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Científicos desarrollan biofármacos a base de residuos marinos

Las vísceras de ostiones del norte y la piel de trucha arcoíris poseen propiedades anticancerígenas y antibacterianas.
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Ignacio Arriagada M.

Los biofármacos son medicamentos que se desarrollan a base de organismos vivos, tales como bacterias, hongos, tejidos de origen vegetal o animal, levaduras, entre otros. En las últimas décadas su efectividad en el tratamiento de diversas enfermedades, principalmente crónicas y degenerativas, ha llamado la atención tanto de la comunidad científica como de la industria farmacéutica.

En esa línea, una red internacional de establecimientos de educación superior, integrada por las universidades Autónoma de Chile, de Valparaíso, Católica del Norte, Católica de Valparaíso y la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (México), trabaja en la producción de biofármacos a partir de residuos orgánicos provenientes de la industria acuícola-pesquera.

Se trata del proyecto denominado "Creación de una red internacional para aprovechar subproductos de la industria acuícola-pesquera en la obtención de péptidos con actividad biológica para su uso como biofármacos", que el año 2023 se adjudicó los recursos económicos del Concurso de Fomento a la Vinculación Internacional de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), lo que ha permitido potenciar las alianzas con instituciones de investigación científica, tecnológica y/o de innovación.

Respecto a los avances de la iniciativa, la doctora Paula Santana, académica del Instituto de Ciencias Aplicadas de la Universidad Autónoma de Chile, detalla a este medio que "hemos trabajado con hidrolizados de proteínas de viseras de ostiones del norte y piel de trucha arcoíris, a partir de las cuales hemos obtenido péptidos que muestran una potencial actividad antibacteriana frente a bacterias como la Escherichia coli".

Durante los procesos de análisis, el equipo ha descubierto que estos hidrolizados tienen un gran potencial de actividad anticancerígeno frente a líneas celulares de cáncer de mama y gástrico. Esta efectividad se debe a la presencia de compuestos bioactivos como péptidos antimicrobianos y antioxidantes naturales.

Estos compuestos pueden proporcionar una base prometedora para el desarrollo de nuevos biofármacos, puesto que al ser derivados de fuentes naturales pueden tener menos efectos secundarios y ser más activos y biocompatibles que los sintetizados artificialmente", explica la especialista.

Potencial

Se estima que solo en las regiones de Valparaíso y Coquimbo se desechan al año cerca de 10 mil toneladas de descartes de productos del mar, como piel, cabeza, esqueleto, vísceras y sangre, los cuales son generados tras el procesamiento de pescados, crustáceos y moluscos del sector acuícola-pesquero, y que podrían ser aprovechados en este proyecto.

En los seis meses que lleva adelante la iniciativa internacional se ha generado un equipo de trabajo interdisciplinario entre investigadores de las universidades participantes, lo que ha permitido fortalecer el conocimiento en los procesos de hidrólisis enzimática y metodologías de aislamiento, síntesis y caracterización de péptidos desde recursos marinos.

"La propuesta tiene como objetivo establecer una red de colaboración entre instituciones nacionales e internacionales para identificar y caracterizar, de forma química y funcional, los péptidos bioactivos, con el propósito de obtener biofármacos de interés para el sector productivo", concluye la doctora Paula Santana.

"Al ser derivados de fuentes naturales pueden tener menos efectos secundarios y ser más activos y biocompatibles que los sintetizados artificialmente",

Dra. Paula Santana, académica y científica

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Durante los procesos de análisis se ha descubierto el potencial de los residuos marinos.
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Los bosques perduran como sumideros de carbono pese a la deforestación

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Los bosques absorben una media de 3.500 millones de toneladas métricas de carbono anuales, casi la mitad de las emisiones procedentes de la quema de combustibles fósiles entre 1990 y 2019, pero hacen frente a amenazas regionales como la deforestación o los incendios.

Un nuevo estudio que publica Nature señala que estos ecosistemas vitales han absorbido dióxido de carbono de forma constante durante las últimas tres décadas, incluso cuando las perturbaciones han mermado su capacidad y amenazan a este sumidero vital del carbono.

"La persistencia del sumidero mundial de carbono forestal fue una sorpresa dado el aumento mundial de incendios forestales, sequías, talas y otros factores de estrés", según Richard Birdsey, de la Centro de Investigación Climática Woodwell (EE.UU.) y uno de los autores del trabajo.

El sumidero mundial de carbono forestal sigue siendo significativo, pero varía según los biomas, con descensos notables en los bosques boreales y tropicales intactos.

El estudio indica que la superficie de los bosques del mundo disminuyó un 5% entre 1990 y 2020, lo que equivale a una pérdida de 210 millones de hectáreas.

El aumento de las emisiones en algunas regiones se equilibró con el aumento de la acumulación en otras, principalmente el recrecimiento de los bosques tropicales y la reforestación de los bosques templados.

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210 millones de hectáreas se han perdido entre 1990 y 2020.
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