del valle central y San Antonio. Como "En la raíz de una patagua", "Cara Catatumba", "Arroz con leche".
En 1950 ella le compuso "Huaso sureño", una cueca para guitarra y dos voces.
El 23 de agosto de 1951, Oreste pronunció un completo discurso biográfico sobre ella en la Semana del Folklore Chileno, con antecedentes que pocos podrían saber con tal exactitud, expresó: "Su música pianística, su obra creadora, es de real importancia y es ejecutada en toda América. Sus composiciones para piano se han ejecutado en Inglaterra y España".
Plath le presentó al folclorólogo argentino Tobías Rosemberg, gestionó la incorporación de ella como miembro correspondiente de la Asociación Tucumana del Folklore.
En los "Archivos Peruanos de Folklore" Año I Nº1 (1955) se relata la solicitud de datos y composiciones de María Luisa para ser transmitidos en la televisión brasileña, mediante gestión de Plath.
Después del deceso de la compositora el 4 de abril de 1958, él se entristeció, muy pocas ganas le quedaron por perseverar en la Asociación Folklórica Chilena.
Un testigo de los hechos, don Isidoro Vázquez de Acuña, historiador naval y consejero de la Sociedad de Folclor Chileno confidencia: "No es raro que don Oreste sepultara a la señora Sepúlveda, ellos andaban para arriba y para abajo juntos siempre".