Suelo de Santiago está bajando unos 25 milímetros por año por la sequía
El uso de aguas subterráneas también afecta, sobre todo a las zonas norte y sur de la capital, según estudio académico.
Camila Infanta S.
La explotación de aguas subterráneas y la sequía en Santiago está haciendo que el suelo baje hasta 25 mm cada año. Así lo determinó un estudio de monitoreo de la deformación del suelo en la capital que muestra que, a pesar de que la cuenca es relativamente estable, hay áreas que presentan hundimientos anómalos, especialmente al norte y al sur de la ciudad.
Gracias a una investigación realizada por los académicos Felipe Orellana, del Departamento de Ingeniería Civil, Edificación y Medio Ambiente de la Universidad La Sapienza (Roma); Marcos Moreno, del Departamento de Geofísica de la Universidad de Concepción; y Gonzalo Yáñez, del Departamento de Ingeniería Estructural y Geotécnica de la Universidad Católica de Chile, se determinó que los sectores con continuas bajas del nivel del suelo coinciden con áreas de explotación de agua subterránea para agricultura y consumo humano, y por la sequía; lo que ha hecho descender el nivel del agua en los últimos 10 años entre 1 y 0,3 metros al año.
"En Quilicura, Chicureo, Colina, Polpaico y Lampa (zona norte) la explotación y compactación del acuífero es más evidente y se nota una criticidad. Para Paine y Huelquén (sur) las deformaciones son evidentes en los últimos años, influenciadas por la agricultura intensiva de la zona", explicita la investigación "Monitoreo de deformación de alta resolución de DInSAR: implicaciones para riesgos geológicos y estabilidad del terreno en el área metropolitana zona de Santiago, Chile".
Una de las grandes conclusiones del informe es que las deformaciones del suelo no ocurrieron en un momento determinado, sino que son continuas, lo que indica que las extracciones de agua han seguido afectando la estabilidad del suelo durante el período investigado.
Según explicaron desde la casa de estudio participante del estudio, las deformaciones de la superficie terrestre son procesos lentos, por lo que no implican situaciones de riesgo inmediato ya que sus efectos se observan después de varios años; sin embargo, durante ese período sus efectos pueden cambiar la topografía de la superficie terrestre, causando daños a la población y la infraestructura civil.
Sin culpar a sismos
Otra de las conclusiones relevantes del estudio es que esa baja detectada en el suelo, no tiene evidencia que provenga de movimientos tectónicos, en particular vinculados a la actividad de la falla de San Ramón. Lo que sí se puede adjudicar a ello es un levantamiento general del área de unos 10 milímetros al año, por estar sobre la placa subductada por la tectónica entre las placas de Nazca y Sudamericana. Eso es un fenómeno normal.
"Sin embargo, no descartamos que la falla esté activa y que se necesite más tiempo de observaciones para estimar las posibles deformaciones a lo largo de ella", indica el artículo científico.
La investigación registró las deformaciones del suelo utilizando un radar de apertura sintética interferométrica diferencial multitemporal (DInSAR) de los satélites Sentinel 1A y 1 B, obteniendo un mapa de movimiento del suelo de alta resolución. Estos satélites son parte de misión Copernicus de la Agencia Espacial Europea. La interferometría de radar satelital multitemporal se basa en el análisis de una serie de imágenes, en este caso adquiridas entre mayo de 2018 y mayo de 2021.