La esforzada madre y su hija que transforman vidas con una academia de artes aéreas
Patricia Zamora y Francisca Hijonosa lideran este proyecto que no solo promueve el arte y el deporte, sino que también refleja su resiliencia y pasión. Su historia es una prueba del poder de reinventarse y perseguir aquello que llena el alma.
En el corazón de Villa Italia, en San Antonio, la academia OnAir Artes Aéreas (@onair.cl) está transformando vidas, tanto de sus estudiantes como de sus fundadoras. Patricia Zamora y su hija Francisca Hinojosa son las mentes detrás de este lugar que ha ganado notoriedad en la zona por su enfoque apasionado y su compromiso con la disciplina artística.
Antes de emprender esta travesía, ambas llevaban estilos de vida que las mantenían ocupadas en trabajos tradicionales, alejadas de sus sueños creativos. Sin embargo, Patricia decidió dar un giro radical, incursionando en el mundo del aerial yoga, la lira acrobática, el bungee dance y workout, y obteniendo las certificaciones necesarias para enseñar estas disciplinas. Inspirada por su madre, Francisca siguió sus pasos años más tarde, aprovechando el tiempo que dejó la pandemia para sumarse al proyecto familiar.
El camino no ha sido fácil. La academia ha enfrentado retos significativos, como los encierros por la crisis sanitaria, los altibajos de un negocio en crecimiento y la pérdida de seres queridos. No obstante, estos desafíos solo han fortalecido su determinación, consolidando su lugar en la comunidad y en la vida de quienes se aventuran a practicar estos exigentes ejercicios.
Hoy Patricia y Francisca celebran el lugar al que han llegado, liderando juntas una academia que no solo promueve el arte y el deporte, sino que también refleja su resiliencia y pasión. Su historia es una prueba del poder de reinventarse y perseguir aquello que realmente llena el alma.
Giro a la vida
Antes que existiera la academia, la vida de Patricia transitaba como la de todos: tenía una rutina, un trabajo que le consumía su tiempo completo y una familia que también demandaba su atención. "Yo siempre me dediqué a la costura, a la papelería, todo lo que era manualidad. De hecho, todavía tengo mi página, aunque lo hago muy poco. A la gente de San Antonio le he hecho casi todos los partes de matrimonio, tarjetitas de cumpleaños, todo", comenta.
Francisca, por su parte, estaba dedicada a otra función totalmente distinta a la de su madre: se desempañaba en el área de la peluquería, a lo que se dedicó por 10 años. "Si lo vemos en cuanto a lucas, yo antes en un día me podía hacer, muchas veces, lo que me hago en un mes. El cambio, al principio, igual fue fuerte porque en la peluquería me iba regio. Lo que es belleza se paga bien, la gente no deja nunca de comer ni de cortarse el pelo", declara.
Sin embargo, Patricia sería la primera en dar un giro a su vida al tomar clases de aerial yoga, es decir, una disciplina innovadora que fusiona yoga, pilates, y danza con desafiantes acrobacias realizadas en un columpio suspendido. Tiempo después se certificó en esta materia y abrió su academia. "Cuando lo hicimos, este espacio era un garaje, y mi marido me dice por qué no armas aquí, pones tus telas, y te cuelgas para descansar de la pega que yo hacía en donde pasaba sentada todo el día. Y empezamos a construir", asevera.
A pesar del impulso inicial, aquello no fue suficiente, por lo que Francisca debió intervenir para que todo transcurriera. "En un inicio, mi mamá empezó a recibir así como a la amiga que quería probar una clase, había chiquillas que venían de Santiago que estaban solo por el fin de semana, a veces daba clases, a veces no. Estuvo así todo el verano, pero en marzo fue el boom. Le dije a mi mamá 'este es tu horario, el lunes empiezas'".
Pandemia y torneo
El proyecto fue adquiriendo cuerpo hasta que se desató el estallido y la posterior pandemia. Según Patricia, "antes estábamos hasta las 11 de la noche, empezó a llegar mucha gente, y con la pandemia tuvimos que parar. Ahí decidimos dar clases en línea, lo que me costó un mundo porque me daba como lata hacerlo así".
En medio del encierro producto de la pandemia, Francisca se empezó a preparar cambiando de rubro desde la peluquería a las disciplinas aéreas. "Yo podía ayudar, sabía, entrenaba con mi mamá de repente, pero hay otras cosas que tenía que saber. Me empecé a preparar, me certifiqué en el aerial yoga, luego en la lira y en la flexibilidad".
Para eludir la crisis generalizada producida por la pandemia, se vendieron equipos y se fijaron las clases híbridas. Las alumnas que no podían asistir, y que tenían implementos, podían realizar las rutinas de ejercicios desde sus casas.
