El sueño cumplido de la primera sanantonina en firmar un contrato como futbolista profesional
Macarena Ávila (25) partió jugando al fútbol en las polvorientas canchas de San Antonio defendiendo a Juan Aspeé. Hoy es una de las figuras exportables de la Universidad Católica. Su gran desafío es llegar a Europa y disputar la "Champion".
Macarena Ávila González aún tiene marcados en su memoria los domingos de fútbol familiar, cuando ella, junto a su hermano mayor y el menor, acompañaba a su padre a las polvorientas canchas de la comuna de San Antonio. Su papá, un trabajador portuario de Panul, defendía los colores del popular club Juan Aspeé, y la Maca y sus dos hermanos aprovechaban los entretiempos y cualquier momento para meterse a la cancha a patear la pelota.
En ese tiempo la familia vivía en la población Las Acacias, en Llolleo alto -hoy residen en Villas Las Dunas-, y Macarena, en cada balón que tomaba, comenzó a demostrar un innato talento para el fútbol. Por eso, y ante el asombro de los hinchas y de sus más cercanos, empezó a jugar con los varones en la tercera infantil de Juan Aspeé.
"Tenía como 10 años cuando comencé a jugar con los niños en la tercera infantil. En esa época me gustaba jugar de delantera", recuerda al teléfono desde su hogar en la comuna de Las Condes, en la capital, después del entrenamiento matinal con el equipo femenino de fútbol de la Universidad Católica, cuadro al que arribó en 2018.
En San Antonio, se convirtió en goleadora primero en Juan Aspeé y luego en Cerro Alegre, e incluso jugó una Copa Litoral infantil. A los 14 años, en una intervención social en su población, un funcionario municipal le ofreció una prueba en el equipo femenino de Santiago Wanderers. "Fue todo muy rápido. Fui a la prueba en Wanderers, quedé y a la semana me llamaron a la Selección Chilena. Hasta ese momento todavía jugaba de centrodelantera".
En los años posteriores la exalumna del colegio Espíritu Santo de Llolleo siguió exhibiendo un alto nivel y en 2014 recibió una nueva nominación a la "Roja", esta vez a la Sub-17 que dirigía Milenko Valenzuela.
"Esa vez se lesionaron las centrales y el entrenador me dijo que me quería probar en esa posición. Tenía 16 años y de ahí nunca más salí del puesto de central", afirma la sanantonina de 25 años y un metro y 65 centímetros de estatura.
En paralelo a lo que hacía en la selección, sus buenas actuaciones en Wanderers llamaron la atención de otros equipos de mejor nivel. Primero fichó por Everton y luego dio un gran salto: llegó a la Universidad de Chile, equipo con el que se proclamó campeón en 2016. Dos años después se puso la camiseta de la franja.
"Estuve en el Sudamericano Sub 20 de Brasil en 2016, donde no nos fue bien. Luego, en 2018, para el proceso de la selección adulta, el técnico José Letelier comenzó a hacer nuevas exigencias y de ahí tuve que dejar de pensar en la selección", sostiene.
La Maca tenía una razón poderosa para renunciar a la Roja. En esa época había ingresado a estudiar Licenciatura en Sicología en la Universidad de Las Américas gracias a una beca deportiva y los tiempos no le cuadraban para cumplir con los duros entrenamientos de la selección y con sus estudios.
El miércoles pasado, cinco años después de renunciar a la selección, defendió exitosamente su tesis para recibir su título de licenciada en sicología.
En este intertanto estudiantil, no se alejó del fútbol. Por el contrario, siguió jugando por la UC y por su universidad. "Con Las Américas salimos campeones en todos los torneos. Un año ganamos las cinco copas que disputamos", afirma con orgullo y satisfacción por el triunfo.
Primera sanantonina
La entrada en vigencia de la ley que profesionaliza el fútbol femenino -promulgada en octubre del año pasado y que obliga a los clubes de la Anfp a contratar gradualmente a sus jugadoras- trajo una nueva realidad para la actividad. Al igual que otras futbolistas de buen nivel, Macarena selló un acuerdo con un representante que se encarga de su carrera deportiva.
