El carismático vendedor de las "palmeritas del amor" que se ganó el cariño de los sanantoninos
Marcelo Duarte Jerez perdió la visión a los 24 años, sin embargo, gracias a su gran fe pudo seguir adelante con una actitud positiva y alegre. El comerciante necesita ayuda para reparar su casa antes que llegue la lluvia.
"¡Chiquillas, lleven las palmeritas del amor, están ricas las palmeritas, están baratas las palmeritas, a 600 pesos!". Ese es el grito con el que Marcelo Duarte Jerez (50) ofrece su tradicional producto mientras recorre cada viernes la feria libre de Villa Italia y los sábados la de Tejas Verdes, abriéndose paso entre las personas que comparan precios y calidad de la fruta y la verdura, antes de decidirse por el "casero" al que le comprarán.
El resto de la semana, la rutina es la misma, pero en Barrancas. Con su canasto de mimbre y provisto de su bastón y un piso donde se sienta a esperar a sus clientes, este vecino de Tejas Verdes llega de lunes a jueves, durante las mañanas, hasta el edificio consistorial de la Municipalidad de San Antonio buscando ofrecerles sus deliciosas palmeras a quienes acuden a hacer trámites hasta el recinto ubicado en la avenida Barros Luco.
Para Marcelo, la pérdida de su visión hace 25 años fue una oportunidad que agradece, ya que destaca que antes pudo ver y conocer todo lo que lo rodeaba. Actualmente tiene metas que quiere alcanzar, como aprender el sistema de lectura y escritura táctil para no videntes, braille, y conseguir que alguien lo ayude con algunos arreglos en la techumbre de su hogar.
"Llevo seis años vendiendo las palmeritas, porque como llevo mucho tiempo ciego, no encontraba la forma de conseguir un trabajo. Así es que aquí encontré una fuente de ingresos y me sirve de terapia", cuenta .
-¿Cómo perdiste la vista?
-Yo nací con problemas a la vista. Tenía miopía, hasta que avanzó y después me entró glaucoma cuando tenía alrededor de 20 años. A los 24 no podía soportar los dolores y me operaron. Yo decidí que me operaran los nervios ópticos. Si ahora hay alguna tecnología para el glaucoma no me sirve, porque ya no puedo operarme, ya me quedé así. Pero siempre digo que en vez de perder, gané, porque me siento privilegiado de ser así.
-¿En qué sentido te sientes privilegiado?
-Todos los días conozco gente, me gusta trabajar en la calle en lo que hago. Me va mejor que antes porque era medio desordenado cuando veía.
-¿A qué te dedicabas antes?
-Trabajaba en construcción. Tuve una fábrica de vibrado que duró poco porque quedé ciego. Ya di vuelta la página, son 25 años que estoy así. La gente me respeta y gracias a Dios no he tenido ningún problema. Los mismos choferes de la micro ya me conocen y saben que me bajo acá (en la Municipalidad). A veces se olvidan y me he bajado en la Torre Bioceánica y en San Antonio, pero casi siempre me avisan. Por lo general, siempre son amables conmigo. Algunas veces no me cobran el pasaje y yo les agradezco la atención con una palmera.
-¿Por qué quisiste compartir tu historia con Diario El Líder?
-Tenía muchas ganas de que me entrevistaran para que las personas que siempre me ven trabajando conocieran el estilo de vida que tengo. Aprovecho de agradecerle a la gente que viene a comprarme y ojalá sigan viniendo.
-Dijiste que eras desordenado cuando "lolo", ¿qué te gustaba hacer?
-Me gustaba el carrete, ir a fiestas, compartir con mis amigos. No tenía muchas oportunidades con las chicas porque como usaba lentes "poto de botella", así es que era como una vía de escape más que nada, pero ahora estoy bien, tengo una buena familia, mi mamá y mi hermana que siempre me apoyan.
-¿Trabaja alguien más de tu familia?
-Sí, mi hermana es manipuladora de alimentos. Mi mamá no puede trabajar porque ya es de la tercera edad y tiene sus problemas, así es que para eso trabajo también, para ayudar en la casa y comprarme mis cosas. Espero que pronto salga mi casa también.
Miedo a la lluvia
Este carismático sanantonino necesita ayuda con urgencia para arreglar el techo de su casita. Si alguien le quiere dar "una manito" lo puede encontrar en los lugares que visita en la semana, ya que su teléfono celular se descompuso y no puede recibir llamados.
-¿El invierno es malo para ti por el clima?
