Ballena franca austral nada junto a su cría frente a las costas de la provincia
Ejemplares fueron vistos el martes frente a la desembocadura del río Rapel y ayer en la playa del sector Santa María del Mar en Santo Domingo. Expertos llaman a respetar a esta especie en vías de extinción.
Desde el pasado martes 9 de julio, los habitantes y visitantes de las costas de la comuna de Santo Domingo han sido testigos de un espectáculo natural poco común. Frente a la desembocadura del Lago Rapel y la playa de Santa María, una ballena franca austral ha sido avistada jugueteando con su cría, en una danza que combina majestuosidad y ternura. Este avistamiento ha sido documentado por particulares que lograron capturar cerca de 150 fotografías, revelando la identidad de la ballena como una hembra acompañada de su cría.
El profesor José Luis Brito Montero, especialista en fauna silvestre, ofreció una detallada interpretación de este avistamiento. Según su experiencia, las fotografías indican que la madre y su cría están en actividades de juego, una interacción esencial para el aprendizaje y desarrollo del joven cetáceo.
"Normalmente esta actividad demuestra cómo la madre enseña a su cría qué hacer y cómo hacerlo, acercándose a la costa para protegerla de posibles depredadores", explicó el especialista.
La ballena franca austral, una especie en peligro de extinción, tiene una historia trágica de caza intensiva que casi la llevó al borde de la extinción.
José Luis Brito recordó que "debido a su hábito de flotar tras la muerte, estas ballenas eran consideradas fáciles de cazar. Esta práctica devastadora se llevó a cabo durante los siglos XVI y XVII hasta el siglo XX, reduciendo la población actual a unos 100 ó 150 individuos en el hemisferio sur, de los cuales solo unos 50 pueden ser adultos".
Preservación y Respeto
La presencia de esta ballena y su cría cerca de las costas ha generado preocupación entre los expertos y las autoridades locales. Brito Montero hizo un llamado urgente a la comunidad para respetar la distancia mínima de 150 metros, evitando cualquier interacción que pudiera estresar o poner en peligro a los animales. "No perseguir a las ballenas, ni en botes ni en kayaks. Si uno se encuentra con ellas, lo mejor es quedarse quieto y observar. La seguridad de estas criaturas y de las personas es primordial", enfatizó el profesor.
Mientras las ballenas continúan su travesía rumbo al norte, se espera que la comunidad y las autoridades trabajen en conjunto para asegurar su protección. El monitoreo constante y la educación sobre las prácticas de observación responsable son cruciales para la preservación de esta especie.
"Debido a su hábito de flotar tras la muerte, estas ballenas eran consideradas fáciles de cazar. Esta práctica devastadora (...) redujo la población actual de unos 100 ó 150 individuos",
José Luis Brito, experto en fauna silvestre
50 ballenas de este tipo adultas, es la triste cifra total de esta especie en todo el Pacífico Sur, según datos de los investigadores