El chef animalista que trajo los helados tailandeses a San Antonio
Aldo Ojeda tiene un refugio para perros y fue pionero con su emprendimiento cuando abrió, hace seis años, su heladería en Llolleo, que causa furor en pleno verano y más ahora con las olas de calor que golpean al Litoral Central.
Si hay un producto que ha crecido en ventas en estos días de calor extremo es el helado. Las paletas, los barquillos y los que vienen en vasitos se han convertido en la mejor arma para combatir las olas de calor. Pero también hay una variedad menos conocida y que ha ganado muchos adeptos en los últimos años: los Tai.
Estos originales helados llegaron por primera vez a San Antonio hace seis años de la mano de Aldo Ojeda Arriagada (31), chef de profesión, quien cambió la plancha caliente donde cocinaba carne y sándwich en un reconocido restaurant de la comuna puerto, por una plancha fría especial para preparar estas novedosas delicias que ofrece en su heladería Enrohelados (@enrohelados_aldo), ubicada en el local 7 de la galería Renacer en Llolleo, lo que lo transformó en pionero con su producto en el comercio local.
Actualmente, este emprendedor que vivió gran parte de su vida en Villa Las Dunas y hace un año se instaló junto a su pareja en Villa Italia, está feliz celebrando el sexto aniversario de su negocio y, según comenta, tiene varias ideas que está evaluando para implementar a futuro.
-Aldo, ¿cuál es la diferencia entre los helados tai y los tradicionales?
-La diferencia está en la variedad de sabores y que se prepara en el momento, pueden ver in situ la elaboración de su helado. La receta tailandesa consiste en poner la base que puede ser leche de vaca o vegetal y fruta o galletas, dependiendo de la elección, en una plancha fría que está a menos de 25° Celsius, donde se revuelven con agilidad los ingredientes con dos espátulas durante dos minutos, para formar los rollitos que caracterizan a estos helados.
¿Cómo partiste con la idea de negocio?
-Hace seis años se me ocurrió poner la heladería en San Antonio porque acá no existía nada parecido y además quería emprender con algo propio. Pensé durante algunos meses si me retiraba del trabajo en que estaba y aventurarme. Mi familia no estaba muy convencida porque los negocios pueden ser inestables, pero me decidí y estoy muy contento con lo que llevo y he hecho.
-¿Dónde conociste estos productos?
-Esto lo conocí muy al azar en un viaje a Santiago. Estaba esperando que me atendieran porque tenía una hora con el médico y vi estos helados. Me pareció bien atractivo, aunque lo encontré caro en ese tiempo y con poco helado para el común de las personas que prefieren más cantidad. Ahí me surgió la idea, porque no había nada de esto en San Antonio, pero era arriesgado porque esta es una ciudad invernal, donde el verano es corto, pero decidí aventurarme igual con esta heladería.
-¿Cómo funcionó cuando recién abriste?
-Funcionó muy bien, incluso las primeras semanas superó mis expectativas. Logré abrir un 18 de enero. En invierno bajan un poco las ventas, estamos claro, pero aún así la gente prefiere la modalidad de delivery. Yo creo que somos una de las pocas, si es que no la única, heladerías en San Antonio que tiene delivery y funciona bastante bien.
-¿Quiénes son tus mejores clientes, los hombres o las mujeres?
-En temporada de marzo a diciembre los escolares son "full" mi clientela. Quinceañeros, estudiantes de enseñanza media, de todas las edades, la verdad, y vienen desde Barrancas a Llolleo. Los fines de semana son las familias. Y tenemos más clientas, a las mujeres les gusta mucho tomar helado y lo dulce.
-¿Hay algún sabor que sea el preferido del público?
-Sí, tengo una infinidad de sabores, pero los que más salen son las oreo, frutilla, mango también lo piden bastante, "Super8" y las clásicas golosinas que se venden en Chile, las que se convierten en helado.
-¿En qué estabas cuando decidiste emprender?
