Vecina de Cartagena entregó su cuerpo a la ciencia: nieta cuenta cómo fue la donación
María Raquel Santis Urra tomó la decisión cuando tenía 80 años y tras su deceso, el 11 de mayo, la familia honró su decisión y entregó su cuerpo a la Universidad Católica.
Hace aproximadamente siete años, la vecina de Cartagena María Raquel Santis Urra vio un reportaje en la televisión que abordaba el tema de la donación de cuerpos a la ciencia y optó por hacer lo mismo.
Es una decisión poco común, a veces difícil de asimilar para las familias, pero que en este caso aceptaron con la intención de honrar la voluntad de su matriarca, quien falleció el pasado jueves 11 de mayo, a los 87 años.
Hoy cuentan cómo fue el proceso.
DONACIÓN
Al hacerlo, la persona permite que su cuerpo sea utilizado para el estudio anatómico y la formación de profesionales de la salud, la investigación médica, el avance científico y el desarrollo de nuevas técnicas y tratamientos.
Intrigada por esta opción, le pidió a su nieta Camila Ortiz García indagar si su universidad, la Universidad Católica de Santiago, ofrecía esta posibilidad.
"Averigüé y fui presencialmente al Departamento de Anatomía de la UC y me explicaron en una sala de reuniones cómo era todo el proceso", dijo Camila en conversación con El Líder.
El proceso resultó sencillo y comprensible. El Departamento de Anatomía de la Escuela de Medicina de la Pontificia Universidad Católica de Chile le proporcionó un documento de una hoja que debía completar con sus datos y firmar ante notario. Una copia del documento se entregó a la casa de estudios y otra quedó en su poder. La universidad, siendo de naturaleza religiosa, cuenta con un protocolo especial que no solo guía a la persona donante, sino también a su familia.
"Me dieron la oportunidad de ir con mis tíos, los hijos de mi abuela, para que ellos sepan cómo es el proceso y se queden tranquilos, cosa que para nosotros no fue necesaria. También hacen una misa al mes para recordar a todos quienes hicieron la donación de su cuerpo. Entonces cuando le conté todo eso a la familia les gustó, se dieron cuenta que era algo respetuoso y que también había que respetar la voluntad de ella, que era una decisión tomada en vida", agregó Camila.
DECESO
El momento crucial llegó cuando María Raquel se enfermó hace dos semanas. Fue llevada de urgencia al Cesfam de Cartagena y luego derivada al hospital de San Antonio, donde lamentablemente no pudo recuperarse de una neumonía. Sin embargo, en los primeros días de su enfermedad, estuvo consciente y expresó claramente su deseo de que su cuerpo fuera entregado a la Universidad Católica.
"Nos dijo 'acuérdense que tengo el papel para donar el cuerpo y se vaya a la Universidad Católica'", recordó la nieta de María Raquel.
Tras su fallecimiento, la familia se puso en contacto con la universidad, que se encargó de los trámites. Una funeraria, en colaboración con la UC, viajó desde Santiago para hacer un velatorio en Cartagena. Se les solicitó que fuera breve, no extendiéndose por más de dos días. Al día siguiente, el viernes 12, se llevó a cabo una emotiva misa en su honor.
A diferencia de los arreglos funerarios tradicionales, el destino final de María Raquel no sería un cementerio, sino la propia universidad.
- ¿Cómo reaccionó la familia?
-Siempre decíamos entre bromas 'las cosas que se le ocurren', porque ella era muy especial para sus cosas y no lo asimilamos hasta que llegó el día, el momento en que la carroza se iba a Santiago y no íbamos a un cementerio, pero todos estábamos súper claros en que había que cumplir su voluntad. Aún tenemos pendiente el tema de algún tipo de animita o algo parecido, porque está la costumbre de ir a un cementerio.
MOTIVACIONES
María Raquel, en sus motivaciones para tomar esta decisión, consideró que las tumbas a menudo son olvidadas con el tiempo y que ella, siendo una persona obsesionada por la limpieza, prefería ser cuidada por estudiantes de medicina hasta el último detalle.
Además, sentía la esperanza de que su donación pudiera contribuir al avance científico y, tal vez, ayudar a descubrir la cura para alguna enfermedad.
"Mi abuela decía 'para qué me van a enterrar con tierra si los estudiantes me van a limpiar hasta los huesitos'".
Ahora, el legado de María Raquel Santis Urra no solo vive para su familia y amigos, perdurará en la formación de profesionales de la salud y en la búsqueda de nuevas soluciones médicas que podrían cambiar el mundo.
86 años tenía la vecina de Cartagena al momento de su muerte, el pasado 11 de mayo.