En medio de esto, surgió una iniciativa que ayudó a levantar los ánimos: que Patricia participara el 2021 en un campeonato mundial de lira acrobática, es decir, la disciplina que consiste en realizar acrobacias con un aro de acero suspendido del techo. "Mi profesora, la Jess, nos dice 'oye, hay una competencia mundial'. Y yo dije 'de adónde, si estoy vieja para esas cosas', pero me dijo que lo tomara como una experiencia".
Como era en línea, Patricia mandó un video y fue seleccionada. Compitió en la categoría amateur senior y logró el primer lugar regional. Luego, fue ambiciosa y compitió en el mundial, obteniendo el segundo puesto en su categoría. "Fue súper lindo, pero estresante. Cuando grabamos el video, fue muy tenso, porque lo grabé muchas veces, quedé toda moreteada. Contratamos a un amigo para que nos sacara unas fotos, pero fue súper lindo".
Momentos difíciles
Pero la vida traería para esta madre e hija otras vivencias, ahora mucho más lamentables y difíciles. Y es que a fines del 2021, una serie de enfermedades afectaron a la madre de Patricia, y, con el tiempo, provocaron pérdidas irreparables como la de su padre.
"Mi mamá se descompensó en octubre y ahí tuve que parar. Yo me fui a cuidarla 24/7 a mi mamá, ahí paramos. Empezamos a lograr que ella retomara su ritmo, que se tomara los remedios, no quería llevarla al hospital en ese momento de pandemia, teníamos muchos temores. Y se mejoró, retomé las clases, y hasta tuvimos una presentación en el Centro Cultural de San Antonio, en marzo del 2022", recuerda.
Al tiempo después su padre fue afectado por una enfermedad que lo mantuvo por días en el hospital. "Cuando salió, estábamos todas felices, lo fuimos a buscar pero duró dos días y tuvimos que partir de nuevo con él. Mi padre tenía hemofilia, no fue un niño tratado en esos tiempos", afirma.
Por su parte, Francisca apunta que "lo último que hizo bien fue pasar las fiestas del 2022. Él pasó el Año Nuevo acostado, y al otro día como que se desconectó". Falleció en abril del 2023.
Actualidad
Aunque lo anterior significó un golpe para ambas y toda su familia, siguieron adelante. En el presente, Patricia asegura contar con alrededor de 90 personas que participan en clases de diversas disciplinas aéreas. "Aquí vienen niñas y adultas. El rango de edad es desde los cinco años hasta casi 70 años. Podríamos decir que la alumna mayor tiene sesenta y algo, y parece de 30", manifiesta.
Pero este espacio no solamente está abierto para las mujeres, sino que los hombres también son bienvenidos. "Hemos tenido hombres, muchos alumnos hombres. De repente dicen 'no, estos son ejercicios para mujeres'. No, para nada. Aquí desarrollas fuerza. Tengo chiquillos que han ido al gimnasio y me dicen 'oye, Patricia, con tres clases de lira he ganado mucho más fuerza que seis meses en el gimnasio'. Y eso pasa porque acá el entrenamiento es distinto", sentencia.
Sin embargo, no todo es fuerza. Muchas veces Francisca ha lidiado con recuerdos y conmociones de sus alumnas. "Nosotros no solamente enseñamos. Nos toca la otra parte. Muchas veces es complicado ser como la contención del alumno, sea niño o adulto. A veces llegan los papás, y dicen 'si no deja que te acerques, o si llora, no te preocupes'". Por su parte, Patricia añade que "con las alumnas grandes es igual. De repente hay cosas que les da miedo, haces un ejercicio, hay una caída, y te recuerda algo que no te hizo bien en un momento, es como que se te revuelve toda la cabeza. Y eso también se va superando aquí".
Para el futuro próximo se esperan horarios para embarazas, todo esto por el actual embarazo de Francisca. "Voy para los cinco meses pero sigo haciendo mis clases acá, no he parado nada, tengo pocas restricciones porque mi cuerpo está acostumbrado. Mientras pueda seguir, seguiré. El estar embarazada no es una enfermedad, entonces mi idea es juntar un grupo de mujeres e ir haciendo talleres de cuatro sesiones, o seis, donde podamos trabajar el cuerpo", finaliza.
"El cambio, al principio, igual fue fuerte porque en la peluquería me iba regio. Lo que es belleza se paga bien, la gente no deja nunca de comer ni de cortarse el pelo",
Francisca Hinojosa
"Aquí vienen niñas y adultas. El rango de edad es desde los cinco años hasta casi 70 años. Podríamos decir que la alumna mayor tiene sesenta y algo, y parece de 30",
Patricia Zamora