El cartagenino que salva vidas y rescata jóvenes con el deporte
Marco Robledo Romero va a cumplir 25 años como rescatista en las playas de Cartagena. Hoy pone su experiencia al servicio de los niños para que puedan dejar atrás carencias y problemas, desarrollarse como personas y competir. "Todo lo hago de corazón", dice el instructor y protagonista de esta historia llena de esfuerzo y vocación.
Marco Robledo Romero ni siquiera recuerda la edad exacta a la que comenzó a nadar en el mar. Debe haber tenido unos siete u ocho años. Aprendió tan pequeño porque nació en medio de una humilde familia que lleva el mar y la vocación de salvar vidas en la sangre.
Su padre, Gabriel Robledo, a sus 64 años, es el salvavidas más longevo y experimentado que va quedando en Cartagena. Y su tío José Francisco Robledo, conocido como "Pancho Guata en el tradicional balneario, hizo una proeza que pocos han podido igualar: nadó los cerca de 8 kilómetros que separan a la playa Chica de Cartagena y la playa Chica de Las Cruces a pie descalzo y apenas ataviado con un short de baño.
"Me crié en el sector del Chiflón del Diablo en un mundo que estaba conectado con los salvavidas. A los ocho años empecé a conocer el trabajo de los rescatista porque acompañaba a mi papá a trabajar a las playas Chica, Grande y a San Sebastián", recuerda Marco sobre el comienzo de su historia.
"El oficio de salvavidas me llamó la atención inmediatamente. En esos tiempos después de la playa llegaba a la casa a ver la serie Los Guardianes de la Bahía y alucinaba con rescatar a la gente. Veía que en Estados Unidos los salvavidas tenían todos los implementos para hacer su trabajo, pero llegaba a la playas de Cartagena y veía que nuestros rescatistas ni siquiera tenían gualetas para nadar", comenta este hombre de 38 años que trabaja como salvavidas en la temporada veraniega y como buzo mariscador el resto del año, un oficio que también aprendió en su seno familiar.
Salvavidas cartagena
Marco Roblero está a punto de cumplir 25 años como salvavidas en las playas de Cartagena. Cuenta que comenzó a trabajar a los 14 años, en los tiempos que la legislación no impedía que los menores de edad ejercieran el oficio. Sólo se les exigía la certificación que entregaba la Armada tras las pruebas físicas y de nado, y él las cumplía a cabalidad.
Desde entonces comenzó a cultivar una vocación de servicio público. Así, en 2010, junto a otros rescatistas de la comuna, conformaron una organización sin fines de lucro que bautizaron simplemente como Salvavidas Cartagena.
"Nuestro principal objetivo fue detener las muertes por inmensión que se registraban en el Litoral Central. Ocurría mucho que la gente que venía en invierno se metía igual al mar y, al no existir dispositivos de seguridad en temporada baja, se registraban varias emergencias con consecuencias fatales. La gente se moría por falta de salvavidas", recuerda este vecino del sector Estación.
"Antes de 2010, cuando una persona se ahogaba en otra época que no fuera verano, nos iban a buscar a nuestras casas para ir a ayudar. Pero casi siempre teníamos que sacar a las personas ya fallecidas por el tiempo transcurrido", afirma sobre la realidad que se vivía en aquellos años, cuando las comunicaciones no tenían la inmediatez de la actualidad.
-¿Qué ocurrió con los accidentes fatales después de que formaron la agrupación en 2010?
-Comenzamos a salir de forma voluntaria a las emergencias en el mar y los fallecidos bajaron en un 500 por ciento. Antes cada año teníamos entre 3 y 7 fallecidos en temporada baja, y después bajamos a cero varios años. De hecho, desde 2010 hemos tenido solo dos o tres personas fallecidas en Cartagena.
Enseñanza
Marco Robledo confiesa que a medida que pasaba el tiempo, la labor de salvavidas más lo apasionaba, lo que lo impulsó a capacitarse y a profesionalizar su oficio.
Tras realizar algunos cursos especializados, hace tres años se convirtió en instructor federado de salvamento acuático. Actualmente, se dedica a certificar a salvavidas de aguas confinadas y a capacitar, junto a Salvavidas Cartagena, a niños, jóvenes y adultos que deseen transformarse en salvavidas de aguas abiertas o marinas. Hoy tiene más de 20 alumnos a los que entrena semanalmente.
Esa misma capacitación le permitió comenzar a trabajar como instructor de salvaje acuático deportivo, una disciplina federada que hoy tiene a Robledo y sus alumnos de Cartagena participando en distintas competencias de natación, siempre llevando el nombre de la organización Salvavidas Cartagena, que tiene cerca de 40 socios activos.
