La cartagenina que se enamoró de la pintura durante la pandemia
Isabel Zúñiga Chaura tomó los pinceles como una terapia para combatir el encierro obligatorio impuesto por las restricciones sanitarias. Hoy muestra sus avances y hasta ha participado en exposiciones con sus obras.
Pintar era uno de los pasatiempos preferidos de Isabel Zúñiga Chaura cuando era niña. Llenar de colores sus dibujos la alegraba, sin embargo, con el paso de los años se dedicó a su trabajo, atendiendo público en una inmobiliaria.
Cuando comenzaron las cuarentenas obligatorias por la pandemia del covid-19, esta vecina de Cartagena conoció gracias a una hermana la técnica del crochet decorativo, arte que no sólo le sirvió para distraerse, sino que sin darse cuenta se convirtió en el emprendimiento que tiene hasta hoy (@creaciones_izuch en Instagram), con el que participa en ferias de artesanos del balneario.
El arte y la creatividad, asegura, son parte de ADN, ya que su hermana tiene mucha habilidad para tejer y su hijo de 20 años también ha pintado. Además, destaca a su padre Hugo Zúñiga, conocido comunicador que por varios años ha realizado el programa "La hora de Cartagena", que se emite a través de Canal 2.
Actualmente Isabel lleva un año asistiendo a un curso de pintura, y está orgullosa con los avances que ha alcanzado, tanto así que ya está planificando algunos proyectos para mostrar sus nuevas obras.
-¿A qué te dedicas actualmente?
-Trabajo en una inmobiliaria en turnos de atención de público para captar clientes y me he dado a conocer en la comuna por un emprendimiento que es de crochet decorativo que se llama "Creaciones Izuch", donde también exhibo mis pinturas, pero en eso soy muy nueva. Mi profesora es Ivonne Fuentes y con ella hace un año empecé a aprender técnicas, porque es algo que me gustó de pequeña. Con eso estoy llenando mi alma con cosas lindas.
-¿Qué te motivó a acercarte a la pintura?
-Desde muy pequeña me llamó la atención. A los 17 años tenía una amiga que pintaba y le planteé la inquietud de que quería atreverme a hacerlo, pero ella, con un cierto dejo de egoísmo que lo entendí inmediatamente, no le dio mayor importancia.
Pintura en venecia
Una vivencia que siente como el impulso para desarrollar su talento en la pintura fue un viaje que realizó a Italia, un país donde el arte está en cada rincón.
"En el año 2000 tuvimos la oportunidad de participar en actividades que organizaba la Parroquia de Cartagena con motivo del Jubileo Juan Pablo II junto al padre Ricardo Reyes, el querido "Padre Chocolito". Trabajamos durante tres años, yo tenía 25 años", recuerda.
-¿Cómo fue esa experiencia para ti?
-Ese viaje fue maravilloso por la parte religiosa, que duraba diez días, pero nosotros tuvimos la fortuna de poder pagar para estar allá un mes. Nos llevaron al Vaticano y es una experiencia muy especial. Primero fuimos recibidos en un albergue que estaba ubicado en una iglesia. Después fuimos recorriendo otros lugares, hasta que la jornada de los diez días terminó. Nosotros nos quedamos y visitamos todos el norte de Italia, donde mi hermana tenía amigos. Siempre había querido conocer Venecia y ahí vi cómo pintaban en los paseos y me empezó a "picar el bichito" de la pintura. Pensé por qué yo no puedo.
-¿Cuándo te atreviste a capacitarte?
-Un día una vecina me comentó que iba a clases de pintura. Le pregunté si era muy caro y me explicó que era un taller de pintura que promovía la Municipalidad de Cartagena y que tenía una excelente profesora licenciada en arte. Partí de cero, porque una cosa es que pintes sola en la casa y otra muy distinta, que una persona preparada te vaya guiando. Quise revertir la pandemia con la pintura como una terapia. Las mujeres tenemos esa capacidad para reinventarnos.
-¿Estás satisfecha con lo que has avanzado?
-Cuando pinté mi primer girasol no me había gustado mucho, lo miraba y no me convencía, aún lo tengo guardado. Continué yendo a las clases y como mis orígenes son mapuches, dibujé a una mujer mapuche con su hijo. No fue más fácil, pero ya empecé a perder el temor a que no me quedara bien lo que hacía. En un momento por trabajo no pude seguir con las clases, pero después las retomé y ahora llevo un año desde que empecé a asistir al taller. Para mí todo es arte. La vida es tan hermosa, que en todo lo que hacemos hay arte.
