Valeria Barahona

El proyecto "Historia de Chile 1960-2010" de la Universidad San Sebastián (USS) está formado, hasta el momento, por nueve tomos de más de 600 páginas que buscan abarcar los claroscuros del devenir de la República desde 1960, como el Gobierno de Jorge Alessandri y la influencia de la revolución cubana en el país, luego la administración de Eduardo Frei Montalva, con el surgimiento del Mapu y la posterior UP; el periodo de Salvador Allende y, en los últimos tres tomos ya publicados, el régimen militar liderado por Augusto Pinochet.

Este es "un periodo marcado por fenómenos políticos, sociales y económicos, muchos de cuyos efectos continúan presentes en la realidad nacional. Una época donde Chile, en el contexto de la Guerra Fría, pasó a ser uno de los escenarios de enfrentamiento ideológico y valórico mundial, pero marcado con su propia impronta", explica la investigadora y máster en Cultura, Desarrollo y Sociedad de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), Myriam Duchens.

La académica centró su labor en el libro ocho, con el capítulo "La cultura. Rupturas y permanencias", es decir, el llamado "apagón cultural", que detalla cómo fue la adaptación de nuevos parámetros en lo simbólico y semántico una vez que llegaron los militares a La Moneda, quienes trabajaron en "promover los grandes ideales y valores defendidos por el régimen y que buscaron, al mismo tiempo, proyectar una imagen de Chile como un país disciplinado, ordenado y estable".

-En los colegios desde 1970 hacia adelante se aborda la historia con mayor delicadeza. ¿Usted cree que esta colección podría servir a los escolares?

-Esta colección aborda desde una mirada académica uno de los periodos más relevantes de nuestra historia reciente. Está escrita para público general interesado en la Historia de Chile y su lectura permite encontrar la evolución de los principales acontecimientos y cambios producidos en los ámbitos de la política, economía, cultura, educación, iglesia y relaciones internacionales, donde los estudiantes de enseñanza media, y especialmente los profesores, podrán encontrar respuestas a numerosas preguntas sobre los últimos años.

-Se habla de un "apagón cultural", pero el libro detalla que se inauguraron y modernizaron numerosas bibliotecas, junto al lanzamiento de obras cumbres como "Casa de Campo", de José Donoso, y "Persona non grata", de Jorge Edwards. ¿Por qué piensa que se da este fenómeno?

-Las sociedades no se detienen en su desarrollo y las interpretaciones de la historia son variadas. Entre 1973 y 1981 se realizó una importante labor cultural en los temas que promovían los valores e intereses del régimen marcados por su defensa de la identidad nacional y las tradiciones asociadas, como una forma de dar unidad a la nación y alejarla de doctrinas foráneas que consideraba perniciosas. También existió preocupación por la creación de bibliotecas, las que aumentaron considerablemente junto con modernizar sus sistemas de catalogación permitiendo el acceso a la información a un número cada vez mayor de personas. Los museos públicos también incrementaron su número y Chile adhirió a importantes tratados como, la Convención para la Protección del Patrimonio Mundial, Cultural y Natural, dos convenciones sobre protección de los ecosistemas antárticos, y se unió también al Centro Internacional de Estudios de los Problemas Técnicos de la Conservación y Restauración de Bienes Culturales.

El término "apagón cultural", señala el volumen, se debe "al compararlo con el periodo de la Unidad Popular", una expresión que "fue utilizada por primera vez por las autoridades del gobierno militar para referirse a las consecuencias culturales que había dejado 'la politización y mediocridad instaladas previamente por la UP', pero paradójicamente el concepto terminó siendo utilizado por la izquierda para definir los efectos que sobre la cultura que tuvieron las medidas adoptadas por los militares".

En ese contexto se cambió el nombre a la editorial Quimantú por Editora Nacional Gabriela Mistral, ya que "su imagen de abnegada maestra estaba instalada en Chile desde los años 30, además del innegable valor de su poesía. La Mistral era católica, de provincia, de origen modesto, perfecta hija de la meritocracia que, gracias a sus esfuerzos, había llegado más lejos que nadie en el mundo de las letras. También pudo ser importante para las nuevas autoridades dar un nombre femenino a la editorial, considerando el destacado papel que el gobierno militar otorgó a las mujeres".

El homenaje en 1978 fue acompañado por la publicación de "Cartas de amor de Gabriela Mistral", de Sergio Fernández Larraín, donde aparecen los intercambios con el también poeta Manuel Magallanes Moure, "que se convirtió en uno de los libros de mayor venta del año. El editor se preguntaba si había cometido una indiscreción al dar a conocer esas cartas 'reveladoras de sus sentimientos más íntimos', con las cuales dejaba atrás 'un inocente devaneo de niña adolescente con Alfredo Videla y el amor no correspondido con Romelio Ureta', dando paso a Magallanes, quien -a juicio de Fernández- fue 'el gran amor de Gabriela Mistral'. En una entrevista aprovechaba de señalar que le interesaba especialmente 'ahuyentar definitivamente las sombras que las mentes enfermizas han pretendido, en más de una oportunidad, tender sobre la recia personalidad moral de nuestra insigne Premio Nobel".

-Con esta publicación surge cierto revuelo, ¿cómo esto luego, pareciera, que se olvida y la intimidad de la Nobel resurge a comienzos de este siglo como algo muy novedoso?

-Mistral es una cantera casi inagotable de estudio dada su importancia poética e intelectual. Su vida personal ha sido de gran interés en los últimos años, pero en otras épocas su valoración estuvo dirigida principalmente a dar a conocer a los chilenos su obra y biografía, en gran parte desconocida. Su condición de Premio Nobel de Literatura representaba un orgullo para el país y su imagen fue más valorada en esos años que la de Pablo Neruda por razones políticas.

El segundo Nobel chileno es quien, además, reafirma la vocación literaria de Jorge Edwards en "Persona non grata", ya que el periodista "registró sus experiencias en Cuba en un cuaderno que luego llevó a Francia cuando acompañó como ministro consejero al embajador Pablo Neruda. En París escribió sobre su desengaño cubano, pero no pudo publicar su obra en ese entonces porque estaba en servicio activo, y dejó el manuscrito en un cajón", indica la Historia de Chile editada por la USS.