Ojos y problemas respiratorios: los otros riesgos que trae la actividad volcánica
Más allá de los peligros obvios que implica una situación como la que se vive con el volcán Villarrica, sus emisiones representan otros riesgos para la salud. Un especialista los explica y advierte que estos efectos pueden venir incluso meses después de la contingencia.
Ignacio Silva
Aunque está emplazado en una zona de intensa actividad turística, el volcán Villarrica es uno de los cuatro más activos de Sudamérica.
De hecho, el macizo de La Araucanía ha tenido erupciones en años recientes (1984, 2000 y 2015), en las que incluso se ha declarado alerta roja por los posibles efectos de su actividad.
Por eso es que el hecho de que el domingo 24 de septiembre el Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin) haya decretado alerta naranja por la actividad del volcán no resulta extraño.
Sin embargo, especialistas llaman a tener precaución con los posibles efectos que la actividad volcánica puede tener en la salud de quienes se encuentran cerca de la zona.
"Los principales riesgos son alteraciones e irritación de la piel, oculares y respiratorios. Principalmente, se producen por exposición a ceniza, monóxido de carbono u otras sustancias abrasivas asociadas a la erupción", explica la doctora. Patricia Vargas, académica de la Escuela de Medicina de la Universidad Diego Portales (UDP).
Según la especialista, en ello es especialmente relevante la ceniza volcánica que comúnmente se desprende de estas situaciones.
"Esta ceniza tiene una serie de sustancias abrasivas que producen irritación en diferentes órganos, principalmente vía respiratoria y ocular, así como en la piel, pudiendo exacerbar enfermedades preexistentes como el asma o EPOC", comenta la profesional.
A ello además se suman problemas de salud mental, como ansiedad y problemas del sueño, relacionado a la actividad volcánica.
"Principalmente por temores a enfermedades o por el mismo riesgo de erupciones mayores", complementa.
Lentes de contacto
Según explica la doctora Vargas, la actividad volcánica representa un alto riesgo de lesiones oculares que afectan especialmente a un sector de la población.
"A quienes usan lentes de contacto", puntualiza la docente. "Hay que tener en cuenta que el mayor riesgo se produce durante o inmediatamente después de la caída de ceniza. La gravedad dependerá de factores personales, enfermedades previas o de la edad. Principalmente los más vulnerables son los niños y adultos mayores".
Por otro lado, los efectos más frecuentes en la vía respiratoria tienen relación con irritaciones como la tos reactiva por la exposición.
"Además pueden agravarse problemas de base como el asma y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Aunque es importante considerar que es poco probable que haya problemas graves si se protege la vía respiratoria", ilustra la especialista.
La académica de la Universidad Diego Portales hace énfasis además en la importancia de las medidas preventivas que se deben tomar ante una situación como la que se vive en el sur del país.
"Es muy importante proteger los ojos con lentes, cubrirse la nariz y la boca con un paño húmedo y/o mascarilla", enumera.
"Usar ropa que cubra la mayor parte del cuerpo para evitar irritaciones en la piel. Cubrir los alimentos y el agua para evitar que se contaminen con la ceniza. Si se tienen animales, también se deben tomar estas precauciones. Y con respecto a los niños y adultos mayores, estas mismas precauciones se deben extremar", agrega.
-Doctora, ¿por cuánto tiempo se deben mantener las precauciones?
-Lo que pasa es que posterior a la actividad volcánica pueden quedar cenizas durante varios meses. Esto implica mantener medidas preventivas, como el uso de protección ocular, especialmente al salir de casa, ventilar los espacios comunes, limpiar las superficies con paños húmedos, proteger la piel con ropa cómoda, usar cubrebocas especialmente en lugares más contaminados y cuidar los alimentos y el agua con medidas de protección. También se debe buscar apoyo para dudas con sistemas de salud o la comunidad de vecinos, entre otras.
"Se producen por exposición a ceniza, monóxido de carbono u otras sustancias abrasivas asociadas a la erupción (...) que producen irritación principalmente vía respiratoria y ocular, así como en la piel, pudiendo exacerbar enfermedades preexistentes",
Patricia Vargas, Escuela Medicina UDP