El astrónomo sanantonino que conecta a la provincia con las estrellas
A sus 36 años, Jaime Giannelloni repasa su pasado, presente y el devenir de su carrera abocada a la divulgación científica.
AJaime Giannelloni Lizana (36) le apasionan las estrellas y el universo. Es astrónomo, sanantonino, exalumno de la Escuela Industrial (Eisa). Momentos previos al inicio de la entrevista, está sentado al interior de una oficina de la Fundación Parque de la Ciencia, en Santo Domingo, lugar en donde se dedica a la divulgación del estudio de los cuerpos celestes. Alrededor de él, papeles, lápices y objetos de cohetería que serán usados próximamente en los talleres de verano.
El especialista arrastra pasiones y preguntas desde pequeño. Es inolvidable para él cuando vio, por primera vez, la luna. O ese otro recuerdo cuando pudo observar el sol por medio de un telescopio. Desde ahí en adelante, todo fue vertiginoso: estudió astronomía en la Universidad Andrés Bello. Fue miembro del prestigioso observatorio Alma y, por un tiempo, se dedicó a la investigación científica.
Sin embargo, en medio de papeles y pericias de su área, algo hizo que dejara todo esto de lado y se dedicara a la divulgación astronómica. Probablemente, esa pasión que arrastra desde su niñez lo hizo abocarse de lleno al proceso de comunicar, de manera accesible y comprensible, los conocimientos y descubrimientos sobre el universo. También, es posible que la pregunta sobre el origen de todo lo impulse a relacionarse con los otros para así, en una de esas, encontrar algo cercano a una respuesta.
-¿Cómo se interesó por la astronomía?
-El marco del inicio de la astronomía fue porque me gustaba mucho mirar la luna, me fascinaba porque me provocaba una relajación y admiración. Mis padres me complementaban con libros de astronomía. Otro punto que me llamó mucho la curiosidad fue el programa Ovni de Patricio Bañado del año 98. Entonces me generaba la intriga de qué eran esos cuerpos anómalos que se generaban en el cielo. Era justo el boom en aquellos años. Pero la verdad que algo que me originó, digo, me decantó de poder estudiar astronomía fue poder conocer todo lo que nos rodea. Una de las preguntas más difíciles que tenemos todos, ser humano y la humanidad, es sobre el sentido de la vida. ¿Qué es el sentido de la vida? Quería buscarlo de una manera científica.
-Además de la luna, ¿recuerda un fenómeno del Universo que lo haya marcado?
-Sí, fue a la edad de 10 años, cuando vivía en Argentina. En aquel tiempo llegó un astrónomo al colegio donde estaba, y llevó un telescopio para mirar el sol, las manchas solares. Después, ese mismo momento, durante el día, como estaba la luna, apuntó hacia la luna durante el día y se pudo ver también de una manera magnífica este satélite natural.
-¿Recuerda el momento que decide estudiar astronomía?
-Por supuesto que lo recuerdo muy bien. En primer lugar no estudié astronomía, primero estudié ingeniería civil electrónica. ¿Por qué? Porque en aquellos tiempos no estaba muy valorizado estudiar astronomía. La gente y la parte social decía que estudiar esta carrera me iba prácticamente a morir de hambre. Y al último año de carrera, me cambié a astronomía.
-¿Y de ahí fueron cuatro o cinco años más estudiando?
-Sí, casi 8 años más.
-¿Casi 8 años?
-Sí, yo me titulé a los 32 años y tengo 36 ahora.
-Después partes al extranjero a seguir estudiando…
-Lamentablemente ocurrió la pandemia, así que fue online. Pero me iba a ir al extranjero, estaba todo listo para irme a España. Me iba a ir a las Islas Canarias, a la Universidad de La Laguna, listo, todo acordado, pero llegó la pandemia y luego explotó el volcán.
-¿Recuerda algún mentor importante en su carrera?
-Cuando estaba chiquitito, cuando estaba en la media, participaba en los CIAA. ¿Qué son los CIAA? Congresos Internacionales de Aficionados a la Astronomía para compartir experiencia y conocimiento a todos los que les guste y les llama la atención esta ciencia. Y esto se reparte a nivel nacional. Y algo que me marcó una gran influencia y gran apoyo fue el astrónomo chileno Mario Hamuy. Y también el astrónomo argentino Gabriel Bengochea, que siempre venía acá a Chile a participar en estos congresos y dar divulgación.
-Cuando estaba estudiando astronomía, ¿alguna vez pensó en retirarse?
-Buena pregunta. En la carrera de astronomía uno se dedica a la investigación científica, a realizar publicaciones para ser valorado en el mercado. Esa es la verdad. Y para eso hay una alta competencia contra otros astrónomos. Prácticamente tú tienes un año para hacer la investigación y publicarla, porque si no se liberan los datos. ¿Qué significa eso? Que primero los datos son propios.
