Religión en lo docto y lo folclórico: aproximación a creencias populares
En una perfecta armonía la fe ha cautivado a la música clásica y al folclor chileno. Empezamos la Semana Santa acercándonos a la devoción como materia creativa.
Yvaín Eltit - Presidente Sociedad de Folclor Chileno.
En 1930 el ingeniero y compositor Próspero Bisquertt Prado escribió "Procesión del Cristo de Mayo", un precioso cuadro orquestal que recrea la atmósfera sonora ritual. Esta misma obra Bisquertt la dictó como conferencia en dependencias del Museo Histórico Nacional invitado por el musicólogo Carlos Lavín, integrándose como miembro de la Asociación Folklórica Chilena (Sociedad de Folclor Chileno) en 1954.
El compositor e intelectual Domingo Santa Cruz Wilson, fue experto en latín, lo habló con igual facilidad que el español, reflejo de eso es su primera obra sacra a los 20 años llamada "Tres motetes", con Salmo nº126 y oficio de Difuntos nº3. Preparó Te Deum (canto católico para alabar a Dios) y cantares. "Alabanzas del Adviento" (1952), para coro de niños y órgano, aún sin estrenar en Iberoamérica; u Oratorio Ieremiae Prophetae (Profeta Jeremías) motete-cantata para coro a seis voces, texto de la Quinta lamentación de Jeremías, creado en Isla Negra (1969).
Sin embargo, es el compositor Alfonso Letelier Llona quien profundizó prolíficamente en esta área. Su Op. 1 es una inédita "Misa solemne" para soprano, contralto, tenor, barítono, arpa, órgano y cuerdas, elaborada a los 17 años.
En 1930 compuso "La Magdalena", una ópera inconclusa.
En su catálogo figuran: "Ave María" y "Tantum ergo" (solo entonces) (1934); "Ocho canciones" para coro mixto (1934-1942), donde encontramos las obras "Los pinos" y "Pinares", las que se interpretaron en más de una ocasión por el conjunto "Los Madrigalistas". Ayer volvieron a oírse en el Concierto de Cuaresma en la Catedral Metropolitana de Santiago, organizado con la Sociedad Bach y la Sociedad de Folclor Chileno.
Entre las emblemáticas hayamos "Vitrales de la Anunciación" (1950), "La historia de Tobías y Sara" (1955), "Cinco Antífonas" (1979)", "El hombre ante la ciencia" (1985) y "Nocturno" (1991).
En la lira popular se cantaban hechos históricos y cotidianos, al igual que sucesos como la Semana Santa y lo que las escrituras sagradas afirmaban para los creyentes. Un poeta diestro en el tema fue Juan Bautista Peralta.
El folclorólogo Oreste Plath publicó "Folklore religioso chileno" (1966), sistematizando una vasta categoría del folclor. Marcó un precedente al retratar con maestría las diversas subcategorías, en la presentación explica p. 7: "El tema religioso-folklórico en Chile, resplandece en poliédricas facetas. Estas manifestaciones se comprueban en sus máximos
centros demográficos, pero se controlan a fondo en los periféricos".
Desglosa una por una las expresiones de la fe del pueblo. Desde el fervor por los patronos, como San José para los carpinteros y San Antonio para los arrieros; oraciones para pasar los golpes, el parto y el dolor de muelas. Relaciones de parentesco espiritual como padrinos y compadres; nombres de lugares y asociaciones de santidad, hasta un completo calendario religioso que detalla ceremonias, cofradías y zonas geográficas, entre otros asuntos.