Coro Puerto de San Antonio: 72 años de canto y tradición
Erika Toro, integrante con más de 50 años de trayectoria, recordó la época de gloria de la agrupación musical, así como también los tiempos turbulentos de la dictadura y la pandemia.
El pasado 17 de noviembre, el Coro Puerto de San Antonio celebró un nuevo aniversario, reafirmando su lugar como referente cultural tras décadas de trayectoria. Este emblemático grupo ha sabido trascender generaciones, enfrentando desafíos y adversidades con la fortaleza que caracteriza su compromiso con la música y la comunidad.
El conjunto tiene su origen en 1952 y su primer director fue Waldo Aránguiz. Con el transcurrir del tiempo, él dio un paso al costado para ser reemplazado por Edmundo Vallejos Cano. En la década de los 80, el coro cambió de dirección por tercera vez con la llegada de Juan Olguín Vaccia, un joven recién egresado de la carrera de música.
En la sede de la agrupación, ubicada en avenida Barros Luco, frente al estadio Municipal de San Antonio, Juan Olguín repasa su llegada al podio, los momentos iniciales y por qué le propusieron que tomara la batuta de uno de los coros más importantes del país.
"Yo llegué en 1981 al coro, y me he mantenido hasta el día de hoy como director titular. Yo estudiaba pedagogía en música, en Santiago, me titulé y no tenía trabajo. Y un vecino me dijo que viniera al coro y pensé: voy a ir a cantar. Cuando supe que necesitaban director, hice una prueba y me dejaron inmediatamente porque yo dominaba las técnicas. Desde ahí, hasta ahora, han pasado 43 años", afirmó el actual director.
Años de gloria
En su época de mayor esplendor, el conjunto coral llegó a reunir a más de cien integrantes, representando a diversas localidades de San Antonio. Entre sus miembros se destacaban hombres y mujeres de todos los oficios como obreros, profesores, dueñas de casa y estudiantes. En los años 50, la agrupación se destacó por su participación en festivales corales en Santiago, además del primer lugar obtenido en el Concurso Nacional de Coros en San Fernando.
En los años 60 y 70, el coro triunfó con su participación en el Teatro Municipal de Santiago al interpretar la Misa de Réquiem de Giuseppe Verdi, y por su función en el Quinto Festival Nacional de Coros en Angol. A esto se sumó su paso por el Festival El Mar y El Cobre Cantan, donde se unieron las voces del coro del Mineral El Teniente, el coro del Alumnos de la Universidad de Chile y el Coro del Puerto de San Antonio.
En los 80 y 90, el conjunto profundizó su éxito junto a la Misa Latinoamericana y con su participación en el Festival Nacional de Coros en Coyhaique.
El grupo también viajó a México, donde presentó obras de Pablo Neruda y Gabriela Mistral en diversas ciudades.
Disciplina
Una voz respetada en el Coro Puerto de San Antonio es Erika Toro, quien tiene 50 años dentro de la agrupación y forma parte de la directiva como directora. "Yo prácticamente crecí en lo coral. En la Escuela Nº3 de Barrancas, las profesoras eran integrantes del coro y nos invitaban a cantar. Con el tiempo seguí mi asunto universitario. Después llegué a través de una amiga porque necesitaban voces. Y de ahí que estoy acá", recordó.
La continuidad del Coro Puerto de San Antonio, con 72 años de trayectoria, radica, en una buena parte, en la disciplina de sus 21 integrantes. "Antes, cuando llegaban al coro, tenían una recomendación de un integrante. Esa era la condición. Ahora tiene que haber disciplina. No pueden pertenecer a otro coro porque si hay un concierto, y se va la mitad del coro porque tienen otro compromiso artístico, no nos sirve. Puede participar en otro lado, siempre y cuando no abandone los compromisos del coro", explica Toro.
"Llevamos 72 años. Es difícil mantener una institución así, que no tiene fines de lucro y no recibe subvención. Cuando postulamos (a fondos públicos), recibimos alguna moneda, pero sobrevivimos por el aporte de los socios que pagan su cuota, el director que nos cobra la nada misma. Tenemos que pagar la luz, el agua y hay que mantener la sede porque es igual que una casa", agrega Erika Toro.
Altos y bajos
A lo largo de estos años son innumerables las anécdotas que acompañan la historia de este grupo. Erika recuerda que una vez el coro fue al Cajón del Maipo, donde no se pudo presentar de manera correcta. "Fuimos a la nieve, era día domingo y había misa. Esa vez el padre no nos dejó cantar, y nos fuimos a la plaza. Al rato llegó él mismo a la plaza, y sorprendido le decía a su gente: ¡Que cantan lindo!".
