Aguas chilenas: una inspiración a todo nivel
Navegamos por los distintos afluentes que permean las artes, la música y las humanidades. Podemos evidenciar el protagonismo indiscutido del litoral en cada letra y trazo.
Yvaín Eltit - Presidente Sociedad de Folclor Chileno.
Nuestro territorio costero es de 6.435 km de longitud, desde Arica, pasando por la provincia de San Antonio hasta el Cabo de Hornos. Ejerce derechos exclusivos, reclamaciones de diverso grado y soberanía sobre su espacio marítimo, llamado "Mar chileno".
En total existen 375 lagos y 1.251 ríos en el país. Con una fauna local única, algunas aves características son el pato real, la gaviota y la fardela, presentes en la Reserva Nacional El Yali, Santo Domingo.
Torrentes y marejadas han sido materia creativa para artistas, escritores y folcloristas, quienes se asentaron en San Antonio y sus alrededores, como Vicente Huidobro, Clara Solovera Cortés, Nicanor Parra Sandoval, Roberto Escobar Budge, etc.
La Guerra del Salitre (Pacífico), no sólo fue un conflicto entre la oligarquía vasco-acriollada y sevillana para emparentarse con los grandes capitales ingleses, acarreó el inicio de un imaginario insospechado. La contienda en el denominado "Combate Naval de Iquique" y la valentía del capitán Arturo Prat Chacón (21 de mayo de 1879), implicó una inmortalización del héroe desde bustos y su rostro en billetes de $10.000, hasta una serie de pintores, por ejemplo en la "Muerte de Arturo Prat en la cubierta del Huáscar" (1880) por el británico Thomas Somerscales, o cuadros de autores nacionales, entre ellos, "Capitán de Fragata Arturo Prat Chacón" (1879) por Alfredo Valenzuela Puelma; "Arturo Prat y la gloria" (1883) por Cosme San Martín.
En la música clásica, la delantera la lleva Domingo Santa Cruz Wilson, compositor e intelectual, vecino de Isla Negra. Escribió su "Cantata de los Ríos de Chile" (1941) Op. 19 para coro mixto y orquesta, con sus dos movimientos: "Maipo, torrente de cordilleras", y "Río Aconcagua, telar de los cielos". Más tarde repitió la historia, cuando en estos parajes compuso en su casa de verano, el ciclo "Canciones del Mar" (1955) Op. 29, para soprano y piano, siendo 12 en total.
Sin embargo, por excelencia olas, caracolas, mascarones de proa, fueron el epicentro poético de Pablo Neruda, Premio Nobel de Literatura (1971). En sus 3 residencias dejó de manifiesto su admiración por el ambiente océanico: "La Chascona" (Santiago), "La Sebastiana" (Valparaíso), y acá en Isla Negra, siempre con su gran musa: Matilde Urrutia. En su obra se percibe una trascendencia literaria marina, desde sus odas, en las que elogia al caldillo de congrio y al mar; rindió homenaje a Latinoamérica en "Canto General" (1950), o desató su inagotable pasión por Matilde en "Los versos del capitán" (1952).
Oreste Plath, folclorólogo y escritor, recorrió la patria de punta a cabo, desentrañó costumbres, comidas, ritos y cuánto encontró. Empezó con poemas como "Managuá" (1928), "Estatua en la ola" (1929) y "Sombras en el Atlántico" (1939). En textos centrales para la sabiduría popular como "Baraja de Chile" (1946), "Folklore chileno" (1962) y "Geografía del mito y la leyenda chilenos" (1973), abordó temáticas acuáticas cotidianas.