Escolarización del folclor chileno: el gran vacío del currículum nacional
En épocas electorales nos hacemos cargo de una urgencia en la sala de clases. Los diversos actores gubernamentales y municipales deberían atender estos contenidos como su prioridad.
Yvaín Eltit - Presidente Sociedad de Folclor Chileno.
Oreste Plath, folclorólogo y escritor, fue pionero en denunciar la necesidad de abordar al folclor como pilar fundamental de la historia del pueblo, sus vivencias y manifestaciones. En su texto "La escuela y el folklore", Diario La Unión, Valparaíso, viernes 17 de junio p. 3 indica: "El folklore chileno, que es rico de verdad, no es llevado a la escuela. Su implantación, dentro de los programas educacionales, sería provechosa para el cimiento de nuestras tradiciones y afirmaría la nacionalidad y nos quitaría esa capa de país sin color, sin expresión, sin ritmo propio".
Tal preocupación marcó toda su vida. De forma independiente impulsó cursos, cátedras y conferencias en espacios educativos, museos, bibliotecas, etc.
El doctor Aureliano Oyarzún Navarro con Oreste al fundar la Asociación Folklórica Chilena (hoy Sociedad de Folclor Chileno), formaron 3 grupos que reflejaron su visión del saber del pueblo: Tradición chilena (costumbres, lengua y literatura); Ergología folclórica (artes plásticas y artesanías); Música y coreografías populares, el 3 de febrero de 1943.
Las discusiones posteriores en Chile han transitado entre decretos y leyes que poco y nada aportan, más bien obsesionados con el folclor musical en educación física, en torno al 18 de septiembre, como si ser chileno es un día en el año.
La posta se traspasó de una generación a otra. Después del deceso de Oreste (1996), su hija, Karen Plath Müller Turina, quien había tenido vasta experiencia en las bellas artes, tanto en gestión e investigación, se volcó de lleno al estudio de las animitas, los juegos del mundo adoptados y adaptados. Igual que su padre, ha recorrido: centros educativos, museos, poblaciones, Academia Diplomática de Chile, e incluso en la Biblioteca Pública Vicente Huidobro de San Antonio (2013).
Sin embargo, dentro del aula el folclor sigue estando absolutamente ausente. El Currículum Escolar siempre fue parte de las políticas educativas, pero su establecimiento legislativo data de la Ley Orgánica Constitucional (LOCE) (1990). Ni en su génesis ni tampoco en sus modificaciones sucesivas se ha integrado conocimiento alguno, se le continúa minimizando con escasas ideas satelitales.
En el contexto actual debemos propiciar una actualización del folclor chileno en todos los niveles escolares, cuyo propósito debe apuntar a transformar esas añejas prácticas reproducidas bajo el modelo de la hacienda. Hay que dejar el fomento de ciencias exactas que son un simple relleno en la escuela, reemplazándolas por una utilidad cotidiana, dejar de orientar todo hacia números que introduzcan y repliquen modelos nórdicos (Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia), realidades que nada tienen que ver con nosotros.
Ese enfoque contemporáneo lo estamos desarrollando con mi maestro, profesor Gabriel Salazar Vergara en liceos de 4 regiones, donde la soberanía popular hable a través de sus protagonistas, su historia local y los distintos estamentos escolares construyan su propio folclor, autónomo y libre.