Durante los últimos años la incidencia de melanoma cutáneo ha ido en aumento. Junto con ello, el historial de quemaduras y exposición solares acumuladas desde la infancia y adolescencia es uno de los factores de riesgo más importantes para el desarrollo del cáncer de piel en edad adulta. Es importante entender que la melanina (sustancia que se encuentra en nuestra piel) juega un rol importante en la fotoprotección, absorbiendo el 90% de los rayos ultra violeta (UV). Sin embargo, esta depende exclusivamente del fototipo de la piel y la adaptación individual al sol en cada persona.
Entonces, ¿cómo nos resguardamos ante los rayos ultravioletas? Primero hay que saber que la radiación ultravioleta genera grandes cambios patológicos, desde una insolación, edema de la piel, enrojecimiento, hasta el cáncer de piel y el melanoma maligno. Los resguardos deben ser el uso de ropas de manga larga, sombreros, lentes de sol, evitar el sol en horas punta (10.00 a 16 horas), buscar la sombra cuando se permanece al aire libre y el uso obligado y diario de protectores o pantallas solares con un factor de protección sobre 30.
Además, siempre es importante consultar cuáles son los protectores solares de amplio espectro, aquellos que son capaces de filtrar los rayos UVB y UVA.
El autocuidado es nuestra principal arma de prevención frente a las consecuencias de la exposición excesiva a los rayos solares. Es importante recordar que la aplicación del protector solar debe ser cada 2 o 3 horas, que no se debe olvidar cubrir zonas expuestas importantes como el cuello y orejas, no se debe exponer a los niños menores de 2 años al sol y que en los días nublados igual hay que protegerse.
Natalia Fontecha,
académica Carrera de Enfermería
UDLA Sede Viña del Mar