Cementerio Parroquial se llenó de nostalgia y coloridas flores en el Día de los Difuntos
A pesar de su precio, los arreglos florales inundaron el camposanto en un día de recogimiento y recuerdo por los seres queridos que partieron.
La jornada del Día de Todos los Santos volvió a teñir de coloridas flores y recuerdos el cementerio Parroquial de San Antonio, que durante toda la jornada de ayer recibió a miles de personas.
Pese a que los problemas de abastecimiento de agua persistieron, estos inconvenientes no impidieron que las familias se congregaran para adornar las tumbas de sus seres queridos, continuando una tradición profundamente arraigada en la comunidad.
Sobre los inconvenientes con el agua en los grifos del camposanto, Carlos Muñoz, administrador del cementerio, comentó el jueves a nuestro diario que a pesar de los esfuerzos para asegurar el abastecimiento de agua en el recinto, la demanda sigue siendo muy alta.
"Abastecimos con casi 20 mil litros de agua solamente la entrada principal, además de los estanques en distintos sectores, pero con el volumen de personas y la costumbre de llenar bidones grandes, el agua se agota rápidamente", explicó el administrador.
Todos con flores
La normal escasez de agua en un día de masiva concurrencia de personas al cementerio, sin embargo, no mermó el entusiasmo de los vendedores de flores, quienes vieron cómo sus productos eran adquiridos con normalidad a pesar del alza en los precios.
Elizabeth Molina, florista con años de experiencia en estas fechas, explicó que "aunque las flores están más caras que años anteriores la gente de todas maneras compra lo necesario para arreglar las tumbas. El ramito de ilusiones está a dos mil pesos y las clavelinas a dos mil quinientos".
De acuerdo a los precios que pudimos constatar en las florerías del mismo cementerio, en promedio, adornar un nicho cuesta alrededor de cinco mil pesos, mientras que una tumba en suelo requiere un mínimo de diez mil pesos para decorarla adecuadamente con flores suficientes.
El feriado largo ayudó a que la afluencia se distribuyera en varios días, lo que, según los floristas, podría mejorar las ventas.
"Estamos confiados en vender todo el stock de flores que trajimos. La gente viene con ánimo de recordar a sus seres queridos, y eso se refleja en las compras que hacen. Igual se ha visto harta gente, como ayer (jueves) en la tarde y hoy (ayer) en la mañana, pero esperamos que la mayor cantidad se vea de aquí al domingo, porque como son varios días, el público se distribuye por todos los días", comentó Elizabeth Molina.
Al igual que en la jornada del jueves, el viernes por la tarde algunos asistentes expresaron su descontento con el abastecimiento de agua.
Una tradición
Patricia González, que llegó a hermosear la tumba de sus padres en la parte más alta del cementerio, mencionó que "parece que bajaron la potencia del agua, lo que nos afecta a todos porque tuvimos que ir a la entrada de abajo a buscar agua porque aquí arriba no había. Lo otro era comprar agua, pero era más cerca bajar que salir, así que tuvimos que acarrear el agua para dejar las flores fresquitas y así duren un poco más".
Cerca de ahí, en los nichos de la ladera oriente, Roberto Ortiz barría afanosamente los tallos de las flores que cortó para dejar en la lápida de su amada que partió hace algunos años.
"Vengo siempre a cambiarle las florcitas a mi vieja, es una manera de seguir conectado con ella y por último sirve para salir y distraerse un rato, mirar otra gente, tomar aire, salir del encierro y la monotonía, ¿no cree?", dijo el octogenario sanantonino cuya calma y dedicación en la tarea de hermosear la tumba de su esposa no pasó inadvertida en medio del inusual ajetreo de un lugar que suele estar gobernado por el silencio y la brisa costera.
Así, el cementerio Parroquial se convirtió, una vez más, en un espacio de reencuentro y memoria para las familias de San Antonio, en un 1 de noviembre que reafirmó el arraigo profundo de esta tradición en la comunidad.
"Era más cerca bajar que salir, así que tuvimos que acarrear el agua para dejar las flores fresquitas y así duren un poco más",
Patricia González,, visitante del cementerio
"Vengo siempre a cambiarle las florcitas a mi vieja, es una manera de seguir conectado con ella y por último sirve para salir y distraerse",
Roberto Ortiz
5 mil pesos para un nicho y diez mil para una tumba es el gasto mínimo en flores, según los precios de este año.