En otra ocasión, rememora, sorprendieron al exdirector de la agrupación Edmundo Vallejos en su matrimonio. "Fuimos al matrimonio, pero él no sabía. Así que llegamos a La Unión, de donde él era. Hablamos con el sacerdote, le contamos lo que éramos y subimos a cantar. Cuando entró el matrimonio, nosotros cantamos y él no se podía dar vuelta a mirarnos. Él decía: 'esas voces las conozco'. Hasta que se dio vuelta y perdió todo protocolo: ¡mi coro!, gritó".
El Coro Puerto de San Antonio también ha vivido reencuentros emocionantes con sanantoninos que, por diversas razones, han abandonado su tierra para tomar otros rumbos. "En una oportunidad, estábamos en Puerto Montt, en una localidad que se llama Piedra Azul. Llegamos allá y era una iglesia típica sureña, y empezamos a cantar Tonadas de Manuel Rodríguez. Y había una señora en el público que cantaba. Después que terminamos de cantar, yo me acerco a ella y vi que lloraba. Le hablo y me dice que nosotros éramos de su pueblo, de San Antonio, lugar que no visitaba hace 60 años", cuenta con emoción.
"En México recuerdo que estábamos cantando en una iglesia, y un señor sale del público y nos abraza y nos dice que lo único que quería era saludar a sus hermanos chilenos. Era periodista, y tuvo que salir en el 73 a México", agrega Erika Toro.
Tiempos difíciles
Las dificultades no han estado ausentes en la historia del Coro Puerto de San Antonio, especialmente durante la dictadura militar. "Realmente nos impactó porque seguíamos ensayando y, muchas veces, se pensó que hacíamos otra cosa. Pero no es así. Nos llegó gente que nosotros sabíamos que venía con otro asunto, pero pronto se daban cuenta y se iban", revela la corista con más de medio siglo en la agrupación.
Añade que "nosotros no nos cerramos a participar. Cuando llegó el señor, don Augusto Pinochet, vino a hacer la primera visita a San Antonio, nosotros fuimos a cantar. También cantamos en el regimiento. El coro es apolítico, es arreligioso, está abierto a todo y dispuesto a todo".
Mientras cae la tarde en la sala de ensayo del Coro Puerto de San Antonio, Erika sumó otro momento que puso a prueba la estabilidad de la agrupación. "En el tiempo de la pandemia nosotros dijimos que no íbamos a cerrar las puertas. Empezamos por Zoom, seguimos ensayando. Hicimos el aniversario del coro por Zoom con una torta simbólica. Un saludo a la distancia. Pero lo hicimos. Hicimos una grabación de eso. Y después nos fuimos incorporando, a gran distancia, todo marcado. Cuando volvimos hicimos una cantata de villancicos en la Corporación de Desarrollo de Llolleo", cuenta tras el ensayo para el concierto por el 72° aniversario, que ofreció el coro la tarde de ayer en la parroquia Santa Luisa de Marillac, en Barrancas.
Futuro
Al finalizar la tarde, Erika reflexiona y dice que "del futuro, yo soy optimista. La llama del canto coral, en San Antonio, no se puede apagar porque es un compromiso, creo, de ciudad. Hay autoridades comprometidas con el coro. No estamos encima de ellos, porque donde nosotros vamos llevamos el nombre, somos embajadores del puerto de San Antonio. Estuvimos en México y hablábamos de San Antonio, a lo largo de Chile hablamos de San Antonio".
Finalmente, hizo un llamado a las nuevas generaciones a que se acerquen al conjunto. "A los jóvenes, que vengan, porque en las manos de ellos está el futuro de la cultura en San Antonio. La música humaniza, nos hermana, nos hace ser solidarios. Cuando usted entra aquí, todos somos iguales, y todos nos saludamos, aunque no sepamos de su vida personal. Pero si llega aquí es porque algo lo trajo".
"Cuando supe que necesitaban director, hice una prueba y me dejaron inmediatamente porque yo dominaba las técnicas. Desde ahí, hasta ahora, han pasado 43 años",
Juan Olguín,, director
"Llevamos 72 años. Es difícil mantener una institución así, que no tiene fines de lucro y no recibe subvención",
Erika Toro,, integrante con 50 años en el coro