La mujer que inició una nueva etapa en su vida de la mano de la cueca chora como terapia
Luz Pereira, vecina de Cartagena, cuidó durante casi una década a sus padres enfermos. Tras ese difícil período, se acercó al folclore y fundó la agrupación "Costa Brava", donde impulsan talleres para aprender a bailar este estilo.
Luz Pereira confiesa que tiene mucha energía y que le gusta hacer varias cosas cada día, siendo una de las más importantes para esta vecina de Cartagena, la práctica de la "cueca chora" junto a los integrantes de la Agrupación Cultural "Costa Brava", entidad de la cual es fundadora y a través de la que promueve talleres para quienes deseen sumarse a las clases del baile que la conquistó, los que están dirigidos a mayores de edad, sin pedir otro requisito.
Esta área del folclore surgió en su vida cuando buscaba una manera de distraerse y dejar atrás una etapa muy triste con la partida de sus padres luego de largos años de enfermedad.
Por otro lado, esta amante de la música y el baile se destaca por sus habilidades manuales, las que aplica en el rubro de las confecciones utilizando telas recicladas para darles un nuevo uso y evitar que terminen en la basura.
"Llevo 19 años viviendo en Cartagena. Llegué aquí con mis hijos chicos, después de un divorcio, para dejar Santiago y todo lo malo que me estaba pasando. La música y el baile siempre me han gustado, pero antes nunca había sentido esta afición por la cueca", confiesa Luz.
-¿A qué se dedicaba cuando recién llegó a Cartagena?
-Trabajé como maestra de cocina en dos restaurantes muy conocidos, en uno de ellos estuve seis años. Estaba en el otro cuando mi papá tuvo un paro cardiorrespiratorio y tuve que dejar de trabajar para cuidarlo, porque nunca salió de esa insuficiencia cardiaca. Después seguí trabajando sólo los fines de semana, hasta que me di cuenta de que no iba a poder ir ni siquiera los fines de semana y ahí surgió el tema de las costuras.
-¿Cómo era trabajar durante el verano en restaurant?
-Era de locos. A veces almorzábamos y otras pasábamos de largo nomás. Fácil en el día pasaban unas 200 ó 250 personas diariamente los fines de semana, sólo a la hora de almuerzo, sin contar la hora del desayuno ni la once.
-¿Qué hizo para generar recursos después que dejó de trabajar?
-Soy diseñadora, diseño ropa, hago confecciones y eso me generaba un ingreso. Tenía tiempo para cuidar a mis viejos, para coser, para limpiar la casa y para distraerme porque salía a bailar los fines de semana.
-¿Sigue dedicada a la costura?
-Sí, todavía. Hace dos años estoy reciclando jeans, compro en la feria y los transformo en otras cosas. Hago cubrecamas, cobertores, pecheras para los parrilleros, bolsos y muchas cosas más. También confecciono muñecos navideños. Tengo una página en Facebook (creaciones Luz Marina) donde publico todo lo que hago.
-¿Cuándo aprendió a coser?
-Aprendí mirando y cuando me compré mi primera máquina de coser, a través de un proyecto que gané en Fosis y que traía un curso donde enseñaban a usarla. Llevo 10 años más o menos dedicada a las confecciones. Antes trabajaba para una fábrica y me pasaban camisas para coserles solamente el cuello, pero después me aburrí y me quise independizar.
Cueca como terapia
Luz recuerda que conoció la cueca brava cuando buscaba una manera para distraerse y superar de cierta forma los duros momentos que vivió con la partida de sus padres, a los que cuidó por largos años.
-¿Cuándo y cómo se encantó con la cueca brava?
-El gusto partió en un campeonato de cueca tradicional al que fui como espectadora. Empecé bailando cueca de manera autodidacta porque no fui a clases, aprendí mirando. Una vez me atreví a bailar en una fiesta folclórica y me comentaron que lo hacía bien, pero cuando conocí la variedad de la cueca brava ahí me quedé. Por eso me motivé a difundirla para que sea masiva porque la danza nacional está quedando muy de lado. La idea de nosotros es impulsar el movimiento "chilenero" para que la gente se enamore de la cueca, pero de este otro estilo, de la cueca más brava, más chora, y ha tenido súper buena recepción.
