En la ciudad de San Antonio desarrollan plataforma piloto para visualizar los riesgos de los terremotos y tsunamis
Investigadores del Centro de Investigaciones para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres (Cigiden) se abocaron a este proyecto, que busca entregar información para el desarrollo urbano de las ciudades.
La ciudad de San Antonio es pionera. Eso es algo que no se dice todos los días de la comuna puerto, pero que un grupo de investigadores de la Universidad Católica hizo realidad con una plataforma que permite visualizar distintos escenarios ante sismos y tsunamis.
Se llama Asiste, que es una abreviación de sismo, tsunami y evacuación, y fue formulada por el Centro de Investigaciones para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres (Cigiden) por encargo del Ministerio de Vivienda y Urbanismo.
Es por ahora un proyecto piloto ejecutado en la comuna de San Antonio, pero que se piensa extender a otras diez ciudades costeras, y que entrega información para la planificación urbana, según se expuso en el seminario de cierre del proyecto realizado recientemente en Santiago y que se trasmitió vía streaming por YouTube.
En esta instancia, cuyas más de tres horas de exposición quedaron en línea para los interesados, se indicó que los sismos de más de 8 grados son los menos frecuentes, pero los más devastadores.
Solo en los últimos 15 años se han producido tres: el de Illapel (2015), Iquique (2014) y el Maule (2010). Todos ellos se dejaron sentir en San Antonio con distintas consecuencias.
El más dañino, por lejos, fue el de 2010, que produjo un tsunami que arrasó con el histórico camping de Llolleo.
Ante estos fenómenos, que son amenazas que siempre están presentes y que nunca se pueden anticipar, solo queda un escenario posible: prepararse lo mejor que se pueda y saber evacuar.
ASISTE
Ante esa realidad nace Asiste, que busca entregar información relevante a la hora de tomar decisiones de cómo planificar las ciudades para que sean seguras para la población, evitar desgracias personales y daños económicos.
Se explicó que por normativa antes de actualizar los planos reguladores comunales se debe hacer un estudio de riesgo, pero que cada uno de estos instrumentos es distinto y lo que se expone en ellos queda a criterio de quienes los realizan.
Asiste, en cambio, busca entregar herramientas estandarizadas para evaluar el territorio.
En su piloto solo se consideró terremoto y tsunami, pero la idea es considerar otras amenazas como las inundaciones, incendios forestales o islas de calor (fenómeno de origen térmico, que eleva la temperatura en áreas urbanas).
La plataforma tiene 60 mil escenarios de sismos y tsunamis de gran magnitud en la zona central del país, cosa que es esperada por la comunidad científica (ver recuadro).
"La idea es que con esta herramienta se generen las bases de lo que se espera se haga en un estudio de riesgos para la planificación urbana. Dicho de otra manera, cualquier estudio de planificación territorial requiere para su realización un estudio de riesgos, sin embargo, al día de hoy los estudios de riesgos no están normados, no tienen lineamientos básicos, ni estándares mínimos, ni una metodología clara que permita cuantificar el riesgo de forma sistemática, ni consistente", explicó la académica de ingeniería de la Universidad Católica e investigadora del Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres (Cigiden), Rosita Jünemann.
De esta forma, el proyecto midió el riesgo en cada manzana registrada en el último Censo de Población de Vivienda (del 2017) en el radio urbano de la comuna de San Antonio.
A esta información se añadieron otras bases de datos del Servicio de Impuestos Internos (SII), que informan del tipo de edificaciones que hay en cada manzana y con qué material están hechas.
En el caso de San Antonio predomina la albañilería y la madera en estructuras de baja altura, que no tienen la misma probabilidad de dañarse ante un tsunami en comparación con el hormigón, de acuerdo a los datos entregados en el seminario.