-¿Cuándo comenzaste a mostrar tus obras al público?
-Empecé a mostrar cuadros de forma decorativa en los puestos de mi emprendimiento de crochet decorativo. Me encantan los colores, me caracterizo por mis colores vivos, fuertes, profundos y con fuerza. Así empezaron mis compañeros a fijarse en lo que hago. A veces la gente me hace comentarios sobre mis pinturas y yo me alegro de que les guste. Incluso me han querido comprar cuadros, pero como recién estoy empezando, no me he atrevido a venderlos.
-¿También realizas productos tejidos a crochet?
-Sí, estar encerrados en la pandemia fue caótico para muchos, entonces mi hermana me ofreció enseñarme algo. Me mostró un tutorial en YouTube y de esa manera empecé a aprender crochet decorativo. Lo primero que hice fue unas fundas personalizadas tejidas para tazones. Se las mostré a una vecina que es profesora, ella los llevó al colegio y me comenzaron a encargar. Así surgió mi emprendimiento. Después me llamaron para participar en ferias de emprendedores, algo que nunca había hecho.
Obras en antigalería
Al igual que otros artistas locales, la Antigalería FlorSyN, de la creadora sanantonina Flor Soiza, que se ubica en Villa Las Dunas, fue la vitrina para exhibir por primera vez sus obras, las que en esa oportunidad se enmarcaron en una muestra dedicada al pintor holandés Vincent Van Gogh.
"Entre julio y agosto tuvimos que hacer pinturas en el marco del aniversario de los 132 años de la muerte de Van Gogh. Yo tengo compañeras en las clases de pintura que llevan más de diez años pintando en el taller de Yolanda Zambrano de Cartagena, dirigido por Ivonne Fuentes. Fueron elegidos cuatro cuadros para que fueran exhibidos en la Antigalería de "FlorSyN", entre ellos uno mío que se llama 'La mirada de Vincent'. Traté de hacer su mirada profunda con una frase de él", dice con satisfacción.
-¿Qué sientes cuando a la gente le gusta lo que haces?
-Me asombra. En una exposición que tuvimos en la plaza de Cartagena me querían comprar dos cuadros y como eran los primeros que había hecho, me encariñé con ellos, son como un segundo hijo, pero el tenerlos ahí me inspiran a seguir. Lo he conversado bastante con la profesora y me dice que ya tengo que irlos soltando, porque tengo compañeros que venden hasta tres cuadros en el año, para recuperar dinero y para comprar telas e ir cambiando constantemente la pintura, el pincel, entre otros gastos.
-¿Ha sido importante el apoyo de tu familia para hacer arte?
-Pienso que el entorno a uno lo lleva a actuar de cierta forma. En mi caso siempre he estado rodeada de mucha cultura. Mi padre Hugo Zúñiga ha sido un comunicador de toda la vida, muy conocido acá en la zona. Él tiene una pequeña pero gran productora con la que hace el programa "La hora de Cartagena". A veces he investigado sobre algunos pintores y admiro todo lo que lograron al hacerse conocidos a nivel mundial. Yo no aspiro a tanto pero también pienso a la altura de mi vida que estoy pintando, sin embargo, me doy cuenta que para el arte no hay edad. En el taller de pintura hay un chico de 10 años y una abuelita de 81.
-¿Cómo es para ti ver a tu papá en lo que él hace?
-Es un incentivo de sobremanera, porque yo tengo 54 años y mi papá sigue actualizándose en el área de la tecnología en las comunicaciones. Siempre está estudiando, se prepara para hacer su programa, gestiona cosas. Lo admiro mucho, es una persona muy inteligente.
-¿Tienes proyectos a futuro?
-Tengo muchas ideas en mi cabeza. Una la voy a concretar muy pronto y tiene que ver con mis orígenes mapuches. Tengo muchas ganas de seguir pintando. Tengo mucha motivación, principalmente cuando mi hijo me dice: 'Ya mamá sigue pintando, es lo tuyo, aprende y no lo sueltes".
"Ese viaje (a Italia) fue maravilloso por la parte religiosa, que duraba diez días, pero nosotros tuvimos la fortuna de poder pagar para estar allá un mes",
Isabel Zúñiga
"Quise revertir la pandemia con la pintura como una terapia. Las mujeres tenemos esa capacidad para reinventarnos",
Isabel Zúñiga