La joven y talentosa cantante sanantonina que comienza a destacar en el canto lírico
Nicol Martínez Mira tiene 19 años, es soprano e intérprete de la Big Band San Antonio y su privilegiada voz la ha llevado a ser parte de importantes eventos de ópera.
Nicol Martínez Mira comenzó a cantar en la etapa del colegio, donde siempre la elegían para representar al curso en cuanta velada o ceremonia realizaran. Eso le dio la experiencia para postular a la Big Band San Antonio, que dirige Patricio Baos, y hace cinco años se convirtió en cantante de esta agrupación musical, lo que, asegura, le ha servido para ganar confianza en sí misma y dejar atrás los nervios a la hora de subir a un escenario.
La joven artista que vive junto a sus padres y su hermana mayor en calle Lauro Barros, en pleno centro de la ciudad, está estudiando Canto Lírico en la Universidad de Chile con el apoyo de su familia, ya que, según cuenta, esta carrera no está adscrita a gratuidad ni tiene la opción para acceder a algún beneficio económico.
A pesar de su corta edad, Nicol ya ha sido parte de importantes eventos musicales en su calidad de soprano, donde ha destacado por voz e interpretación. El último fue el 18 de febrero en la "Gala de Ópera" que se efectuó en el Museo de San Antonio, donde el Salón de Simposios estuvo a toda su capacidad.
"Siempre me gustó cantar pero en realidad empecé en el colegio, en las típicas competencias que se hacen por alianzas en la semana de aniversario. Ahí cantaba de todo, lo que me pidieran", recuerda sobre sus inicios.
-¿Cómo llegaste a ser parte de la Big Band?
-Me volví cantante de la Big Band de San Antonio por mera casualidad porque empecé a hacer un taller de escritura en el Centro Cultural. Ahí tuve de compañera a la esposa del director de la Big Band, Teresita, y ella me dijo que me había escuchado cantar y que audicionara porque estaban buscando una cantante.
-¿Cuándo pasas a interesarte por el canto lírico?
-Después la directora del Coro Lírico del Centro Cultural también me escuchó y ahí empecé en el área Lírica, pero la que me motivó y me ayudó a cantar realmente lírico fue Angélica Camacho, la pianista. Ella me ayudó a perfeccionarme con las herramientas que podía entregarme, porque trabajó mucho tiempo en una universidad haciendo correpetidora. Después llegó Carolina Paredes (mezzosoprano) y también me dio unas clases y me ayudó para la audición para la universidad.
-¿Sigues actualmente en la Big Band?
-Sí, sigo en la Big Band y como ya soy mayor de edad tengo eventos que son pagados, pero es cuando colaboramos con la Big Band antigua. Estoy desde el 2018. Me encanta y me ha ayudado muchísimo en todo lo que es la presencia escénica. Incluso si no fuera por la Big Band no podría estar tranquila ahora que voy a participar en una Gala de Ópera, no podría dormir y andaría súper nerviosa.
-¿Cómo reaccionó tu familia cuando supieron que querías dedicarte al canto lírico?
-Siempre me han apoyado, pero les preocupaba si iba a tener trabajo porque el mundo lírico y musical en general es mucha oferta pero muy poca demanda. Entonces uno tiene que ser excepcionalmente bueno para hacerse un nombre, pero nunca me pusieron problemas o me obligaron a que estudiara otra carrera.
-¿Te costó decidirte por el canto lírico?
-En un momento estuve media indecisa y pensé en estudiar Derecho antes y después canto lírico, pero luego me di cuenta los años que tiene la carrera de canto lírico, que son ocho en total acá en Chile, y no se puede. Si quiero tener una carrera prolífera tengo que empezar joven. Hay cantantes que parten más grandes como a los 30 ó 40 años, pero se quedan en el país cantando en coros y no es lo que yo busco. A mí me interesa la puesta en escena, el llorar en el escenario.
-¿Te van a ver a las presentaciones tus papás?
-Siempre que se puede porque hay presentaciones que son privadas, por ejemplo hace poco se abrió un edificio nuevo en la Camanchaca y esa vez mis papás no me pudieron ir a ver porque era solo para los trabajadores, pero a todas las que son puertas abiertas van. Han sido un siete, han estado siempre presente.