Si tú no llegas a ninguna conclusión, bueno, que los otros astrónomos también tengan la posibilidad de hacerlo. Y el primero que lo haga, ahí viene parte del capital y la valorización. Sí, es alta demanda en esa parte. Por lo tanto, se genera, si a uno le gusta, un grado de estrés totalmente alto y se reduce la vida social. Eso es lo que hace la vida de investigación, tanto en las universidades como en los observatorios. Sí, digamos las cosas como son, me generó mucha angustia por las limitaciones que me daba la carrera de astronomía. Y tuve el gran privilegio de conocer acá, la Fundación Parque de la Ciencia de Santo Domingo, un lugar que también permite la investigación y realizar la divulgación de la astronomía. Como el primer astrónomo aquí en la provincia de San Antonio, me dio un objetivo de generar un semillero cosmológico.
-¿Cómo impacta el interés por la astronomía en los jóvenes?
-Bueno, eso todo depende del crecimiento y el desarrollo tanto en el colegio como en sus casas. Ahora, lamentablemente, la moda está con la tecnología, uno se mete al teléfono inteligente y no está ni ahí con la ciencia, está más preocupado por el Instagram, el TikTok, que el YouTube, que el WhatsApp. Pero siempre hay algunos jóvenes que de verdad quieren saber más, y eso es lo que el parque atrapa y han llegado aquí al parque. Nosotros formamos una academia de astronomía para básica y para media, donde llegan esos jóvenes entusiastas a aprender de esta ciencia, y ellos, a través de lo aprendido aquí, lo comparten con sus compañeros en los colegios. Y se hacen actividades, ellos participan en olimpiadas nacionales de astronomía, y latinoamericanas también, en congresos escolares de astronomía, entonces ellos lo motivan para poder presentarse y tener un gran conocimiento y compartir la experiencia, que es lo más importante.
-¿Hay casos de jóvenes que ya estén estudiando en la universidad?
-Sí, hay varios jóvenes que ya están estudiando astronomía, que incluso se criaron aquí en el parque, o antes que yo llegara al parque estuvieron conmigo, y ya tenemos futuros astrónomos, ya este año van a salir tres que son de San Antonio.
-Al inicio surgió la pregunta sobre el sentido de la vida… ¿tiene alguna respuesta para ello?
-Buena pregunta. Preguntándome a mí sobre el sentido de la vida, ¿qué he logrado yo? Hasta ahora yo no he logrado ninguna respuesta, ha sido muy complicado. La astronomía no me lo podía hasta ahora responder. Pienso, creo, que el sentido de la vida se lo da el sentido del mismo universo, todo lo que ocurre. El sentido de la vida para mí, como Jaime, no como para la humanidad, es hacer las cosas que me provoquen felicidad. Eso es lo que estoy ya concluyendo. Hacer actividades o cumplir metas que de verdad me provoquen una felicidad extrema.
-¿Y lo está logrando?
-Estamos haciendo todas las cosas pertinentes de la felicidad. Ahora, una gran pregunta, ¿existirá una felicidad como tope? Yo creo que la felicidad es infinita, que uno puede ser feliz en cualquier momento. Para saber sobre la felicidad hay que vivir un proceso. Y ese proceso se llama experimentar la tristeza. Es la única manera de lograr la felicidad. Si no, no existiría. Por eso son los cambios de emoción.
-¿Dónde se imagina en diez años más?
-Mi objetivo es no irme de acá. Yo adoro mucho el Parque de la Ciencia. Yo me siento muy cómodo. Siento que es un lugar donde puedo crecer enormemente. El parque de verdad es algo maravilloso. Una gran oportunidad. Que las empresas privadas, especialmente el puerto, puedan apoyar a esta gran infraestructura, este rico lugar, espacio de conocimiento que no existe en otro lugar de Chile. Yo quiero estar acá. Ver el futuro es imposible hasta ahora. Si tuviéramos la oportunidad de ver el futuro, el destino de cada uno ya estaría escrito. Es decir, en qué momento podríamos morir. Ya lo sabríamos. Así que ver el futuro es imposible. Yo quiero estar acá en este momento como presente. Si las cosas ocurren en otro espacio, o llega la deserción aquí del parque, mi camino futuro sería el doctorado. Sí o sí sacar un doctorado afuera. Y dedicarme, lamentablemente, a la investigación. Pero ahora, como Jaime, yo quiero estar acá.
-Usted dice "lamentablemente" porque es una presión…
-Me da felicidad estar acá, ¿por qué digo lamentablemente? Porque me di cuenta que la investigación no me da la felicidad. Sería para la existencia del ser humano, para poder sobrevivir y tener algo rentable para trabajar. Eso es.
-¿Ha rechazado propuestas?
-Muchas propuestas. Y me han venido a buscar. La Universidad de Heidelberg en Alemania, por la motivación, incluso me han venido a buscar de un observatorio, me han llamado a propuestas, incluso hasta de Rapa Nui, a realizar investigación y divulgación. Pero yo soy de San Antonio y quiero potenciar mi ciudad como profesional aprovechando que soy de acá.
"El marco del inicio de la astronomía fue porque me gustaba mucho mirar la luna, me fascinaba porque me provocaba una relajación y admiración. Mis padres me complementaban con libros de astronomía",
Jaime Giannelloni
"La moda está con la tecnología, uno se mete al teléfono inteligente y no está ni ahí con la ciencia, está más preocupado por el Instagram, el TikTok, que el YouTube, que el WhatsApp",
Jaime Giannelloni