-Trabajé varios años en un restaurant, primero como garzón y después pasé a la cocina en el mismo local. Luego de estar aburrido de la pega quise emprender, en eso estaba cuando apareció la idea de la heladería. Desde chico fui busquilla y me ofrecía para limpiarle el patio o lavarles el auto a los vecinos para ganarme mi plata. Siempre tuve pensamiento de emprendedor.
-¿Aprendiste a cocinar con tu familia?
-Sí, con mi mamá, siempre estaba metido en la cocina. También cocinaba con mi abuela cuando venía para acá y desde ahí empecé a tomarle el gusto y, por 'maña', para poder cocinarme lo que yo quisiera. Además es un trabajo que puede servir en Chile y en cualquier parte del mundo. Lo más difícil eran los turnos de 12 horas de repente que eran a full en verano.
-¿Somos mañosos los sanantoninos?
-No, para nada. Comen lo tradicional pero hay algunos que se aventuran y piden sabores más exóticos. Los helados les gustan bastante, pero hay gente que me alega que es mucho y otros que es muy poco, entonces ahí está el blanco y negro de los sanantoninos.
-¿Tienes otros proyectos a futuro?
-Sí, tengo varias ideas que esperamos las podamos aplicar este año, de la mano con enrolados, siempre.
Pet friendly
Los perros que recorren las calles buscando alimento y los que están enfermos por las malas condiciones en que viven a la intemperie conmueven a este joven profesional. Por eso desde que abrió su local ha buscado la manera de aportar con estos animalitos.
-¿Por qué te sensibilizan los perritos callejeros?
-En el primer local que tuve, cada vez que llegaba a abrir había un perrito negro que me esperaba y comenzamos a dejarle comida y agüita afuera, de a poco 'fue contándole a sus amigos' porque empezaron a llegar más al lugar. Después nos cambiamos al centro de Llolleo y ahí teníamos más espacio. Todos los perritos llegaban a dormir porque había sombra y nadie los molestaba. Después de eso pusimos un cartel donde informábamos que éramos "Pet Friendly" (amigable con las mascotas) y se pedía que no molestaran a los perros que llegaban buscando alimento, agua y poder descansar.
-Incluso promueves un refugio animal en San Antonio. ¿Cuándo y cómo surgió esa iniciativa?
-Con mi madre, que es la gran ejecutora de este plan, tenemos un refugio autosustentado hace tres años, se llama 'Michi y Can Rescate San Antonio'. Rescatamos perritos en mala situación, los recuperamos y se van a adopción responsable. Conseguir adoptantes es lo más difícil, pero tenemos algunos apadrinados, lo que nos ayuda con los alimentos, vacunas, entre otros costos porque es bastante el dinero que se invierte. Yo aporto con una parte de las ganancias del negocio, que se va para sacos de alimentos y la atención médica de los perros.
-¿Reciben aportes en alimentos para el refugio?
-Sí, los pueden venir a dejar directamente al local que está ubicado en Avenida Divina Providencia 2355, galería Renacer (al lado del salón Juan Carlos Arévalo) en Llolleo. Incluso una vez cuando fueron los incendios forestales en la sexta región, como Enrohelados hicimos una campaña para ayudar a una agrupación a la que se le quemó su refugio animal, donde había más de 50 perros y nos fue bastante bien.
"Mi familia no estaba muy convencida porque los negocios pueden ser inestables, pero me decidí y estoy muy contento con lo que llevo y he hecho",
Aldo Ojeda,, chef
"Desde chico fui busquilla y me ofrecía para limpiarle el patio o lavarles el auto a los vecinos para ganarme mi plata. Siempre tuve pensamiento de emprendedor",
Aldo Ojeda
"Con mi madre, que es la gran ejecutora de este plan, tenemos un refugio autosustentado hace tres años, se llama 'Michi y Can Rescate San Antonio'. Rescatamos perritos en mala situación, los recuperamos y se van a adopción responsable",
Aldo Ojeda