El asistente de la educación sanantonino que lidera a su gremio a nivel nacional
Ramón Briceño tiene una trayectoria de 25 años como dirigente gremial y hace dos décadas es funcionario del tradicional liceo Juan Dante Parraguez. Es de corazón azul, pero en su familia hay un ídolo colocolino: Carlos Caszely.
Ramón Briceño Acevedo (66) recorre hace 20 años los pasillos y cada rincón del liceo Juan Dante Parraguez, donde este asistente de la educación se desempeña como auxiliar de servicios, por lo que son muchas las generaciones de estudiantes y funcionarios, entre directivos, profesores y otros integrantes de la comunidad educativa, que ha conocido en estas dos décadas de trabajo.
Este vecino de la población Viuda 10 de Llolleo, casado hace 43 años con Rossana Garrido y padre de tres hijas, es dirigente de la Asociación de Asistentes de la Educación en San Antonio y también a nivel nacional, una bandera que ha llevado hace 25 años y con orgullo destaca los logros que han conseguido en el ámbito laboral.
"He estado en tres colegios. Antes estuve en la escuela Pedro Viveros Ormeño de Tejas Verdes, después en la escuela España y luego acá en el liceo Juan Dante Parraguez, donde estoy. Llegué acá por un cambio hace 20 años más o menos. Este tiempo ha sido bueno porque la jefatura me ha tratado bien como funcionario y dirigente porque soy presidente local y vicepresidente nacional de la Asociación de Asistentes de la Educación", comenta Ramón Briceño en el patio del otrora liceo Fiscal, que estaba desierto a la hora de la entrevista.
-¿Cómo ha cambiado el liceo en los últimos 20 años?
-Cuando llegué había 900 niños y ahora hay 400, entonces eso es una pena para uno, pero con harto empeño yo pienso que esto va a salir adelante. Ojalá, Dios quiera que así sea, tanto por los asistentes de la educación, los profesores y los estudiantes, que sea bueno para todos en la parte educativa.
-Tantos estudiantes que ha conocido en todo este tiempo…
-Sí, a veces cuando voy caminando por la calle en el centro de San Antonio o por Llolleo me llaman (ríe). Tengo un apodo, a mí me dicen 'tío Ratón', y me dicen '¡hola, tío Ratón!'. Y me cuentan que salieron hace varios años atrás, como el 2014 ó 2018 por ejemplo. Cuando no los reconozco, porque ya son adultos, me cuentan quiénes son.
-¿A qué se dedicaba antes de trabajar en el ámbito de la educación?
-Yo vengo de una empresa estatal bien grande que es Ferrocarriles del Estado. Fui conductor de trenes, trabajé ahí durante 14 años. Siempre pensé que iba terminar mi vida como trabajador haciendo eso, pero se terminó y nos indemnizaron a la mayoría. Más de 5 mil funcionarios salieron a la calle en ese tiempo, hablamos del año 95.
-¿Qué recuerdos tiene de esos años?
-Espectaculares, por eso pensaba que iba a trabajar siempre ahí, pero Dios me tenía esto. Lo más lejos que llegué en el tren fue a San Fernando porque casi siempre íbamos a Rancagua a buscar cobre. También íbamos a Santiago, pero era un poco latoso porque se demoraba mucho, como 12 horas, porque a veces tenía que parar en la estación, hacer el cruce de trenes y todo eso.
-¿Cómo fue su juventud?
-Estuve cuatro años en Europa y en los barcos griegos recorrí el mundo. Me fui en el año 80 cuando tenía 21 años. Me casé y me fui altiro. Fue bien sufrido eso sí. Un amigo andaba navegando y cuando volvió me contactó. En ese tiempo yo estaba trabajando en Talagante, en la Viña Undurraga, estaba bien ahí y mi amigo me dijo 'vamos y te compras una casa' y 'agarré papa'. Me fui y anduve más de un mes botado, dormí en la plaza, en una playa, los primeros días lloraba, quería puro venirme. Fui a hablar con la cónsul y me dijo que no podía mandarme a Chile, que había pega, hasta que agarré un barco y ahí cambió la historia. He sido bien patiperro.
-¿Qué lugares recorrió en esa aventura?
-Primero estuve en los Pireos, Grecia. Después recorrí Italia, España, el Mediterráneo, Libia, Siria, Egipto, anduve en todos los países árabes. Me emociono cuando cuento esto ( se le llenan los ojos de lágrimas) porque yo pensaba que no iba a volver vivo a mi país, sufrí bastante. Era niño, tenía 21 años, el idioma era diferente, no sabía hablar nada y tuve que aprender obligado un poco de italiano y griego. Me dejó marcado. A veces en la familia se acuerdan y me dicen cómo está el marinero.
-Volviendo a su trayectoria laboral, ¿cómo ha sido todo este tiempo en el sistema de educación pública?
-Trabajar en educación para mí ha sido maravilloso. He estado con tres Presidentes de la República, Michelle Bachelet, Eduardo Frei y el 'finadito' Sebastián Piñera conversando como estoy ahora con usted. También he estado con ministros y en el Congreso. Acá empecé a tener otro 'idioma', porque en Ferrocarriles éramos puros hombres, no le puedo decir cómo hablábamos (ríe), pero aquí aprendí a conversar con un profesor, con un inspector o con un niño, hay que tener un filtro, en cambio allá era distinto.