Así, en los últimos meses la ahora licenciada en sicología recibió ofertas de clubes de otros países, como Argentina, Ecuador, Perú e incluso Chipre. Ante la posibilidad de emigrar el extranjero, su club, Universidad Católica, decidió hacerle un contrato profesional: el martes pasado la Maca firmó en San Carlos de Apoquindo y se convirtió en la primera sanantonina en tener la categoría de futbolista profesional contratada.
-¿Qué significa para ti la firma de este contrato profesional?
-Para mí es el día más importante de mi vida. Vengo jugando desde los 14 años (en Wanderers) y recién ahora, a los 25, puedo decir que soy jugadora profesional.
-¿Cambia mucho la situación económica ahora que eres profesional?
-Por ahora voy a ganar el sueldo mínimo, pero eso ya es un gran avance para lo que tenía. Muchas veces mi familia y la empresa donde trabaja mi papá (Panul) me tenían que ayudar para los viajes y los zapatos. Ahora mi club se encarga de todo eso e incluso en el contrato se estipula la entrega de al menos un par de zapatos al año de la marca Under Amour, que es el auspiciador de la Universidad Católica.
Macarena entrena todos los días, desde las 8 de la mañana, en San Carlos de Apoquindo, junto al primer equipo femenino. El fútbol y los estudios la obligaron a radicarse en Santiago, aunque cada tiempo libre que tiene lo utiliza para viajar a San Antonio a disfrutar del afecto de sus padres y sus dos hermanos.
"Voy al menos dos o tres veces al mes a San Antonio. Este fin de semana tengo muchas ganas de ir para celebrar mi contrato profesional y también la defensa de la tesis", confiesa, demostrando la estrecha cercanía que mantiene con su familia.
-¿Te costó acostumbrarte a los entrenamientos en la precordillera?
-Ya estoy acostumbrada, pero en invierno es difícil. Muchas veces la cancha está con nieve y los pies realmente se te congelan.
-¿Qué te parece la evolución que ha tenido el fútbol amateur femenino en San Antonio?
-Ha sido increíble la cantidad de chicas que se han sentido atraídas por el fútbol. Antes uno iba a Huracán y no veía a casi ninguna mujer, a lo más una o dos jugando con hombres. Hoy ha aumentado mucho el número de jugadoras.
-¿Y qué opinas del nivel del campeonato local de mujeres?
-La verdad es que por tiempo no he visto mucho la competencia, pero lo importante es que el fútbol femenino está surgiendo rápidamente en San Antonio.
-Me imagino que la Selección sigue siendo un desafío para ti. ¿Cómo ves la posibilidad de participar en futuros procesos ahora que terminaste tus estudios?
-Evidentemente, me encantaría volver a estar y para eso enfoco mi carrera en ser lo más profesional posible y ganar experiencia para volver a ser un aporte en la Roja.
-¿Cómo lo harás para compatibilizar el fútbol con tu profesión?
-Eso ya lo tengo súper decidido. Voy a seguir jugando al fútbol y la sicología será un as bajo la manga para cuando ya no pueda seguir jugando de manera profesional.
Y sus metas son altas y están más allá de nuestras fronteras. "Mi gran desafío es terminar jugando afuera. Mi sueño es llegar a España y jugar una Champion League, aunque antes me gustaría quemar etapas en equipos de Argentina, Ecuador o México".
-¿Qué les dirías a las chicas futbolistas de San Antonio que quizás comparten tus mismos sueños y anhelos?
-El mensaje es que los sueños sí se pueden cumplir con esfuerzo y sacrificio. El camino no es fácil, pero sí se puede recorrer y llegar al final. Yo comencé en un club pequeño como Juan Aspeé y ahora soy la primera sanantonina en firmar un contrato profesional. Eso demuestra que sí se puede y que otras chicas de San Antonio también lo pueden hacer. Hay que luchar y no desistir, a pesar de los obstáculos que se vayan presentando.
"Fue todo muy rápido. Fui a la prueba en Wanderers, quedé y a la semana me llamaron a la Selección Chilena. Hasta ese momento todavía jugaba de centrodelantera",
Macarena Ávila
"Para mí es el día más importante de mi vida. Vengo jugando desde los 14 años y recién ahora, a los 25, puedo decir que soy jugadora profesional".
Macarena Ávila
25 años tiene Macarena Ávila, quien ha jugado en Wanderers, Everton, la U y la UC.