Vecinos de El Trigal interpusieron querella por daños estructurales en sus viviendas
Familias llevaron su lucha a los tribunales tras años de filtraciones, fugas y negligencias que han deteriorado gravemente sus hogares.
En la brumosa mañana de ayer viernes, el frontis del edificio de los Tribunales de Justicia de San Antonio se convirtió en el epicentro de una lucha que llevaba años gestándose en silencio. Bajo el cielo gris que se cernía sobre la ciudad portuaria, un grupo de vecinos, liderados por el diputado Tomás Lagomarsino, anunciaron la querella por presunta estafa que interpusieron contra la inmobiliaria Invica, que mucho más que una acción legal se convirtió en el grito de 87 familias que vieron cómo sus sueños se desmoronaron, igual que los cimientos de sus hogares en la Villa El Trigal.
Fabián Campos, vocero del comité habitacional de la villa, fue el primero en tomar la palabra. Su voz, cargada de la frustración acumulada durante años, relató el infierno que han vivido.
"Todo comenzó con las filtraciones. Casas nuevas, entregadas en 2017, que pronto empezaron a colapsar. Las fugas de agua subterráneas, la mayoría de las veces invisibles a simple vista empezaron a socavar la estabilidad de nuestras viviendas", explicó, describiendo cómo las grietas se multiplicaron, desfigurando los sueños que habían forjado con tanto esfuerzo.
Ventanas desalineadas, puertas que no cierran bien, cañerías llenas de filtraciones y cimientos inestables han dejado en vilo la seguridad de las casas.
"En un país sísmico como el nuestro, estas viviendas podrían inclinarse con el próximo temblor", advirtió Fabián Campos.
A pesar de la gravedad de la situación, los afectados denuncian que la empresa responsable de la obra se ha mostrado evasiva, reuniéndose una única vez con los vecinos y prometiendo soluciones que nunca llegaron. La indiferencia se convirtió entonces en el enemigo silencioso de estas familias, que ya han desembolsado millones en reparaciones que, en teoría, no les correspondían.
Interviene diputado
El diputado Tomás Lagomarsino tomó el relevo de las declaraciones y con un tono firme, describió el proceso que los trajo hasta este momento, explicando que "este problema ha tenido conmocionados a los vecinos y les ha perjudicado durante muchos años, porque recibieron en el año 2017 su vivienda propia, lo cual era un sueño, un anhelo. Evidentemente este es un proyecto habitacional grande con apoyo del Estado y visado por el Estado y que finalmente se transformado en un dolor de cabeza, en una serie de problemas e inconvenientes que les ha ido afectando y perjudicando durante todos estos años".
"Desde que nos contactaron hace algunos meses, empezamos a desarrollar un proceso en el cual fuimos recopilando los antecedentes, analizándolos hasta que finalmente el día de hoy (ayer), interponemos la querella por presunta estafa representando a 87 familias que se han visto perjudicadas y que tienen antecedentes y pruebas suficientes para demostrar que aquí ha habido una dejación por parte de la empresa, por la inmobiliaria Invica, que podría considerarse y tipificarse dentro del delito de estafa", explicó el diputado Lagomarsino con la carpeta que contenía el detalle de la querella.
Relatos de vecinos
Geraldina Soto Cabello, una de las primeras residentes de la villa, rompió el silencio con un testimonio que caló hondo. "Yo soy mamá soltera. Cuando recibí mi casa, era lo más lindo que había logrado en mi vida. Pero hoy, está destruida", relató con la voz entrecortada por la emoción.
La propietaria asegura que su casa, que debía ser un refugio, se había convertido en un lugar inhóspito, lleno de filtraciones, humedad y paredes resquebrajadas. "Mi calefón se quemó por culpa de una de las tantas filtraciones, y ahora mi casa huele a moho. No puedo ni entrar sin que me duela el alma", confesó, mientras los ojos de los demás vecinos reflejaban su misma angustia.
El testimonio de Geraldina no fue el único. Augusto Herrera, otro vecino afectado, describió la odisea de tener que cortar el agua cada vez que salían de su casa, por miedo a que las fugas los inundaran en su ausencia.
"Acumulamos una deuda de 700 mil pesos en agua que nunca consumimos, solo por las fugas que se mantienen bajo nuestras casas", reveló con el rostro endurecido por la impotencia. En su casa la humedad ha subido por las paredes, erosionando los cimientos y debilitando la estructura completa de su hogar.
"Cuando recibí mi casa, era lo más lindo que había logrado en mi vida. Pero hoy, está destruida",
Geraldina Soto, vecina Villa El Trigal
2017 fueron entregadas las viviendas de la Villa El Trigal a los propietarios que ayer se querellaron por estafa.