-¿Es difícil ser representante de un gremio?
-Como dirigente llevo 24 ó 25 años y a través de ese rol he conocido el país. He estado en Chiloé, Antofagasta, entre otros lugares. A nosotros nos costó un mundo tener un estatuto. Gracias a Dios hoy lo tenemos, pero se demoró 25 años en que saliera o tal vez más. Cuesta harto conseguir algo, de diez peticiones se da una y siempre es el dinero, como un aumento de sueldo cada cierto tiempo. Los alcaldes que han estado en la comuna, podemos hablar de la señora Lucía (Menares), el señor Omar Vera, se han portado súper bien con nosotros. Igual esta administración se portó bien y nos dio un buen aumento de sueldo.
-¿Qué beneficio consiguieron con el estatuto?
-La estabilidad laboral y varias cosas que estaban volando. Antes no teníamos una indemnización. Cuando la gente cumplía su periodo se iba sin un peso. Una vez que llegué acá con el equipo empezamos a hacer cosas porque en Ferrocarriles también fui dirigente, entonces ya traía una trayectoria gremial.
-¿Cómo califica su relación con los alumnos?
-Buena, nunca he tenido una queja o que me llame la atención la directora o la inspectora general. De verdad soy preocupado de mi servicio, de mi trabajo porque aparte de ser dirigente local y nacional tenemos hartas charlas sobre cómo tratar a un niño, entonces eso me ha servido bastante porque esta tarea es difícil. Por eso trato de inculcarle a mi asamblea lo mismo, que cuando estén en el colegio hagan lo que les corresponde, si están limpiando el baño y entra alguien tienen que salir para evitar cualquier problema.
-¿Qué función realiza en el liceo?
-Aquí somos cinco o seis auxiliares. Yo estoy a cargo del pasillo del frente en el segundo piso (lo apunta desde el patio del liceo). Son salas y talleres donde tengo que mantener el aseo, salgo a hacer diligencias cuando me mandan de dirección, lo hago sin ningún problema. Me gusta mi trabajo y lo que hago como asistente y dirigente.
-Este liceo es uno de los más emblemáticos de San Antonio por su historia...
-Claro, y yo creo que de la provincia. De aquí han salido muchachos profesionales, aquí hay doctores, abogados y uno o dos diputados que salieron de acá. Se siente nostalgia a veces, pero igual hay que ponerle empeño. La dirección que hay, con la directora, el inspector, los profesores, todos son muy preocupados por los niños para que salgan adelante. Han llegado profesores nuevos que le ponen harto empeño, son universitarios y le han dado otro 'caché' al colegio.
-¿Ha pensado cómo va a ser cuando llegue el momento de jubilar?
-Por el sistema yo ya me inscribí para la jubilación porque el Estado de Chile nos da un bono, el incentivo al retiro, pero está lento el asunto, aunque igual llega. Cuando me vaya no sé cómo lo voy a asumir, si me voy a ir para abajo (anímicamente) o lo voy a aceptar bien. Fui a consultar y la jubilación que recibiría sería demasiado baja, alrededor de 250 mil pesos. Hoy día estoy pasando por un buen momento. A mí me gusta estar aquí, imagínese que del tiempo que llevo me habré tomado licencia dos veces, no más que eso.
Familia azul
Ramón Briceño creció en el campo, en Licancheu, comuna de Navidad, junto a su abuela. "Ella falleció en 1975 cuando yo ya estaba pololeando con mi señora. Me gusta escuchar música, escucho rancheras y soy bien romántico. Tengo un matrimonio de 43 años. Empecé a pololear con mi esposa a los 15 años y después de cinco años nos casamos. Tenemos tres hijas", dice con orgullo.
-¿Le gusta el fútbol o algún otro deporte?
-Sí, el fútbol, soy hincha de Universidad de Chile, al igual que mi señora y mis hijas. Somos una familia azul, pero mi nieto Nachito es de Colo- Colo. Mi señora es prima hermana de Carlitos Caszely. Cuando cumplimos 40 años de matrimonio lo invitamos a San Antonio y vino. Lo hicimos 'piola' pero se empezó a correr la voz que estaba en la sede y comenzó a llegar gente a pedirle fotos, autógrafos y se tuvo que ir porque no lo dejaron tranquilo.
-¿Qué le gusta hacer en familia?
-Con mi señora nos gusta viajar, hemos ido a Argentina y a Perú, nos llevamos bien. Aunque ahora hemos estado preocupados porque estoy enfermo de la próstata, parece que me tienen que operar luego. Ya me hice los exámenes y encontraron que hay una falencia y que hay que sacarla porque los remedios que me estaban dando ya no hacen efecto, al contrario, van empeorando la situación.
-Hay que tener fe en que todo va a salir bien…
-Yo soy devoto de la Virgen de Lo Vásquez y siempre le pido a mi virgencita que me cuide a la familia y a todos los que me rodean porque así soy yo mija, soy de corazón.
"Estuve cuatro años en Europa y en los barcos griegos recorrí el mundo. Me fui en el año 80 cuando tenía 21 años. Me casé y me fui altiro",
Ramón Briceño
"Yo vengo de una empresa estatal bien grande que es Ferrocarriles del Estado. Fui conductor de trenes, trabajé ahí durante 14 años. Siempre pensé que iba terminar mi vida como trabajador haciendo eso, pero se terminó...".