Viuda del repartidor: "Tengo que vivir pensando que un asesino anda suelto"
Ana Zúñiga habló de las condenas que recibieron dos de los tres imputados por el asesinato de su marido Esteban Abarca. "Esta es una herida que nunca se va a cerrar", confesó esta madre de dos hijas.
Menos de tres horas después de la lectura del fallo que condenó a dos hombres a 20 y 18 años de cárcel por el asesinato de su esposo Esteban Abarca, el repartidor de Ariztía muerto de un balazo en medio de un asalto ocurrido en Llolleo en julio del año pasado, su viuda Ana Zúñiga llegó hasta la tumba de su marido en Melipilla y con lágrimas en los ojos le dijo: "te cumplí hasta donde pude".
Hay que recordar que el viernes el Tribunal de Juicio Oral en lo Penal (TOP) de San Antonio condenó a dos de los sujetos que atacaron el camión repartidor que Esteban Abarca manejaba la tarde del 6 de julio de 2022 en el sector alto de Llolleo, donde recibió un balazo en el rostro que le costó la vida a la madrugada siguiente.
En este juicio se condenó a cadena perpetua simple al hombre de iniciales D.A.B.L., de 24 años, apodado "El Guatón", acusado como autor del robo con homicidio; mientras que el otro imputado, identificado con las iniciales M.A.P.G., fue condenado a un total de 18 años de presidio, sin que fuera encontrado culpable de robo con homicidio, puesto que se descartó que haya participado activamente en el asesinato del trabajador. Un tercer implicado fue absuelto de todos los cargos.
Impotencia y dolor
Tras conocer el dictamen de los jueces, entregado alrededor de las 14 horas del viernes, Ana Zúñiga llamó a sus hijas Romina (25 años) y Sofía (15) para comunicarles la resolución de la justicia y luego de terminar algunos trámites en San Antonio se devolvió a Melipilla para irse directo al cementerio para visitar la tumba del hombre que fue el gran amor de su vida.
"Siempre estuvimos en desventaja, estábamos indefensas luchando para poder demostrar lo que hicieron estos delincuentes. No vi nunca voluntad de la jueza de querer condenarlos porque a uno le dieron 20 años y al otro 18, y aunque los hubieran condenado de por vida nada le va a devolver el padre a mis hijas. Esta es una herida que nunca se va a cerrar, un dolor muy grande porque no mataron solamente a mi marido, a un buen padre, ellos mataron a una familia y ahora tengo que acostumbrarme a vivir con esto, porque tengo que vivir pensando que uno de los asesinos anda suelto todavía", admitió.
Ana y Tebo
El 28 de julio del año pasado, tres semanas después del homicidio, se cumplían 25 años desde que Esteban Abarca Soto se casó con Ana Zúñiga Maulén, luego del romance que comenzó cuando se conocieron en la plaza de Melipilla.
Tristemente ese aniversario no pudo celebrarse porque al trabajador lo asesinaron de un balazo en el rostro en medio de un asalto al camión repartidor que manejaba por las calles de Llolleo alto la fatídica tarde del miércoles 6 de julio.
"Pasé en la moto y unos amigos me saludaron, él estaba ahí y me lo presentaron. Así conocí a mi marido, otro día pasé de nuevo, nos pusimos a conversar, todos le decían "Tebo" por Esteban, era mi Esteban, mi "Tebo", hacíamos todo juntos. Él llevaba la parte laboral y yo la administrativa porque yo tenía que ver las cuentas", dijo la viuda que tuvo que convertirse en padre, madre y abuela para la familia desarmada por la delincuencia.
Una vez conocida la condena, las palabras de Ana Zúñiga suenan a través del teléfono cargadas de una pena inconsolable y a ratos también de rabia, cuando repasa los hechos ocurridos a partir del llamado telefónico que recibió su hija mayor el día que le dispararon a su marido.
En medio del sollozo ahogado por la tristeza, sus palabras resonaron una vez más con un dolor insondable.
La resolución del tribunal, aunque marcada por altísimas condenas, para Ana no logró aliviar la pérdida de su amado esposo.
Y al final, en el silencio de un cementerio en Melipilla, entre lágrimas y recuerdos, Ana cumplió la promesa que le hizo a su esposo cuando dijo que no descansaría hasta ver a los asesinos encerrados.
38 años sumaron las condenas de los dos sujetos que fueron encontrados culpables.