"Llevamos tres años participando en las competencias con muy buenos resultados. En 2022 y 2023 salimos segundos a nivel nacional. La competencia tiene dos modalidades: aguas abiertas y piscina. Obviamente esta última no es nuestra especialidad porque no tenemos un lugar físico para entrenar", lamenta Marco Robledo, quien dice que el espacio ideal sería el recinto de las expiscinas de Lo Abarca, adquirido por el municipio. "Lamentablemente ese proyecto no ha avanzado y las piscinas están botadas", asegura.
Pese a todo, en la tercera fecha del campeonato nacional realizada hace dos semanas en la piscina Municipal de El Bosque, en la Región Metropolitana, la delegación de Cartagena, comandada por Roblero, obtuvo 21 medallas.
El equipo estuvo integrado por ocho nadadores de la comuna balneario, el más pequeño de solo 13 años, mientras que el mayor fue el propio Robledo, que también compite en las distintas disciplinas. "Al final salimos cuartos en la competencia", precisa el instructor.
La revelación en aquella fecha fue Ismael Cuevas, que recién hace un año llegó a entrenar a la agrupación Salvavidas Cartagena, bajo las órdenes de Robledo. Con 16 años, Ismael accedió a la final en la categoría Todo Competidor y salió tercero. "Y eso que no tenemos piscina", insiste el también profesor de natación.
-¿Cómo lo hacen para entrenar cuando tienen competencias en piscina?
-Un señor solidario de San Juan nos prestó su piscina para poder enseñarles un poco de técnica a los muchachos. Pero todo se hace con solidaridad, porque, como dije, no tenemos la infraestructura adecuada para entrenar como lo hacen algunos clubes en Santiago por ejemplo.
Superación
Marco Robledo está orgulloso y contento con lo que hace. Y es que ha visto los logros que han alcanzado los alumnos que cada sábado en la mañana llegan a la playa Chica de Cartagena a los entrenamientos que lidera Robledo junto a Salvavidas Cartagena.
"Un caso para contar es el de Vicente Santander, de 13 años. El año antepasado fue a esta misma competencia en El Bosque. Salió último y se puso a llorar de frustración. Yo le dije que esto era como en las películas, que había que entrenar mucho para ganar. Y así lo hizo. Se puso a entrenar y ya ha salido campeón nacional en varias disciplinas. Y ya superó a su maestro, porque ahora me gana hasta a mí", admite lleno de orgullo.
Agrega que "en Cartagena tenemos talento de sobra e incluso podríamos tener deportistas en la selección chilena de natación, pero falta apoyo para cumplir los sueños. Benjamín Pavez (23) ha sido tres veces campeón nacional, al igual que yo en mi categoría".
Pero más allá de la competencia, a Marco Robledo le interesa dejar un legado. "Una parte importante de nuestro trabajo está enfocado en sacar a la juventud de las malas influencias de la calle y encaminarla hacia el deporte y la vida sana. Ese es uno de los objetivos de los entrenamientos y las competencias", destaca.
El instructor confidencia que "yo también fui un niño vulnerable y me hubiese encantado tener a alguien que me enseñara. Este es un deporte elitista, porque los implementos son caros. Yo recién a los 19 años pude tener mi primer traje, cuando ya estaba trabajando. Ahora nosotros les facilitamos los trajes a los alumnos para que puedan entrenar como corresponde".
-¿Cómo se financian?
-Hacemos bingos y loterías, y tenemos un angelito que nos ayuda a pagar las inscripciones para los competencias. Pero necesitamos mucha ayuda de la comunidad, de las empresas y de las autoridades para seguir realizando este hermoso trabajo.
Marco Robledo está feliz porque su trabajo ya empieza a rendir frutos. "Aquí les damos la oportunidad a jóvenes de escasos recursos para que puedan transformarse en deportistas y conocer otro mundo, muy distinto al de la droga y la delincuencia. A los chiquillos les ha hecho bien, porque siempre les estamos inculcando valores como la disciplina y el respeto", sostiene.
"He visto a muchos jóvenes cambiar positivamente gracias a nuestro trabajo. A otros les ha servido para trabajar como salvavidas en el verano y así pagarse sus carreras universitarias. Pero para mí lo más importante es rescatar a los jóvenes de la calle y darles un mejor futuro. Por eso, todo lo hago con amor, con el corazón", concluye.
"Una parte importante de nuestro trabajo está enfocado en sacar a la juventud de las malas influencias de la calle y encaminarla hacia el deporte y la vida sana",
Marco Roblero.
"Para mí lo más importante es rescatar a los jóvenes de la calle y darles un mejor futuro. Por eso, todo lo hago con amor, con el corazón",
Marco Robledo.




