Madre e hija crean artesanía con las hojas de choclo que recogen en ferias
En 2017 a Sandra Viteri y Ana Carolina Segura les tomaron la casa y casi no tenían dinero para comer. Recogiendo rastrojos para subsistir se les ocurrió una idea, dieron vida a Carolina Flowers y hoy exponen hasta en el extranjero.
Ignacio Arriagada M.
En 2018, cuando el avión aterrizó en Chile, Sandra Viteri y su hija, Ana Carolina Segura, cerraron los ojos y agradecieron a Dios. Tras seis años viviendo en Ecuador, su país de origen, volvían a su casa en Bajos de Mena, en Puente Alto. Mientras se aproximaban a lo que era su hogar, notaron con sorpresa que un niño había ingresado sin permiso. Al acercarse a la puerta y notar que había una mujer desconocida, Viteri le preguntó que por qué estaba ahí.
"Sorpresa para nosotras, la casa había sido tomada. Pidiéndole explicación a esta desconocida, me dice, con mucha violencia, que esa era su casa porque yo la había abandonado hace seis años, cuando me fui a Ecuador para que me hija cursara la secundaria (…) De la noche a la mañana nos vimos en la calle, con una maleta en mano y nada más", recuerda Sandra con la voz quebrada.
Una vecina, al percatarse de la injusta y desoladora situación, les ofreció una pequeña pieza de su inmueble para que pernoctaran. Al otro día les propuso trabajo en una feria libre de la capital, donde debían ayudarla a cargar un camión, limpiar y vender sus productos. Todo eso a cambio de $10.000. Al sexto día, y de forma inesperada, la mujer les redujo el pago a $5.000 argumentando que la habitación que les había pasado tenía un valor.
El dinero no daba siquiera para lo básico, por lo que madre e hija tuvieron que concurrir periódicamente a la feria Ejército Libertador a recoger verduras que quedaban en el piso y, con ellas, prepararse algo para comer. No daba para más.
"El año 2017 fue muy triste. No teníamos nuestra casa, no teníamos dinero ni para volver a Ecuador. Nada. No estábamos emocionalmente bien. Aun así aguantamos y seguimos un par de meses", relata Viteri.
Recurso milagroso
Sandra y Ana Carolina no daban más y eso que el 2018 recién había comenzado. Sin esperanzas, siguieron laborando por solo $5.000, de lunes a sábado, desde las 9:00 a 19:00 horas, hasta que una ida a la feria, lo cambió todo.
"Era un sábado a finales de enero y estábamos en la feria recolectando verduras y frutas para comer y Ana Carolina apunta a unos feriantes que estaban tirando a la basura muchas hojas de choclo. Mi hija se da vuelta y me dice: 'Están tirando el dinero y nosotros lo necesitamos. Mamá, hagamos con esas hojas de choclo lo que sabemos hacer'", relata la emprendedora.
A lo que se refería era a hacer flores con este recurso natural, artesanía que aprendió en su colegio en Ecuador y que Sandra también hacía gracias a la instrucción que desde niña recibió de sus padres.
Al instante, comenzaron a recoger las hojas de choclo y las llevaron a la pieza donde dormían. En ese lugar hicieron todo, desde la sanitización, pasando por la clasificación y coloración, hasta la confección.
"En un mes hicimos unos arreglos florales preciosos y mi hija los fue a vender a una plaza de Puente Alto. Justo coincidió que era el Día de los Enamorados y se vendió todo (...) Cuando mi hija llega a la pieza y me dice que fueron furor los arreglos, yo noté que esta era la oportunidad para salir adelante", reconoce la puentealtina.
Con el dinero recaudado esa jornada, ambas arrendaron una pieza más grande y decidieron dedicarse 100% a producir artesanías. Cada día Ana Carolina, de manera ambulante, comercializaba los arreglos, que le retribuían unos $30.000 diarios. Luego, las dos participaron en ferias navideñas y de emprendedores, donde las personas quedaban asombradas del nivel de los diseños y la calidad de los productos. Para darle mayor seriedad al emprendimiento, lo formalizaron legalmente y le dieron un nombre: Carolina Flowers.
2021: año de gloria
La popularidad alcanzada, acompañada de las buenas opiniones acerca de los productos, condujo a que algunos medios pusieran los ojos en la pyme. Un reportaje en televisión y una publicación en un diario generó que Carolina Flowers fuera conocida en todo Chile.
"Todas estas apariciones nos catapultaron al éxito desde el 2021. Un día, apenas aparecimos en la tele, nos llegaron muchos pedidos de todo Chile, solicitando unas tres mil flores. Muchas instituciones comenzaron a destacarnos", declara Sandra.
Entre los galardones que ostenta Carolina Flowers está haberse ubicado entre los 500 mejores proyectos sostenibles del mundo, según los Premios Verdes. Además alcanzó los primeros puestos en el Desafío Santiago Circular 2023.
Los viajes internacionales para mostrar su negocio también se han vuelto costumbre para Sandra y Ana Carolina. En 2023 fueron parte de una de las ferias de arte más importantes del mundo: la Art Fair de Jerusalén, en Israel. Este año estuvieron en la séptima edición de la Feria Tricontinental de Artesanía de Tenerife, en España, donde una corona de flores hecha por las emprendedoras fue utilizada en el desfile de moda ante miles de personas.
El éxito también se ha visto reflejado en las ganancias. El año 2018, cuando partió la pyme, facturaron $5.000.000. El 2023 lo cerraron con $20.000.000 en ganancias.
Para solventar la alta demanda de pedidos, Carolina Flowers le da trabajo, en promedio, a cinco personas, quienes producen mensualmente miles de unidades de arreglos de flores, muñequería, accesorios y adornos.
Sandra Viteri asegura que el camino que han debido sortear con su hija ha sido complejo, pero su perseverancia, esfuerzo y fe en Dios las tiene en un buen lugar. Ahora, reconoce la emprendedora, la tarea es traspasar fronteras y llevar la marca a otros mercados.
"Hemos demostrado en Chile que con una hoja de choclo, aunque no se crea, se pueden hacer grandes cosas. Lo mismo haremos en el exterior", proyecta Sandra.