Baja en ataques de tiburones a humanos podría ser mala noticia
El 2022 hubo 57 agresiones "no provocadas" de escualos, por debajo del promedio. Temen que sea por menor población.
EFE / N.E.
Los 57 ataques "no provocados" de tiburones a humanos registrados en 2022 son la cifra más baja de la década y ello puede "reflejar la disminución global documentada" de las poblaciones de escualos, dijo ayer la organización científica que se encarga de recopilar estos datos.
En 2020 la cifra fue también de 57, pero el promedio desde 2013 es de 74 ataques al año, indica el informe anual del Archivo Internacional de Ataques de Tiburones (Isaf, en inglés) de la Universidad de Florida (UF), ubicada en Gainesville, EE.UU.
Las muertes por esos ataques "no provocados" (es decir, en el hábitat natural de los animales y sin "provocación humana") también bajaron, de 9 en 2021 a 5 en 2022.
EE.UU. es el país donde se registraron el año pasado más ataques no provocados de tiburones (43) y Florida el estado con más casos (17) pero solo hubo una muerte, la de un buzo atacado a fin de año en la playa de Keawakapu, en Maui (Hawai).
La base de datos del Isaf rastrea los incidentes mundiales con escualos y destaca en su último informe que la mayor parte de estos se registraron en EE.UU. y Australia, este segundo país con 9 casos, además de ataques no provocados en Nueva Zelanda (1), Tailandia (1) y Brasil (1).
Sudáfrica tuvo dos ataques, ambos mortales, probablemente de tiburones blancos. Y dos ataques también fatales hubo en el Mar Rojo, en Egipto, donde "los encuentros con tiburones se consideran raros".
Menos tiburones
En términos generales, la cantidad de tiburones en los océanos del mundo ha disminuido, lo que puede haber "contribuido" a que se produzcan menos ataques, dijo Gavin Naylor, director del Programa para la Investigación de Tiburones del Museo de Historia Natural de Florida.
Naylor afirmó que "la mitad de las especies de tiburones están en peligro de extinción de una forma u otra, especialmente y sin duda por la sobrepesca", aunque también influye el aumento constante del turismo de playa y las actividades acuáticas y recreativas.
Asimismo, es probable que las muertes por ataques de escualos hayan disminuido porque "algunas áreas han implementado recientemente rigurosos protocolos de seguridad en las playas, especialmente en Australia", apuntó. No obstante, el domingo una adolescente murió en un río en Perth tras ser atacada por un tiburón.
Aunque hubo menos mordeduras de escualos el año pasado, el "aumento de incidentes en sitios localizados ha despertado la preocupación de los residentes y funcionarios gubernamentales en algunas áreas", resalta el informe.
Así, Nueva York, especialmente en Long Island, tuvo un récord de ocho mordeduras de escualos en 2022, en un mes, confirmadas y documentadas, por "la confluencia de varios elementos hasta convertirse en la tormenta perfecta", apuntó Naylor.
Uno de los factores del incremento de ataques en Long Island podría deberse al hecho de que los tiburones tigre se han instalado en la bahía de Great South, entre Long Island y Fire Island, donde, al parecer, encuentran un "vivero" y están "mejor protegidos de la depredación que en mar abierto".
Naylor opinó que la mayoría de las mordeduras en Long Island "probablemente se debió a tiburones tigre que fueron atraídos a la zona de 'surf' por la afluencia de carnaza".
Otro punto caliente es Hawai, una isla muy atractiva por sus playas y deportes acuáticos, pero en la que se encuentran grandes tiburones, al igual que en Australia, añadió.
Sin duda, los dos ataques fatales de escualos en el Mar Rojo el pasado 8 de enero fueron los que acapararon más titulares. Los ataques ocurrieron a menos de 1,6 kilómetros de distancia entre sí y pudieron deberse a un mismo tiburón.
Este tiburón primero "se identificó como un marrajo (Isurus oxyrinchus)", pero se cree, por la forma y coloración de las aletas, que pudo haber sido un tiburón tigre (Galeocerdo cuvier).