No hay nada de qué asombrarse
No hay nada de qué asombrarse
porque todo está pasando
o está pasando de todo
cada cual lo hace a su modo
o se prestan la plantilla.
A una indefensa chiquilla
le quitan el celular
cuando esperaba la micro
para ir a trabajar.
Tanta pena que me da
me agota este padecer
a una indefensa mujer
que al cuerpo lleva una guagua.
Y otra que lleva en la cuna
con pistola en la cabeza
sin elegir la comuna
en una calle cualquiera
le quitan el auto de una.
Esto y muchas otras cosas
están pasando aquí en Chile
a lo largo y a lo ancho
¿a quién le echamos la culpa?
o está mal pelado el chancho.
Es que el señor Presidente
no vive en la casa grande
templo de la democracia
donde tiene su oficina
y no corre la cortina.
En esta casa tan grande
instalaron la farmacia
que solo tiene aguantina
que es neutra pa la eficacia.
Perdón si digo algo malo
o no escribo nada bueno
yo soy un viejo iletrado
que vive con mucho miedo
igual que tantos chilenos.
Con todo respeto digo
a usted señor Presidente
que con su linda conversa
y sus palabras bonitas
llame usted a los delincuentes
y les dice claramente
que se dejen de joder
y paren la güeaita.
Eugenio Verdejo Delgado