Secretos de María Luisa Sepúlveda: hallazgos de un enigma inconcluso
Comienzan a surgir nuevos aportes que perfilan a la mítica compositora. Gran parte de su producción musical se han cantado en San Antonio y sus alrededores.
Yvaín Eltit - Presidente Sociedad de Folclor Chileno.
María Luisa Sepúlveda Maira (1883-1958), compositora e investigadora, vivió independientemente en calle Lira nº560, Santiago, junto a su hermana mayor María Mercedes Moreno Maira, la cual falleció en este domicilio víctima de una hemorragia cerebral el 28 de octubre de 1938 a los 70 años. Sus restos descansan en un nicho apartado en el Cementerio General de Santiago. En este camposanto se encuentran más de una docena de parientes de la compositora.
María Luisa imprimía de manera autónoma su catálogo. Se detallan diversas creaciones, primero se mencionan las de canto y piano: "El imposible" (zamacueca); las tonadas "Corazón", "Te quiero porque te quiero" y "Vivir"; y de inspiración religiosa "Ave María".
Las obras folclóricas con el Cancionero chileno, dividido en: "Primera serie para canto y piano", y "Canto y guitarra, segunda serie". Además de "La voz del pasado" (pregones antiguos).
La sección de cantos escolares: "14 cantos escolares a voces solas"; "Ronda primaveral" y "Ronda de paz", ambas para canto y piano. Así como dos rondas con letras de la Premio Nobel Gabriela Mistral.
En educación musical: "El amigo del niño" (método moderno de piano), y "Método de guitarra": enseñanza musical del solfeo (adiestramiento para leer y entonar la notación musical).
En la última parte las obras para piano: "Estudio en La Bemol", "Dos estudios", "Dos trozos" (El afilador y toque de campanas), "Greca" y "Carrousel".
Concluye con el "Preludio para arpa".
En la contraportada se ofrecen clases de piano, armonía y composición.
Después de 1943 su íntima amistad con el folclorólogo Oreste Plath se cristalizó. don Isidoro Vázquez de Acuña, historiador naval y consejero de la Sociedad de Folclor Chileno, testigo de ese vínculo confidencia: "Entre ellos nada era al azar, a las sesiones de la Asociación Folklórica Chilena (Sociedad de Folclor Chileno) llegaban y se iban juntos siempre. El musicólogo Carlos Lavín me comentó que todas las partituras sentimentales que la señora Sepúlveda trabajó desde 1945 fueron para Oreste".
Legado de la estrecha relación de ambos están: "La rosa y el clavel" (1940), "No es preciso" (1949) y "Huaso sureño" (1950), entre otras. Más de una pieza la retocó para Plath.
El folclorólogo fue el único hombre que prologó sus composiciones y detalló un vasto discurso sobre María Luisa con antecedentes personales (1951).
Su última obra fue "El trigo", una ronda para canto y piano que explica el proceso de la trilla a la chilena, publicado en "Rondas y juegos rítmicos" de Ema Arellano de Sánchez (1958).
Sus últimos días estuvo internada en la Asistencia Pública Central. María Luisa Sepúlveda Maira falleció el 4 de abril de 1958 a los 75 años. Sus restos descansan en el Cementerio Católico de Recoleta en un nicho perpetuo.
El pase de sepultación muestra que murió por una uremia (síndrome producido por la acumulación en la sangre de sustancias nitrogenadas, normalmente eliminadas por la orina, deriva en insuficiencia renal).
El hecho derrumbó emocionalmente a Oreste Plath, ocasionándole una pérdida mortal de la que nunca se repuso.