Según la experta, para una correcta cuantificación del riesgo es vital "una caracterización precisa de la amenaza en un lugar específico y donde se incluyan las intensidades de los posibles terremotos y tsunamis que se esperan" y "comprender el entorno construido que está expuesto a dicha amenaza, ya que no es lo mismo tener una alta intensidad de amenaza sin estructuras (edificios, comercios y otras infraestructuras) que con estructuras que puedan sufrir daños".
Además, es importante considerar la "vulnerabilidad y fragilidad del entorno construido, es decir, cómo dichas estructuras responderían ante una determinada intensidad de amenazas".
Para modelar la amenaza, con Asiste "se simularon decenas de miles de escenarios, que permitirán generar los resultados probabilísticos que contiene la plataforma para la ciudad de San Antonio, en esta primera etapa", indica la investigadora de Cigiden, entidad que ha indagado en el Litoral Central otros fenómenos como el cambio climático, las marejadas y recientemente el estado del cauce del río Maipo, que sufrió un embancamiento de su desembocadura durante el verano pasado.
INFORMACIÓN
Pero volviendo a los sismos, San Antonio es una ciudad que tiene historia con este tipo de desastres, como los ocurridos en 1971 y en 1985, que tuvo su epicentro en Algarrobo.
Su población sabe que la zona más cercana al mar es la más expuesta, pero lo que hace este proyecto es integrar otras variables como la edad de los habitantes, la pendiente de la ciudad, la ubicación de las calles, sus veredas, escaleras y cuál es la forma de la ciudad.
En el proyecto se consideraron diversas variables, por ejemplo, cuántas áreas verdes hay y dónde están.
Si gente evacua, dónde se ubicaría si no hubiera plazas públicas, por dónde caminarían si las calles fueran muy estrechas, qué pasaría si colapsa una estructura y se bloquea una calle produciendo "un cuello de botella" y aglomeraciones.
Todas esas son preguntas que se hicieron los investigadores y que ahora deben considerar las autoridades que están encargadas del desarrollo urbano de esta y las demás ciudades del país.
Según la directora de Investigación y postgrado de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos de la UC e investigadora de Cidigen, Magdalena Vicuña, Asiste "constituye un avance significativo para que los tomadores de decisión, en distintas escalas del territorio, cuenten con información necesaria y precisa, a través de la incorporación de instrumentos de la gestión del riesgo de desastres y de la planificación urbana territorial".
Dentro del proyecto también se consideraron los resultados del simulacro de terremoto que se hizo en octubre del año pasado, cuando se evacuaron los colegios de la comuna de San Antonio.
En este operativo participaron investigadores que midieron la respuesta de la población, que, según indicaron, son un complemento pues en estos ensayos no existe el "sentido de realidad" que tendría una emergencia real.
Asiste 2.0
El grupo de científicos a cargo del desarrollo de la plataforma hoy está a la espera de los resultados de una convocatoria que les permitiría realizar Asiste 2.0, instancia que les permitiría extender la cobertura geográfica de esta plataforma a las principales ciudades costeras de Chile y, además, entregar a los planificadores territoriales la oportunidad de evaluar distintos escenarios de exposición.
"Asiste, como está hoy, es un diagnóstico de la condición actual de la ciudad en temas de riesgos. Pero no permite evaluar posibles escenarios de expansión o densificación de la ciudad", advierten.
Según Ricardo Leñam, representante de la División de Desarrollo Urbano del Minvu, existe interés en poder desarrollar una segunda parte del proyecto, ya que, a su juicio, la plataforma plantea "una metodología que no existía, con una concatenación de ideas, tiempo, especialistas y experiencias, además de una serie de factores que no estaban anudados en la evaluación del riesgo", destacó durante el seminario de cierre del proyecto que comenzó en 2021y que, además del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, contó con el apoyo de la Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo (Subdere) del Ministerio del Interior y Seguridad Pública y de la Oficina Nacional de Emergencias (Onemi), que a partir del 1 de enero de 2023 es el Servicio Nacional de Prevencion y Respuesta ante Desastres (Senapred).