-¿Cómo fue conocer a tus pares en la universidad?
-Por ese lado no tengo una muy buena experiencia. Los cantantes en sí son muy herméticos, no son mucho de compartir. Es un mundo que desgraciadamente tiene mucha envidia, si llega alguien que es medianamente bueno, no suelen alentarlo, sino que todo lo contrario. Tampoco he sido buena para hablar con gente de mi edad, me cohibo mucho. No sé por qué me desenvuelvo mejor con personas mayores que yo. En mi curso soy la menor de todos.
-¿Qué es lo más difícil de tu carrera?
-Hay distintos tipos de cantantes de ópera, algunos se especializan en el barroco. Yo me quiero especializar en el drama y el lado romántico. El canto lírico no es fácil, porque no requiere solo un esfuerzo físico de la zona de la garganta, sino que implica un esfuerzo mental y, al mismo tiempo, estar pendiente de todo mi cuerpo, si estoy utilizando bien todas mis herramientas porque se ocupa una respiración muy antinatural, porque no puedo mover ni siquiera los hombros cuando estoy cantando. Si tuviera que elegir solamente una dificultad, sería la respiración que es lo primordial en el canto lírico.
-¿Hay más difusión de la ópera en Santiago?
-En Santiago están todos los cantantes, también en Rancagua y Valparaíso. Estudio en la universidad, pero por decisión propia tomo clases particulares con otros profesores para complementar y estar moviendo la voz toda la semana. Un cantante necesita mínimo 30 minutos para vocalizar y las clases en la universidad duran 45 minutos, entonces en la semana tengo una hora y media de clases de canto, lo que es absurdo, porque los instrumentistas e intérpretes tienen clases toda la semana con instrumentos, por eso mejoran más rápido.
-¿Es cara la carrera de canto lírico?
-Es cara porque no está adscrita a la gratuidad en los primeros años. Es frustrante que no me den ningún beneficio porque no está adscrito ni a Junaeb o becas.
Apoyo familiar
El respaldo de los padres de Nicol, Leyla Mira y Claudio Martínez, ha sido incondicional. Sin dudarlo le ofrecieron ayudarla con el financiamiento de sus estudios, haciendo un gran esfuerzo a través del emprendimiento que tienen de venta de colaciones y banquetería.
"Ellos son los que me financian la carrera. Tengo que viajar todos los días porque me saldría más caro pagar arriendo y alimentación. Mis papás venden colaciones y hacen banquetes. Admiro su esfuerzo, no sé ni cómo lo hacen, porque yo no tengo un espíritu muy emprendedor. Lo único en lo que he sido constante, de verdad, es con la ópera.
-¿Cuánto tiempo llevan con el negocio tus papás?
-Mi papá trabajó un tiempo en la municipalidad porque era el chofer de la señora Lucía Menares cuando era alcaldesa, pero ya lleva como 20 años vendiendo almuerzos.
-¿Crees que falta actualizar los contenidos de las clases de música?
-Sí, totalmente. En el colegio te enseñan a tocar la flauta dulce y el proceso para leer partituras es muy básico porque como uno lo usa solamente ahí. Es difícil para un cantante aprender la parte teórica porque siempre nos dicen canta, escucha y apréndete la pista. Eso no pasa hasta que llegas a la universidad y tienes que aprenderlo de golpe. Algunos creen que estudiar música es sólo cantar, pero no es así, es muy difícil.
-¿Qué presentación ha sido la más importante para ti?
-El último aniversario de la Big Band que fue el 4 de diciembre. Ese fue el evento en que mejor me sentí. Además vino un amigo de Santiago y cuando estaba cantando sabía que él estaba en el público, entonces fue mucho más emocionante porque yo no suelo invitar a nadie. Ese evento fue muy bonito y canté cosas muy difíciles, que requerían mucho de mí.
"Hay cantantes que parten más grandes como a los 30 ó 40 años, pero se quedan en el país cantando en coros y no es lo que yo busco. A mí me interesa la puesta en escena, el llorar en el escenario",
Nicol Martínez
"Hay distintos tipos de cantantes de ópera, algunos se especializan en el barroco. Yo me quiero especializar en el drama y el lado romántico".