-¿Su familia la apoya en lo que hace con esta danza?
- Sí, mis hijos están contentos y estoy haciendo esto que me gusta ahora que puedo. Mis hijos están grandes, son todos adultos y me dicen que me sirve para desestresarme porque estuve cerca de nueve años cuidando a mis padres y a un tío, los que eran adultos mayores, tenían 82, 87 y 92 años. Mi papá con una insuficiencia cardíaca, mi mamá con muchos problemas de salud, casi ciento por ciento dependiente y el tío con una discapacidad cognitiva que lo tiene con la mentalidad de un niño de cuatro años. Todos me decían que tenía que hacer algo para distraerme. Mis padres fallecieron, ahí pareció el tema de la depresión y justo llegó esto.
-¿Cree usted que la cueca brava acerca a los jóvenes al folclore?
-Tuve la grata oportunidad de participar en el gran evento "Cuecas Mil", que se realiza todos los años en San Bernardo y que está más enfocado en la cueca tradicional, donde me sorprendí al ver la cantidad de jóvenes que están bailando cueca. La cueca brava pienso que es más preferida por adultos jóvenes. Los adolescentes de entre 18 a 25 años prefieren la tradicional y encuentro maravilloso que les guste. El único reparo que puedo hacer es que bailan todos exactamente igual, muy estructurado.
-¿Cómo surgió la idea de formar el grupo?
-Junto con varios amigos estuvimos en unos talleres de cueca brava de otra agrupación. Yo tenía conocimientos de cueca, pero de la tradicional y cuando conocimos la cueca brava nos enamoramos, por el mismo tema de que es más libre y sensual. Después que salimos de ahí, quedamos con las ganas de seguir bailando, pero desgraciadamente esa agrupación era muy hermética y había muy pocas posibilidades de ingresar. Lo pensamos y nos decidimos a formar la agrupación "Costa Brava". Algunos se entusiasmaron y otros no. Fui la principal impulsora, por ende, hoy soy la presidenta y fundadora.
-¿Cómo ha sido la respuesta por parte de los cartageninos?
-Al principio empecé a contactar a amigos personales a los que sabía que les gustaba la cueca y comenzamos a crecer de a poquito. Siguió llegando más gente y actualmente llevamos seis meses funcionando. Ya somos 24 socios, de los cuales no todos bailan, sin embargo, algunos colaboran en otras áreas como la amplificación o haciendo la difusión de las actividades.
Talleres abiertos
Otra de las iniciativas para promocionar la agrupación es mediante talleres de cueca brava porteña abiertos a la comunidad. Estos partieron el 1 de junio y se realizan en el restaurant "Rompe Ola" de Cartagena (Casanova 170).
-¿Por qué quisieron partir con un taller?
-Fue debido a que mucha gente se interesó por este movimiento y nos preguntaban cuándo íbamos a realizar clases. El 1 de junio partimos con el primer taller que se extenderá hasta el 6 de julio. Por el momento estamos trabajando con una persona que nos ofreció de manera voluntaria las dependencias de su restaurant para hacer las clases, porque las estábamos realizando al aire libre, pero está haciendo mucho frío y ya no se puede.
-¿Han participado en otras actividades últimamente?
-Sí, estamos agradecidos porque el municipio de Cartagena nos invitó a ser parte de sus actividades con motivo del Día del Patrimonio Cultural. Hicimos un teatro-cueca con una obra basada en la llegada del poeta Vicente Huidobro a la estación de trenes a Cartagena, caracterizamos a los comerciantes típicos que había en la Estación como la señora que vende pan amasado, la que vende los "palomitos" o el que recibe las maletas a los pasajeros. Eso nos motiva a seguir porque sabemos que estamos haciendo algo que disfrutamos nosotros y también la gente.
"Llevo 19 años viviendo en Cartagena. Llegué aquí con mis hijos chicos, después de un divorcio, para dejar Santiago y todo lo malo que me estaba pasando",
Luz Pereira
"La idea de nosotros es impulsar el movimiento "chilenero" para que la gente se enamore de la cueca, pero de este otro estilo, de la cueca más brava, más chora".