Comerciante sufrió robo de mercadería desde su foodtruck en la Playa Grande
"Quiero pensar que tenían hambre", fue la reacción de la víctima del delito.
La madrugada del sábado el silencio del sector Playa Grande de Cartagena fue interrumpido por un acto que, aunque común en las noticias policiales de la zona, no deja de estremecer. En la esquina de la Punta de Diamante, entre Costanera del Mar y la avenida Ignacio Carrera Pinto, delincuentes violentaron los candados del carrito foodtruck de Karen Ruiz de Gamboa Peralta, llevándose gran parte de la mercadería que había acumulado para trabajar durante el fin de semana.
Karen, de 29 años, madre soltera de una niña de cinco, recibió la noticia a primera hora del día.
"Me llamaron los mismos vecinos que conocen mi carrito y siempre están atentos al sector", relató la afectada con un notable tono de serenidad.
Cuando llegó al lugar, encontró su foodtruck con las puertas abiertas y el desorden característico de quienes buscan algo rápido y se marchan sin mirar atrás. Sin embargo, el daño material no fue su mayor preocupación.
"Se llevaron principalmente comida como papas fritas, dulces, cosas empaquetadas. Había una tablet y un poco de plata en la caja, pero eso no lo tocaron", comentó tras limpiar el lugar y reorganizar lo que quedó.
La pérdida económica, calculada en alrededor de 300 mil pesos, representa un duro golpe para esta emprendedora que trabaja de lunes a domingo para mantener a su hija y afrontar los gastos del hogar.
"Es complicado, porque todo está caro, y uno trabaja para tener lo justo. Esta mercadería la había comprado para el fin de semana, que es cuando más vendo. Pero bueno, no puedo lamentarme mucho, porque tengo que seguir adelante", dijo la comerciante con una tranquilidad que sorprende, considerando la situación.
Empatía y adversidad
Pero lo que más llama la atención de Karen es su actitud frente al robo. En lugar de expresar rabia o impotencia, la joven prefirió intentar comprender las razones detrás del acto.
"Quiero pensar que quien lo hizo tenía hambre. Si se llevaron pura comida, tal vez la necesitaban para sobrevivir", reflexionó, dejando ver una humanidad que desarma cualquier juicio inmediato.
Pero no todo es resignación. Karen es consciente del contexto de inseguridad que atraviesa Cartagena, comentando que "aquí está difícil la cosa. Roban y roban, y uno ya no se sorprende. Soy una más del montón. Pero trato de no quedarme en la queja. Limpié, ordené y salí a comprar lo que pude para seguir trabajando y no perder todo el fin de semana".
En un periodo que debería estar marcado por la esperanza de las fiestas y la llegada del verano, Karen ahora enfrenta el desafío de reponer lo perdido y continuar atendiendo a sus clientes.
Con una calma que inspira y una empatía que conmueve, la cartagenina demostró que, a pesar de los golpes, su espíritu permanece intacto.
En una localidad donde la inseguridad se ha vuelto una constante, la historia de Karen Ruiz de Gamboa nos recuerda que, incluso en medio de la adversidad, la humanidad y la resiliencia pueden ser una poderosa respuesta frente a la desesperanza.
2018 fue el año en que Karen Ruiz de Gamboa abrió su local en la Playa Grande Cartagena.