-Es malo en el sentido que no puedo trabajar cuando hay lluvia. Por ejemplo, ahora estoy complicado, porque vivo en el mismo sitio que mi familia. Cuando estaba el alcalde Omar Vera, él me regaló una mediagua y como me llovía, me trajeron otra, las junté y me hice una casita. Hace como 12 años. Yo le pegué la cerámica en el piso y en la cocina, porque a eso me dedicaba antes, hacía radieres, todo lo que es albañilería. Pero ahora tiene la techumbre mala y no tengo para pagarle a un maestro. He venido a pedir ayuda a la muni, pero dicen que no hay recursos ni materiales. Así es que no sé cómo voy a hacerlo ahora que viene lluvia.
-Aprovecha y haz un llamado por si alguien te puede ayudar…
-En este minuto necesito materiales y alguien que me ayude a arreglar el techo para no lloverme, porque no tengo los recursos para comprar las cosas. He intentado juntar platita pero como gano al día no se puede mucho. Además, que la pensión que uno recibe es poca, sirve pero no alcanza. Si alguien me puede ayudar se lo agradecería.
-¿Conoces el sistema braille?
-Ese es otro problema. A mí me gustaría aprender el braille, pero acá en San Antonio no hay dónde a uno le enseñen y no entiendo. No soy el único que está interesado en aprender. Uno de repente quiere leer un libro o distraerse, porque nos movemos en nuestro metro cuadrado y eso nos 'friega' más. Yo tuve la fortuna de que el Señor de arriba me preparó para salir a la calle, pero hay gente que no la tiene. Pienso que es más problema nacer sin vista porque la gente no conoce nada del mundo, pura oscuridad nomás.
-¿Crees que hace falta que se considere más a los discapacitados?
-Por supuesto, pero creo que las personas no videntes como yo estamos más atrasados que otros, porque la gente que usa silla de ruedas tiene más accesos con rampas que han instalado, pasamanos, pero para nosotros no hay programas como para aprender el braille y es necesario porque hay niños que también tienen este problema. No hay una organización o un club que agrupe a los no videntes para que puedan compartir. Me habían invitado a un grupo que estaban armando, pero al final no pasó nada.
-¿Tuviste algún apoyo sicológico cuando perdiste la vista?
-Con todo esto me dieron crisis de pánico, entonces me atiendo en Salud Mental, porque es algo que no se quita, hay que aprender a vivir con eso. Tomo mis pastillas y cada cierto tiempo tengo que ir al sicólogo. Cuando recién me pasó, estuve varios meses encerrado, no quería salir para ningún lado, no quería hablar con nadie, ni con mi familia. Fue algo pesado, pero la decisión la tomé yo, no el médico porque él podría haberme dicho que esperara hasta que saliera una operación para el glaucoma, pero los dolores que tenía a los ojos y al cerebro eran terribles, no se los doy a nadie.
-¿De dónde salió lo de "las palmeritas del amor"?
-(Ríe) No sé, se me ocurrió un día que estaba en la feria y quedaron así. Ahora voy a la feria del Montemar y andan todos con las "papitas del amor", las "zanahorias del amor", me están copiando. Antes también vendía pan de huevo, pero ya no traigo porque el caballero que me entregaba ahora hace empanadas, cambió de rubro y hasta ahí nomás llegaron los panes de huevo. Con esto igual me va bien, no es mucho lo que se gana, pero todo sirve. Lo importante es ganarse la plata honradamente.
-¿Qué te gusta hacer cuando estas en tu casa?
-Escucho música y la tele. Asisto a una capilla, pero a raíz de esto no puedo hacer una lectura, dar un sermón, pero voy de oyente y cuando me toca hablar cuento las cosas que me pasan a mí.
-¿Te gusta el fútbol?
-Sí, me gusta Colocolito. Antes jugaba, pero pocas veces porque como usaba "potos de botella" era peligroso para mí y para los contrincantes. Usé esos lentes de los 5 a los 17 años más o menos.
-¿Qué es lo mejor de tus palmeras?
-Son ricas y fresquitas porque no me gustan que estén en la bolsa tres días, se venden altiro. La gente se da cuenta porque después de algunos días cambia la textura.
-¿Hay alguna fecha en que vendes más?
-En el verano y los fines de semana largo. También cuando hacen eventos en la muni y no me va a creer, pero cuando hay protestas vendo harto porque llega harta gente y me meto entremedio. El año pasado hubo una protesta de las tomas y yo me puse a apoyar y así uno cae bien. Igual soy medio chacotero también.
"Llevo seis años vendiendo las palmeritas, porque como llevo mucho tiempo ciego, no encontraba la forma de conseguir un trabajo",
Marcelo Duarte
"Yo nací con problemas a la vista. Tenía miopía, hasta que avanzó y después me entró glaucoma cuando tenía alrededor de 20 años. A los 24 no podía soportar los dolores y me operaron",
Marcelo Duarte